Mientras el presidente Donald Trump trata de forzar un acuerdo de paz en Ucrania, su par de Rusia, Vladimir Putin, arribó a China para una cumbre asiática en busca de más apoyo político, militar y económico de sus principales aliados y socios regionales, de lo que depende en buena parte el éxito de la maquinaria de guerra rusa en Ucrania.
Putin aterrizó en la ciudad nororiental china de Tianjin para participar este lunes y martes en la 25ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), donde ya ayer mantuvo encuentros con el anfitrión, Xi Jinping, y con el premier indio, Narendra Modi. A diferencia de la OTAN, el grupo carece de cláusulas de defensa mutua y se presenta como un foro de cooperación política, económica y en materia de seguridad. Pero representa el 40% de la población mundial y cerca del 30% de la riqueza de todo el globo.
Putin llegó a China en busca de apoyo económico y militar en una cumbre en la que también estará la India
De acuerdo con Clarin. China, que organiza la cumbre como la reunión más importante del bloque desde su fundación en 2001, intenta consolidarse como contrapeso al poder global de EE.UU. y mostrarse como una potencia de políticas estables y de respeto a los pactos, en contraposición a las posturas erráticas de la actual Casa Blanca. El evento se presenta también como una oportunidad para que China despliegue su estrategia diplomática hacia el Sur Global, en rechazo a la imposición de barreras comerciales del presidente Trump y en respaldo a sus reivindicaciones sobre Taiwán.
La OCS es una plataforma fundada en 2001 por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán con el objetivo de combatir el terrorismo y promover la seguridad fronteriza. La organización se ha expandido en los últimos años, con la adhesión de India, Pakistán, Irán y Bielorrusia. En la cumbre asisten además 14 socios de diálogo (que pueden participar, aun sin ser miembros de pleno derecho), como Turquía, Egipto, Myanmar o Armenia.
La presencia de Putin y del premier indio Modi eleva la carga geopolítica de la cita, que aglutina a paises que van desde Asia hasta las fronteras de la Unión Europea, pasando por Oriente próximo. El viaje de Putin ocurre en un contexto de mayor aislamiento de Moscú en Occidente por la guerra en Ucrania, mientras que en Asia el Kremlin sostiene lazos estrechos con países como China, India, Irán y Corea del Norte.
Durante la cumbre, se espera que el líder ruso agradezca tanto a Xi como a Modi por haber sostenido las compras de petróleo pese a la presión de Washington, que este mes impuso un arancel adicional del 50% a las exportaciones indias como represalia por su abastecimiento de crudo ruso. Nueva Delhi ha defendido esas operaciones como una decisión soberana. De acuerdo con cifras oficiales, en 2024 las exportaciones rusas de petróleo a China e India totalizaron 115.000 millones de dólares, lo que permitió a Moscú mantener sus ingresos energéticos pese a las sanciones occidentales.
Las amenazas de Trump pierden algo de su alcance si el Kremlin continúa además recibiendo armamento, municiones y drones de Corea del Norte e Irán. El aislamiento ruso, evidente en Occidente, dista de serlo en la región de Asia-Pacífico, donde Moscú mantiene numerosos aliados entre regímenes autoritarios de la zona.
El Kremlin confirmó que Putin se reunirá con Modi hoy lunes. El encuentro servirá, según fuentes oficiales, para mostrar un frente común frente a las medidas unilaterales de la Casa Blanca.
En una sincronía geopolítica, la visita de Modi al gigante asiático llega una después de que la India haya sido castigada por Estados Unidos con aranceles del 50% a sus importaciones, un golpe crítico para una economía en auge que busca un rol creciente como gran fábrica de manufacturas. Trump ha justificado además la decisión como represalia por las compras de petróleo ruso, que estarían ayudando a Moscú en la invasión a gran escala de Ucrania (la India es uno de los principales compradores de energía rusa, solo por detrás de China).
De este modo, la presencia de Modi en China cobra un nuevo significado, y transmite la idea de que buena parte de lo que se hable y se discuta en la República Popular estos días, ante los focos o a puerta cerrada, repercutirá en el resto del planeta. Durante la tarde del domingo, el presidente ruso y su homólogo chino también discutieron los recientes contactos entre Rusia y EE.UU, según dijo a los medios rusos, sin dar más detalles, el asesor del Kremlin, Yury Ushakov, tal como indicó Reuters.
Tras el evento, Putin viajará a Beijing para asistir este miércoles al desfile militar conmemorativo por el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, una ceremonia en la que China desplegará su maquinaria de guerra y donde el presidente ruso coincidirá con otro dirigente fuertemente sancionado por Occidente: el norcoreano Kim Jong-un.
En los últimos dos años, Corea del Norte se convirtió en el principal proveedor de armamento y municiones para el Ejército ruso, además de haber aportado miles de soldados que participaron en la ofensiva en la región de Kursk en el marco del conflicto en Ucrania.
Pero al margen de Ucrania, la cita servirá para que Beijing y Nueva Delhi dejen atrás sus recientes roces diplomáticos por disputas fronterizas en Cachemira, en la zona del Himalaya. Ayer, la primera jornada de la cumbre estuvo marcada por el acercamiento entre Xi Jinping y Narendra Modi, con Xi defendiendo que China y la India deben ser “socios y no rivales” y Modi asegurando que su cooperación puede hacer del siglo XXI el “siglo de Asia”. Es la primera visita a China del líder indio en siete años, después de que los lazos entraran en una espiral descendente tras una escaramuza fronteriza en 2020 que causó más de 20 militares muertos.
Xi destacó la importancia de la OCS como plataforma para “mantener la paz y la estabilidad regionales” ante “el aumento significativo de la incertidumbre”, al intervenir en el banquete de bienvenida de la 25ª cumbre del bloque. Asisten además el presidente iraní, Masud Pezeshkian, y su homólogo turco, Recep Erdogan.