La Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia rechazó la impugnación extraordinaria de la defensa de un excoordinador de un Batallón de Exploradores de Don Bosco que abusó dos veces de un menor y fue condenado a 4 años y medio de cárcel.
El fallo lo firmaron Camila Banfi y Alejandro Panizzi, que no admitieron el recurso del defensor Osvaldo Heiber y respaldaron la investigación de la fiscal de Trelew Julieta Gamarra. “Los argumentos empleados por el señor defensor sólo discrepan con las premisas fijadas en la sentencia cuyo control pide. Pero tal oposición no anula elfallo, sin alegarse errores patentes en el mérito del tribunal”, escribieron los ministros de la Sala Penal.
Los episodios datan de 2013 y la calificación jurídica fue abuso sexual simple agravado por la condición de guardador. La causa estuvo a punto de prescribir. La Cámara Penal también había confirmado la condena.
Ya tras el fallo de primera instancia Gamarra dijo tras el fallo de primera instancia que “esta causa tiene mucha incidencia social por el contexto en que ocurrieron, por la institución involucrada y por estar involucrados muchos menores dentro del Batallón”.
El primer episodio ocurrió en enero de 2013 en zona de Parque Los Alerces, en el campamento anual al que concurrió gran parte del batallón 90 y duró once días. Estaba el imputado como coordinador y el menor de trece años como integrante de una patrulla. Ambos quedaron seleccionados para compartir una de las carpas junto a otros dos compañeros.
En una de las primeras noches y cuando los menores se habían ido a dormir irrumpió el coordinador, que se sacó la ropa y se metió dentro de la bolsa de dormir de la víctima, que se durmió.
Aprovechando su superioridad como líder dentro del movimiento y que su víctima era un niño bajo su custodia, lo abusó, aún a pesar que por lo que sucedía despertó, continuando con su aberrante accionar.
El niño intentó defenderse, ya que el imputado insistía con todo tipo de tocamientos, y decidió ir a buscar su navaja, la clásica que tienen todos los exploradores que creyó tener en algún bolsillo del pantalón, pero no la encontró. Por la mañana contó lo sucedido a los amigos y no le contó a ningún adulto pues temía que se burlaran o que suspendieran el campamento.
El segundo de los hechos ocurrió el mismo año, el 9 de agosto por la noche en un campamento de tres días en chacra San Roque en la zona de Treorky, entre Trelew y Gaiman. Esta vez no eran más de 20 chicos y el menor ya contaba con catorce años.
Quedaron en la misma carpa y el imputado hasta mandó a algunos chicos para que se distribuyan en otras, quedando solamente uno más junto a ellos. En la primera de las dos noches el afectado se acostó pero para prevenirse lo hizo con la navaja multiuso. El coordinador lo abusó igual, sin dejarla en paz. En un momento, cuando lo manoseaba intensamente, el menor se sentó y con la navaja en la mano lo insultó, dejándole en claro que no deseaba participar de su “juego. El agresor lo alumbró con su linterna y le decía: “¿Qué te pasa?¿estás soñando?. El otro compañero de carpa dormía. Al otro día, la víctima contó a sus amigos y dijo que no quería dormir más con el coordinador, aunque sin dar la verdadera razón.