Varias generaciones en Trelew recordarán con cariño los momentos de alegría vividos durante su infancia en la única calesita de la ciudad. Hoy, esa misma calesita lamenta la pérdida de Manolito, su dedicada labor.
Manolito fue el encargado de mantener viva la magia de la calesita, asegurándose de que nunca pasara de moda. A pesar del cambio de generaciones, siempre había niños esperando para dar una vuelta más. Cuidó de la calesita como si fuera su propio hijo, trasladándola de su primera ubicación en el ACA, luego cerca del Museo Pueblo de Luis, y más recientemente en la Laguna Chiquichano. Y está en la memoria de muchos habitantes a quienes les ha obsequiado un paseo gratis.
Con sus 46 años, hoy la calesita y la comunidad de Trelew se despiden con un emotivo «hasta pronto» de su querido Manolito.