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En las últimas semanas se ha multiplicado las noticias sobre diferentes robos ocurridos en las localidades de la Comarca Andina, a un lado y otro del Paralelo 42°, en muchas ocasiones tratándose de delitos extremadamente violentos y con el uso de armas de fuego o blancas.
La difícil problemática, de múltiples aristas, se choca la con la realidad que sufre nuestra región en materia de seguridad: poco personal y limitados móviles para jurisdicciones muy amplias; poca cobertura de cámaras de monitoreo que en algunos casos ni siquiera funcionan correctamente y nuevas modalidades delictivas que antes no se registraban en la Comarca Andina como robos calificados o con el uso de inhibidores de alarmas, por mencionar algunos ejemplos.
Repasando algunos de los últimos hechos delictivos, se pueden mencionar el asalto que sufrieron dos mochileras mientras caminaban rumbo a un camping en el barrio Los Hornos, en El Bolsón, en donde tres sujetos tras amenazarlas con un cuchillo le sustrajeron todas sus pertenencias.
O el robo que sufrió un matrimonio, vecinos de Las Golondrinas en donde los malvivientes, de forma violenta ingresaron a su hogar increpando: “Sabemos que son docentes, donde están los dólares”. En esta ocasión, el botín fue de 900 dólares y algunos otros objetos de valor.
También, días atrás se produjo otro hecho delictivo en el paraje Rincón Currumahuida, en la localidad de El Hoyo, cuando tres sujetos encapuchados ingresaron a la vivienda de un matrimonio mayor aprovechando que la puerta estaba abierta. Empujaron a la mujer y le causaron heridas en una pierna. En este caso, tras sustraer un celular, los delincuentes fueron corridos a los sillazos por el dueño de casa.
En la misma localidad, pero en esta ocasión en la zona del Pedregoso, un par de días después, dos sujetos a plena luz del día llegaron a la casa de un ex intendente y conocido empresario maderero, con la excusa de pedir agua para un vehículo presuntamente averiado en la ruta. Cuando le permitieron el acceso al predio de la vivienda, tomaron del brazo a la víctima e ingresan al interior de la vivienda. Allí, mientras uno lo tenía retenido, el restante revisaba el interior del inmueble, incluyendo los dormitorios y el baño. Minutos después huían luego de sustraer joyas, perfumes y hasta un juego de cubiertos antiguo.