El Gobierno comprará dólares al BCRA para pagar deuda en moneda extranjera, evitando deuda nueva y usando fondos propios.
Según informó Ámbito, el Tesoro argentino, a través de su Secretario de Finanzas, anunció la compra de 2.701 millones de dólares al Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Estos fondos se destinarán a cubrir pagos de capital en dólares y euros correspondientes a los bonos Globales y Bonares, con vencimiento en enero de 2025. Los pagos de renta para esos mismos bonos, que también vencen en enero, ya fueron asegurados con una compra previa de dólares.
La fuente de los fondos del tesoro para la adquisición de dólares
El Tesoro ha logrado financiar esta compra significativa de divisas a pesar de la limitada capacidad de generación de superávit fiscal. Hasta septiembre, el superávit financiero acumulado era de aproximadamente 2,44 billones de pesos, pero el Gobierno ha realizado compras de dólares al BCRA por un monto acumulado de 9,68 billones de pesos, superando así considerablemente el saldo positivo que pudieran haber generado sus cuentas fiscales.
Con este contexto, surge una pregunta natural: ¿de dónde provienen los pesos que le permiten al Tesoro adquirir estos dólares? La respuesta radica en el traslado de pasivos remunerados, inicialmente en posesión del BCRA, hacia el Tesoro. Estos pasivos son instrumentos de contracción monetaria que el Banco Central utiliza habitualmente para absorber pesos en circulación y evitar que ejerzan presión sobre los precios o el tipo de cambio. Sin embargo, al ser trasladados al Tesoro, pierden esa función de contracción: aunque estos fondos pueden depositarse en el BCRA, el Tesoro mantiene discrecionalidad sobre su uso, lo cual le permite disponer de ellos en operaciones estratégicas como la reciente compra de dólares.
Esta política permite que el Tesoro emplee estos fondos sin recurrir a nueva emisión de pesos o a financiamiento externo, logrando así obtener los dólares necesarios para sus vencimientos en el corto plazo. No obstante, la maniobra pone en cuestión el efecto cambiario que podrían tener estos fondos si fueran liberados hacia el sistema en otro contexto, especialmente en una eventual flexibilización del control de cambios.
La disponibilidad de dólares en el BCRA y el rol del blanqueo de capitales
Una interrogante importante es cómo el BCRA puede proveer dólares al Tesoro pese a la situación de reservas netas negativas que atraviesa. Aquí entra en juego el programa de blanqueo de capitales, el cual, aunque no persigue directamente objetivos fiscales, ha permitido sumar reservas brutas al Banco Central. El blanqueo de capitales, lejos de buscar una reactivación económica, ha dotado al BCRA de un mecanismo para fortalecer sus reservas brutas, facilitando así sus compromisos de pago de deuda a través de una entrada controlada de divisas.
Para los bonistas, en particular aquellos internacionales, el origen de estos dólares es secundario. Su principal interés es recibir los pagos en tiempo y forma, independientemente de que los fondos provengan del FMI, como en 2018, o de capitales blanqueados por ciudadanos. Esta dinámica explica el aumento en la cotización de los bonos en los últimos meses, un reflejo de la confianza del mercado en la voluntad y capacidad de pago del gobierno a corto plazo.
Perspectivas a futuro y potenciales riesgos
A través de esta estrategia, el Tesoro ha logrado capitalizar los pesos que estaban destinados a contener presiones sobre precios y el tipo de cambio y combinarlos con los dólares provenientes del blanqueo para cumplir con los vencimientos de deuda. Sin embargo, esto implica que una porción significativa de pesos que eran respaldo de los depósitos y estaban originalmente en el BCRA han sido utilizados para cubrir necesidades del Tesoro, en este caso comprar dólares para el pago de deuda y así disminuir las reservas netas de la entidad.
En conclusión, la decisión del Tesoro de realizar esta compra de dólares al BCRA sin recurrir a deuda adicional o emisión de pesos representa un alivio temporal y es una buena noticia para el cumplimiento de los compromisos de deuda. No obstante, la dependencia de dólares provenientes de fuentes no sostenibles, como el blanqueo de capitales, y la redistribución de pasivos remunerados en el Tesoro resaltan un enfoque de corto plazo, que si bien otorga al gobierno margen de maniobra, plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de esta estrategia en el futuro inmediato.