Cambios barrera sanitaria Patagonia. El rediseño de la barrera sanitaria en la Patagonia tomó un nuevo impulso tras la reunión del Consejo Federal Agropecuario Patagónico (CFAP) en Trelew. El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) propuso modificar el sistema actual y reducir los puntos de control fijos. A partir del 1 de abril, se prevé la implementación de cuatro puestos fijos y siete móviles.
El objetivo del cambio es hacer la barrera más eficiente y adaptable a las necesidades sanitarias de la región. Sin embargo, la falta de detalles sobre su implementación generó incertidumbre en los sectores productivos. Tanto los ganaderos como los fruticultores temen que una flexibilización de los controles provoque perjuicios sanitarios y económicos.
Desde SENASA, la información sobre los cambios fue mínima y estuvo bajo un estricto control oficial. «No estamos autorizados a dar información. Toda la comunicación está centralizada en el Ministerio de Economía de la Nación», aseguraron fuentes del organismo. Esta postura generó desconfianza en los productores, que exigen mayor claridad.
El ministro de Desarrollo Económico y Productivo de Río Negro, Carlos Banacloy, explicó que la propuesta contempla la unificación de tres puntos estratégicos en Catriel-25 de Mayo, La Adela y Río Colorado. «Todavía no es una decisión definitiva, pero sí una iniciativa de SENASA», aclaró. Pese a estas declaraciones, el temor por los efectos del nuevo esquema sigue en aumento, publicó #LA17.
Uno de los principales problemas que tiene la barrera sanitaria es el ingreso ilegal de carne con hueso desde el norte del río Colorado. Los precios de los cortes vacunos en la Patagonia son más altos que en el resto del país, lo que impulsó el contrabando. La reducción de los controles podría agravar esta situación, afectando a los productores locales.
Desde la Federación de Sociedades Rurales de la Patagonia advirtieron sobre las consecuencias de un sistema más laxo. «Si no hay controles rigurosos, el contrabando de carne va a seguir en aumento, perjudicando a toda la cadena productiva», señalaron. La preocupación también se extiende a los consumidores, que ya pagan precios elevados por la carne.
El sector frutícola también se vería afectado por la posible flexibilización de los controles sanitarios. Productores de peras, manzanas y cerezas temen que la falta de fiscalización facilite el ingreso de plagas, como la Mosca de los Frutos. Esto pondría en riesgo las exportaciones a mercados internacionales.
En los últimos años, la Patagonia logró consolidar su estatus sanitario diferenciado, lo que fue clave para acceder a mercados exigentes. «Si se permite el ingreso de productos sin los mismos estándares sanitarios, se pone en peligro la competitividad de la región», alertaron desde la Cámara de Fruticultores Integrados. La incertidumbre sobre la continuidad de estos controles es un factor de preocupación.
El hermetismo del Gobierno nacional en torno a esta medida generó fuertes críticas en la región. Las autoridades locales y los productores solicitaron respuestas claras, pero hasta el momento no obtuvieron información concreta. Esta falta de transparencia solo agrava la incertidumbre.