Diego Cabot recordó cómo los cuadernos de Centeno destaparon la corrupción K.
El periodista Diego Cabot, quien lideró la investigación de los “cuadernos de la corrupción”, recordó cómo una entrega anónima cambió la historia reciente del país y puso al descubierto una trama de sobornos que atravesó los más altos niveles del kirchnerismo.
El origen de los cuadernos y el temor del chofer
La megacausa conocida como “los cuadernos” comenzó cuando Oscar Centeno, chofer de un funcionario del Ministerio de Planificación, decidió entregar sus anotaciones con los detalles de los traslados de bolsos con dinero.
Según informó Noticias Argentinas, Cabot relató en una entrevista radial que el material llegó a sus manos a través de un conocido de Centeno, quien temía un allanamiento y optó por proteger los documentos.
“Empezó literalmente con los famosos cuadernos”, explicó Cabot. “El chofer tenía miedo de que se los llevaran, así que los pasó a un amigo, y este me los entregó a mí”.
A partir de ese momento, el equipo de investigación del periodista comenzó un exhaustivo proceso de verificación de los datos. “Fue un trabajo artesanal: construir una base de datos, reescribir todo, cotejar movimientos, viajes, registros de Olivos. No podíamos publicar nada sin estar completamente seguros”, detalló.
Una trama “primitiva” pero contundente
Cabot destacó que el impacto social del caso se debió a lo tangible de las pruebas. “Era tan primitivo, tan literal: bolsos con millones de dólares. La gente podía imaginarlo fácilmente. Fue la corrupción puesta en imágenes concretas”, afirmó.
Pero esa exposición también tuvo consecuencias. “Hubo persecución, hostigamiento judicial, empresarios beligerantes y presiones políticas. Intentaron abrir mi teléfono, pedir cámaras de seguridad, armar causas paralelas. Fue una etapa de mucha soledad y violencia institucional”, reveló.
Incluso, recordó que durante el gobierno de Alberto Fernández sufrió robos reiterados y amenazas. “Me robaron tres veces en un mes. Hasta hoy recibo mensajes intimidatorios. Es parte del costo de contar lo que algunos no quieren que se sepa”.
La magnitud del caso y las cautelas del periodista
Consultado sobre si al recibir los cuadernos imaginó que estaba ante el “Lava Jato argentino”, Cabot fue sincero: “Al principio pensé que podía ser un gran caso o nada. Pero cuando la información empezó a cerrar, supe que era enorme”.
Por esa razón, el periodista decidió no publicar de inmediato. “Teníamos que proteger la fuente. Publicar antes de tiempo podía convertirnos en parte de una extorsión. Optamos por hacerlo coordinadamente, cuando todo estuviera verificado”.
El factor sorpresa fue clave. “Eso impidió que los involucrados —personas con dinero, reflejos y pocos escrúpulos— pudieran armar defensas o borrar pruebas”, subrayó.
La respuesta del kirchnerismo y la solidez de la causa
Sobre las declaraciones de Cristina Kirchner, quien calificó la causa como “la de las fotocopias”, Cabot fue contundente: “Me tiene sin cuidado. Me agredió con mucha violencia. Dijo que yo había armado un grupo de tareas y pidió que me metieran preso”.
Pese a los intentos de desacreditar la investigación, el periodista remarcó que el expediente sigue firme. “Durante años trataron de desarmarla, pero la causa es sólida. Incluso los empresarios que dijeron que eran ‘aportes de campaña’ terminaron admitiendo, sin quererlo, que existieron pagos reales”.
El caso que marcó un antes y un después
La causa “cuadernos” no solo reveló la magnitud de la corrupción estructural en la Argentina, sino que también puso en evidencia los riesgos que enfrentan los periodistas de investigación. Cabot lo resumió así: “Buenos Aires está lleno de barrios con buchones que me cuentan todo. Esa fue mi mayor red: la gente que decidió no callar”.




