“Estamos en un momento crítico. Las rutas están peor que en muchos años”, lanzó sin rodeos Eduardo Plasencia, excoordinador de Vialidad Nacional, en diálogo con Cadena 3. El ingeniero aseguró que la infraestructura vial arrastra años de abandono y que los efectos ya son visibles en todo el país.
Plasencia explicó que el deterioro no es inmediato, pero sí constante, como una gotera que no se arregla a tiempo. “Si no tapás un pozo hoy, mañana no tapás otro, y llega un momento en que hay que rehacer toda la ruta”, graficó.
Argentina necesita medio PBI para reconstruir a sus rutas nacionales
De acuerdo con LU17. Según un informe de la Dirección de Vialidad Nacional, reconstruir la red de rutas pavimentadas nacionales y provinciales costaría entre 200 mil y 250 mil millones de dólares, el equivalente a medio Producto Bruto Interno de Argentina.
“Dejar que se caigan es una estupidez, porque no hay forma de conseguir esa plata para rehacerlas”, advirtió Plasencia. Recalcó que es mucho más eficiente y económico invertir en mantenimiento que esperar a que colapsen.
Durante su paso por Vialidad en el gobierno de Mauricio Macri, el exfuncionario destacó algunos avances, pero aseguró que en los últimos años el retroceso fue notorio. “Hoy las rutas están peor que en los ’80 o principios de los ’90”, señaló.
Uno de los principales problemas, según Plasencia, es la ausencia de un financiamiento estable. En muchos países, los impuestos al combustible se destinan directamente a fideicomisos viales. En cambio, en Argentina, ese fondo se perdió hace décadas.
“En el mundo, los impuestos a los combustibles mantienen las rutas. Acá, dependen del humor político de turno”, criticó. Además, denunció que se desvió presupuesto de rutas nacionales para obras municipales sin control ni transparencia.
Sobre la posibilidad de coparticipar el impuesto al combustible —que recauda unos 3 mil millones de dólares anuales—, fue tajante: “No debe ir al fondo común ni a las provincias sin control, porque no hay garantía de que se use para rutas”.
Plasencia propuso que ese impuesto se convierta en una “tasa vial universal” administrada por un ente autárquico, que distribuya fondos entre Nación y provincias según necesidades reales de mantenimiento.
“Ese impuesto es un peaje encubierto cinco veces más caro que el de las cabinas”, sostuvo. Y advirtió que la mala gestión actual lo convierte en una herramienta ineficaz y regresiva.
El exfuncionario también se refirió a la idea del gobernador de Chubut, Ignacio Torres, de cobrar peaje a extranjeros en la Ruta 40. “No es viable por tratados internacionales. Además, la recaudación sería mínima”, opinó.
A su juicio, la Nación no puede abandonar su rol en el mantenimiento de rutas troncales como la 40, que une el país de norte a sur. “Si lo hace, estamos en problemas graves”, remarcó.
Otro punto que generó críticas fue el informe vial oficial, que solo relevó el 60% de las rutas existentes. Para Plasencia, eso deja fuera del radar a miles de kilómetros que ya están en estado de emergencia.
Sobre la reforma que impulsa el Gobierno, que busca mayor participación de las provincias y el sector privado, fue cauto. “Puede ser un renacimiento del sistema vial si se hace bien, con reglas claras y financiamiento serio”, dijo.
Pero también lanzó una advertencia: “Si no se gestiona con cuidado, puede empeorar todo a corto plazo”. Según Plasencia, hoy el Gobierno subestima el rol que tienen las rutas en la vida cotidiana y en la economía nacional.