Infraestructura petrolera 2025. El 2025 se perfila como un año clave para el desarrollo de infraestructura de transporte de hidrocarburos en América Latina, con el petróleo ganando protagonismo frente al gas natural. La acelerada expansión de plays clave como Stabroek en Guyana, el Presal en Brasil y Vaca Muerta en Argentina impulsa la producción de crudo, con una proyección conjunta de 5,8 millones de barriles diarios (bpd) para 2027.
Ese escenario es elaborado por la consultora Gas Transition Consultant, que dirige Luciano Codeseira, en un paper exclusivo para sus clientes, al que accedió +e. El análisis indica que la infraestructura para gas natural enfrenta desafíos adicionales, desde la necesidad de plantas de licuefacción hasta la incertidumbre política y comercial global, especialmente en el contexto de la administración Trump 2.0 en EE.UU.
Petróleo: dinamismo y oportunidades de exportación
El crecimiento de la producción petrolera en la región encuentra en la infraestructura de transporte un pilar clave. En Argentina, el oleoducto Vaca Muerta Sur (VMOS) es la apuesta más avanzada para fortalecer las exportaciones, con una inversión de 2.200 millones de dólares y una capacidad inicial de evacuación de 180.000 bpd, que se duplicará en la próxima década. En paralelo, otros proyectos como Odelval y OTASA incrementarán la capacidad total de transporte a más de 1,1 millones de bpd en Argentina.
Por otro lado, el crecimiento de la demanda china de gas licuado de petróleo (GLP), que alcanzará 33,6 millones de toneladas métricas (MMTn) en 2025, podría generar oportunidades para nuevos proveedores en la región, como Argentina, frente a la incertidumbre en la relación comercial entre China y EE.UU.
GNL: un desarrollo más lento pero con grandes oportunidades
A diferencia del petróleo, Gas Transition Consultant indica que el desarrollo de infraestructura para gas natural avanza con mayor lentitud debido a la necesidad de plantas de licuefacción, gasoductos de evacuación y acuerdos comerciales de largo plazo, publicó Más Energía. En Argentina, los proyectos Southern Energy y Argentina LNG buscan consolidar la exportación de gas natural licuado (GNL) con una capacidad conjunta de 25 millones de toneladas por año (MTPA) hacia finales de la década.
El proyecto Southern Energy, liderado por Pan American Energy, Pampa Energía, Harbour Energy, YPF y Golar LNG, prevé instalar un buque de licuefacción flotante en el Golfo San Matías para exportar 11,5 MMm3/d de gas natural a partir de 2027, con una inversión de 2.900 millones de dólares.
En México, las exportaciones de GNL enfrentan incertidumbre por las políticas proteccionistas de EE.UU. bajo la consigna «America First», que podría afectar la viabilidad de proyectos de licuefacción que apuntaban a aprovechar la salida al Pacífico del gas del Permian.
En Colombia, el descubrimiento del campo offshore Sirius, con reservas estimadas en 6 billones de pies cúbicos (TCF), marca un hito para la industria, aunque su entrada en operación no será antes de 2029. En el corto plazo, el país enfrenta desafíos de suministro de gas, con inversiones urgentes de 2.000 millones de dólares en infraestructura de transporte y regasificación.
¿Cómo se transportará el gas de Vaca Muerta a Brasil?
Según la consultora, uno de los grandes debates en la región es la mejor ruta para exportar el gas de Vaca Muerta a Brasil, un mercado que busca diversificar su matriz energética y reducir la dependencia de las condiciones hídricas. Existen tres alternativas principales para transportar el gas por ducto:
- A través de Bolivia: a través de la infraestructura existente, con una inversión mínima pero con riesgos asociados a la inestabilidad política y económica boliviana.
- Ruta bioceánica vía Paraguay: Con una inversión estimada de 2.000 millones de dólares, permitiría conectar Argentina y Brasil sin depender de Bolivia y fortalecer la economía paraguaya.
- Conexión directa Argentina-Brasil: Un proyecto que lleva décadas en estudio, pero enfrenta desafíos por la cercanía con terminales de regasificación en Brasil y el avance de nuevos proyectos de licuefacción en Argentina.
Sin embargo, Brasil avanza en la autosuficiencia de gas con la expansión del gasoducto Rota 3, que conectará el Presal con el Polo Gaslub en Itaboraí, y con una producción de 150 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d), de los cuales solo 60 MMm3/d se destinan al mercado interno. Esto podría limitar el margen de importación de gas argentino por ducto en el futuro.
Argentina y la segunda etapa del GPNK
En el plano interno, la infraestructura clave para la expansión del gas de Vaca Muerta es la segunda etapa del Gasoducto Perito Moreno (ex Néstor Kirchner). La obra, impulsada por el Decreto 1060/2024, fue declarada de interés público nacional, con una inversión inicial de 500 millones de dólares liderada por Transportadora de Gas del Sur (TGS). Este gasoducto permitirá aumentar el transporte hacia el Litoral y sustituir importaciones de GNL y gasoil, aportando 14 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) al sistema a partir de 2026.
En Brasil, la expansión de la infraestructura de gas se enfoca en el desarrollo de terminales de regasificación de GNL, con siete terminales operativas y nueve en planificación. A diferencia de otros mercados, la demanda de gas en Brasil depende en gran medida del nivel de agua en sus represas hidroeléctricas, lo que favorece la flexibilidad del GNL sobre el suministro por gasoductos.
En Perú, se estudian nuevas expansiones del Gasoducto Sur Peruano para mejorar la distribución interna de gas, mientras que en Colombia, la reactivación del gasoducto Antonio Ricaurte, que conecta con Venezuela pero ha estado inactivo por una década, podría representar una solución estratégica para el suministro a futuro.
De acuerdo al análisis de Gas Transition Consultant, el futuro de la infraestructura de transporte de hidrocarburos en América Latina dependerá de múltiples factores: la estabilidad política y económica, la demanda internacional y la disponibilidad de financiamiento para megaproyectos. Mientras que el petróleo sigue siendo el motor del crecimiento energético, el gas natural enfrenta una encrucijada entre la integración regional por ductos y la globalización del mercado a través del GNL.