A pesar de dos años de guerra devastadora y presión internacional, Hamás se aferra al poder en la Franja de Gaza tras casi 20 años de gobierno.
El grupo, que retoma el control de las calles tras el alto el fuego del 10 de octubre, muestra pocas señales de estar dispuesto a deponer las armas o ceder el control del territorio.
La brutal reafirmación de autoridad
La compleja realidad en el terreno
Para muchos gazatíes exhaustos por la guerra, el retorno del control de Hamás genera sentimientos contradictorios. Hanya Aljamal, trabajadora humanitaria, explica: «Han sido dos años con un quiebre total de la ley y el orden. Necesitamos que alguien tome el control». Esta perspectiva contrasta con la de Moumen al-Natour, abogado gazatí que vive escondido: «Hamás está enviando un mensaje al mundo de que no cederá el poder ni entregará las armas».
Los orígenes del poder de Hamás
El dominio de Hamás se remonta a 2006, cuando ganó las elecciones y tomó el control exclusivo de Gaza tras una violenta lucha con Fatah. Michael Milshtein, exjefe del Departamento de Asuntos Palestinos de la Inteligencia Militar Israelí, afirma que «Hamás aún existe y es el actor dominante en Gaza». Paradójicamente, Israel inicialmente ofreció apoyo discreto al grupo como contrapeso a la OLP, según Ami Ayalon, exjefe del Shin Bet.
La infraestructura militar construida durante décadas -incluyendo una red de túneles valuada en US$6.000 millones y el respaldo financiero de Irán- proporciona a Hamás los recursos para mantener su poder. Aunque su liderazgo ha sido diezmado por Israel, la organización demuestra una resiliencia que sugiere que no abandonará Gaza voluntariamente, desafiando los planes de paz internacionales. Información extraída del medio BBC.