Las últimas horas antes del recambio parlamentario se viven con nerviosismo en los pasillos de la Cámara de Diputados. Provincias Unidas y la UCR, dos espacios atravesados por tensiones internas, ajustan sus estructuras en medio de negociaciones complejas, liderazgos en disputa y bloques que nacen condicionados por las circunstancias.
En el caso de Provincias Unidas, Miguel Ángel Pichetto y Nicolás Massot quedaron más cerca de incorporarse a un interbloque común de 15 miembros. La decisión llega luego de una semana marcada por el enojo del rionegrino, que se levantó de la mesa de diálogo al enterarse por los medios que el gobernador santafesino Maximiliano Pullaro pretendía imponer a la diputada electa Gisela Scaglia como jefa del interbloque. “No hubo respeto en las formas”, deslizaron desde Encuentro Federal.
Pichetto interpretó el episodio como un atropello a su trayectoria. La reacción fue inmediata y frenó cualquier conversación por varios días. Sin embargo, con el correr de las horas, el legislador y Massot comprendieron que una ruptura total tendría costos altos: un bloque aislado los dejaría sin poder negociar lugares en comisiones estratégicas. “Ya se nos pasó la calentura y lo estamos analizando”, admitieron en privado.
El contraste con Córdoba fue notorio. Diputados de esa provincia, con el aval del gobernador Martín Llaryora, le habían transmitido a Pichetto que aceptarían su conducción sin objeciones. “Si tenés a alguien de la estatura política de Miguel, tenés que aprovecharla”, remarcaron voces de Encuentro Federal, al cuestionar la rigidez de Pullaro.
El posible interbloque se conformaría con seis diputados cordobeses, tres de Santa Fe (Scaglia, Esteban Paulón y Pablo Farías), cuatro radicales (Jorge Rizzotti, Martín Lousteau, Mariela Coletta y Pablo Juliano), además de Pichetto y Massot. También avanzan conversaciones con los representantes de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro y Mónica Frade, quienes enfrentan la misma incertidumbre estratégica.
Pese a la expectativa por una salida negociada, dentro del recinto hay quienes creen que nada es definitivo. Un diputado que termina su mandato aseguró que estos reagrupamientos “tienen fecha de vencimiento en marzo o abril”, cuando podría haber una nueva reorganización de fuerzas. “Hoy Provincias Unidas es un negocio político, pero no una alternativa sólida”, evaluó.
Mientras tanto, la UCR atraviesa su propio laberinto. El partido se encamina a conformar un bloque de apenas ocho diputados, la representación más baja desde el regreso de la democracia. La discusión central gira en torno de la presidencia del espacio, un cargo que disputan Pamela Verasay —respaldada por el gobernador mendocino Alfredo Cornejo— y la bonaerense Karina Banfi, actual vicepresidenta del bloque.
El armado radical lo completarían Lisandro Nieri (Mendoza), María Inés Zigarán (Jujuy), Gerardo Cipollini y Guillermo Agüero (Chaco), Darío Schneider (Entre Ríos) y Diógenes González (Corrientes). Sobre este último se especulaba una fuga hacia Provincias Unidas, pero su cercanía con el gobernador Gustavo Valdés —perfilado para presidir el Comité Nacional de la UCR— terminó cerrando esa posibilidad.
En un Congreso fragmentado y con alianzas sujetas a la coyuntura, ambos espacios enfrentan decisiones que pueden moldear su peso político para los próximos meses. La definición, coinciden en privado, ya no admite demoras. Información extraída de LA17.




