Elon Musk, famoso por impulsar innovaciones que desafían lo establecido, volvió a generar revuelo al asegurar que los celulares tienen los días contados. En su visión, serán reemplazados por una conexión directa entre el cerebro y la tecnología, transformando por completo la forma en que nos comunicamos e interactuamos con el mundo digital.
La afirmación, surgida en el marco de sus ambiciosos proyectos tecnológicos, despertó una ola de reacciones divididas entre la fascinación y la duda. ¿Cuál es, entonces, la alternativa que plantea Musk frente a los teléfonos inteligentes, hoy tan integrados en nuestra vida cotidiana?
El futuro sin celulares, según Musk
Para Musk, el sustituto del smartphone no será otro aparato físico, sino una interfaz cerebral desarrollada por Neuralink, su empresa dedicada a la neurotecnología. El concepto apunta a un sistema de implantes que permitirá a las personas controlar dispositivos digitales y comunicarse mediante pensamientos, sin necesidad de pantallas, teclados ni comandos de voz.
Ya se han logrado avances concretos. El caso de Noland Arbaugh, la primera persona en recibir el implante y manejar una computadora con la mente, representa un hito clave en esta visión de un mundo donde la mente y la tecnología convivan sin intermediarios, reseñó iProfesional.
Las empresas detrás del imperio
Además de Neuralink, Elon Musk lidera varios proyectos revolucionarios. Es CEO de Tesla, la compañía que transformó la industria automotriz; fundador de SpaceX, que busca llevar humanos a Marte; y dueño de The Boring Company, centrada en soluciones de transporte urbano subterráneo.
También está al frente de X Corp, la firma que gestiona la red social X (antes Twitter), y tuvo un rol clave en la creación de OpenAI, aunque ya no forma parte activa. Todas estas compañías reflejan su ambición por modificar radicalmente sectores como la movilidad, la energía y la inteligencia artificial.
Musk en el gobierno de Trump
Musk también cumple un rol clave en la actual administración. Fue nombrado al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una comisión asesora creada para reducir el gasto público y reorganizar la estructura del Estado. Desde allí impulsó recortes, despidos masivos y el cierre de agencias como USAID.
Sin embargo, su papel político ha generado polémicas, y se especula que podría alejarse del cargo ante la presión pública y las complicaciones en Tesla. Aun así, mantiene una fuerte influencia como consejero informal de Trump.