El proyecto que comenzó con la compra de un pequeño establecimiento hace 15 años y hoy es un actor central del sector porcino patagónico. La expansión incluye la integración hacia adelante y hacia atrás de la cadena, incorporando al negocio la agricultura y el comercio minorista. La alianza con otro grande de la región ha sido clave.
Granja de cerdos en Río Negro. Casi el 40% de los cerdos que se faenan en la Patagonia argentina tienen un mismo origen productivo. Se trata de Cabaña Valle Azul, una empresa radicada en Río Negro que, tras quince años de desarrollo, se consolidó como una de las principales granjas porcinas de la región. Su crecimiento se apoya en una gestión enfocada en eficiencia y calidad, y en una alianza estratégica con Frigorífico del Valle Inferior (Fridevi), el mayor emprendimiento agroindustrial patagónico. Según informa: Río Negro
La firma alcanzó una escala de producción importante en el sur del país, con una oferta estable de carne porcina que contribuye a abastecer de manera continua un mercado que crece. Su objetivo declarado es mantener una calidad alta y uniforme, ser cada vez más eficientes y avanzar en la integración de toda la cadena, desde la producción de forraje y granos hasta la comercialización minorista.
Cabaña Valle Azul se prepara para atravesar una etapa de consolidación operativa, con el foco puesto en automatizar procesos productivos y fortalecer la incorporación de la agricultura al negocio para avanzar hacia la autosuficiencia en maíz. Es el paso previo a la expansión de un emprendimiento que ya ocupa a más de 50 personas en el Alto Valle del río Negro.
Un quinquenio de aprendizajes y crecimiento en Río Negro
El origen del proyecto se remonta a 2010, con la compra de un pequeño criadero en la localidad rionegrina de Villa Regina, que contaba con 80 madres y una infraestructura básica. En sus primeros años, la empresa implementó un modelo de engorde a campo en una chacra de 28 hectáreas en Valle Azul, experiencia que enfrentó dificultades debido a la alta variabilidad climática que malograba la conversión productiva. Una seguidilla de períodos de lluvias intensas hizo inviable el manejo de los animales, y constituyó un punto de inflexión de la firma.
La crisis generada por esas condiciones determinó un cambio de estrategia hacia el engorde en galpones de ambiente controlado. En 2012 se construyó un primer galpón de recría en Regina y, en 2014 otro destinado a maternidad y gestación. Finalmente, en 2018 se edificaron galpones de engorde en Villa Alberdi, en un predio de 40 hectáreas, que permitió independizar el engorde del resto de las etapas productivas. Desde entonces, la operación se estructura en dos unidades diferenciadas: maternidad, gestación y recría en Regina, y engorde en Alberdi.
En paralelo, la firma estableció una alianza con Fridevi, frigorífico que había invertido en una planta de faena porcina y requería un abastecimiento sostenido de animales. Desde 2018, Cabaña Valle Azul entrega sus capones a Fridevi, que se encarga de la faena y la distribución en toda la Patagonia. El acuerdo aseguró la comercialización de la producción con marcas conjuntas y posibilita el abastecimiento de la carne de cerdo rionegrina a un mercado en crecimiento.
La empresa atravesó dificultades adicionales propias del contexto macroeconómico en general, y de la variabilidad de los costos de alimentación en particular. Estos desafíos derivaron en una estrategia de integración hacia la producción primaria, orientada a generar parte de sus propios insumos alimentarios y reducir la dependencia de mercados distantes y volátiles.
Granja de cerdos en Río Negro: cada vez más eficiente e integrada
Con más de 1.000 madres y una estructura de 45 trabajadores en granjas y 7 adicionales en el área agrícola, hoy la firma produce cerca de 3.970 kilos por hembra por año. En 2024, la producción alcanzó un total de 29.600 capones de 120 kilos promedio. Para dimensionar su escala: ello equivalió a casi el 40% del total de porcinos faenados en la Patagonia, según datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
En las primeras 30 semanas de 2025 ya se produjeron en Cabaña Valle Azul alrededor 17.000 animales terminados con el mismo peso medio que el año anteriior. La calidad del producto se apoya en la inversión constante en genética, con resultados homogéneos orientados a satisfacer la demanda regional.
El avance en la integración primaria se refleja en el arrendamiento de 450 hectáreas en Coronel Belisle, destinadas a la producción de maíz y alfalfa. El maíz, con rindes graníferos de 9.500 kilos por hectárea, se incorpora directamente a la formulación de alimentos balanceados utilizados en las etapas de recría y engorde. Con la alfalfa se consigue rendimientos de hasta 20.000 kilos de materia seca por hectárea y se genera recursos que contribuyen al financiamiento de la provisión de granos.
Además de la producción propia, el acopio es otra de las herramientas con que se busca reducir la exposición a la volatilidad del mercado y costos logísticos. Su infraestructura les permite sostener un stock de maíz equivalente a varios meses de consumo del ganado.
Si bien este modelo productivo posee un alto grado de tecnificación, actualmente Cabaña Valle Azul trabaja en la incorporación de tecnologías de medición y control de insumos, con el objetivo de optimizar el uso de alimento, reducir desperdicios y fortalecer las prácticas de limpieza y bioseguridad. Además, hay un programa de gestión ambiental que incluye tratamiento de efluentes mediante lombricultura y monitoreo permanente.
En paralelo a la producción porcina, la firma incursionó en la comercialización minorista con la compra de una carnicería en Villa Regina, primer paso hacia la integración directa con el consumidor final. Este desarrollo complementa la alianza con Fridevi, que distribuye la carne de Cabaña Valle Azul en toda la Patagonia.
Pavimentando el camino para acelerar
La estrategia de mediano y largo plazo contempla consolidar la actual escala de 1.000 madres (Plan 1.010) y avanzar hacia una mayor automatización de procesos. El objetivo es mejorar la medición en los consumos de alimento para optimizarlos, reducir la incidencia de bacterias a través de aún más altos estándares de limpieza y mantener un producto uniforme y de alta calidad. Desde la compañía aclaran que tal automatización no busca reducir costos en mano de obra, sino eficientizar la alimentación y mejorar la conversión.
La firma también apuesta a robustecer la producción agrícola propia, como mecanismo para estabilizar costos y asegurar la disponibilidad de insumos estratégicos. Estiman que para producir todo el maíz que necesitan, harían falta unas 1.000 hectáreas productivas. El objetivo es, nuevamente, aislar el sistema productivo de los vaivenes del mercado de granos y del transporte de larga distancia.
En cuanto a integración comercial, la empresa posee una carnicería propia en Villa Regina y adicionalmente apunta a mantener la alianza con Fridevi, que está muy bien ponderada y es considerada fundamental para sostener la cobertura geográfica y la logística regional. A largo plazo, se evalúa la posibilidad de ampliar la escala productiva para acceder a mercados de exportación.
La experiencia acumulada, las inversiones en infraestructura y genética, la alianza estratégica con Fridevi y el compromiso con la eficiencia permiten proyectar a Cabaña Valle Azul como un actor (aún más) central del desarrollo porcino patagónico, con un modelo de integración vertical que combina producción primaria, industrialización y distribución comercial.