El intendente de Esquel, Matías Taccetta, anunció la solicitud de renuncia de todos los miembros de su gabinete en el marco de una supuesta reestructuración gubernamental. Sin embargo, lejos de una renovación real, los nombres que comienzan a sonar para ocupar cargos claves revelan una tendencia al reciclaje político y al retorno de figuras altamente cuestionadas por la sociedad.
Un cambio sin renovación: las mismas caras de siempre
Aunque se presentó como un ajuste para mejorar la gestión, los nuevos nombres propuestos han generado controversia. Entre ellos destaca Elba Willhuber, exdiputada provincial y exministra de Familia de Chubut, cuya trayectoria política ha sido recientemente cuestionada por su presunta inacción en el ejercicio de sus funciones. Además, Willhuber es esposa de Rafael Williams, lo que ha despertado críticas sobre posibles designaciones por lazos políticos más que por mérito. Su nombre fue mencionado recientemente por el periodista Darío Fernández como un caso emblemático de “ñoquis de la política”.
Otra figura en consideración es Valeria Saunders, exconcejal de Esquel y exministra de Familia, conocida por su alineación incondicional con el exgobernador Mariano Arcioni, cuya administración es recordada como una de las peores en la historia de Chubut. La comunidad ha expresado en reiteradas ocasiones su rechazo hacia Saunders, quien es vista como parte de la continuidad de un modelo político desacreditado, señala chubut.org.
Reacomodamientos por acuerdos políticos
Lejos de fundamentarse en un análisis del desempeño de los actuales funcionarios, los cambios en el gabinete parecen responder a acuerdos políticos que nada tienen que ver con la gestión municipal. La decisión de incorporar a figuras que ya han sido repudiadas por la ciudadanía refuerza la percepción de que no hay un compromiso real con el cambio, sino una rotación de las mismas piezas dentro del tablero político.
En las últimas elecciones, los ciudadanos manifestaron su descontento con las viejas estructuras de poder y pidieron transformaciones profundas en la forma de gobernar. Sin embargo, la estrategia de Taccetta sugiere que las demandas de la gente no están siendo escuchadas, y que las prácticas tradicionales de la política siguen intactas.
Un futuro incierto para la gestión municipal
Mientras se esperan confirmaciones oficiales sobre las nuevas designaciones, la comunidad observa con escepticismo estos movimientos, que parecen ser más un reparto de cargos que un intento genuino por mejorar la administración municipal.
El intendente de Esquel enfrenta un desafío crucial: demostrar que su gobierno no es solo una continuidad de las viejas costumbres políticas que la gente rechazó en las urnas. Pero con las primeras decisiones tomadas, la posibilidad de un verdadero cambio parece cada vez más lejana.