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A solo 12 días de las elecciones, los dos candidatos presidenciales de Estados Unidos se enfrentaron en el último debate, que a diferencia del anterior, esta vez ambos cumplieron los tiempos. La gestión de la pandemia, cómo recuperar el crecimiento económico y la política migratoria fueron los temas en los que se vieron las diferencias.

En medio de la tensión de la última recta de la campaña, a solo 12 días de las elecciones, los dos candidatos presidenciales de Estados Unidos, el mandatario Donald Trump y el exvicepresidente Joe Biden, se enfrentaron en el último debate y desnudaron sus principales diferencias: la gestión de la pandemia, cómo recuperar el crecimiento económico y la política migratoria.

Ambos candidatos llegaron a este último debate en la Universidad de Belmont, Nashville, moderado por la periodista del canal NBC Kristen Welker, con una clara ventaja a favor de la oposición en la mayoría de los sondeos presidenciales y con un número récord de votación anticipada.

Con la pandemia alcanzando un tercer pico de contagios en Estados Unidos, las medidas de precaución volvieron a marcar la dinámica del debate, aún cuando Trump, de 74 años, dio negativo a un nuevo test de coronavirus.

A diferencia del debate anterior, esta vez ambos cumplieron los tiempos y, pese a algunos momentos de tensión, Trump mantuvo un trato cordial con la moderadora y aceptó la mayoría de las veces que lo cortó.

El primer tema de la noche, otra vez, fue la pandemia, que ya provocó más de 8,4 millones de casos y casi 223.000 muertos en EE.UU.

Trump se mostró confiado en que el país está «dando la vuelta a la pandemia, se va a acabar», sostuvo que los estadounidenses «están aprendiendo a vivir» con el virus y aseguró que «no hay otra opción que abrir la economía».

«No podemos encerrar en un sótano como hace Joe», desafió el mandatario, luego que su rival, de 77 años, pasará gran parte del inicio de la pandemia en su casa.

Inmediatamente, Biden le replicó

«Dice que estamos aprendiendo a vivir con él (el virus) pero estamos aprendiendo a morir por él», sentenció el exvicepresidente y aseguró: «Cualquiera que sea responsable de no poder controlar esta pandemia no debería ser el presidente de Estados Unidos.»

Biden advirtió que el país se encamina «a un invierno oscuro» y, aunque rechazó un cierre total del territorio y la economía nacional, sí advirtió que «si hay un nivel de positividad muy alto, es necesario cerrar para frenar la circulación del virus. Y cuando se abre hay que hacerlo con reglas».

Aunque el siguiente tema se centró en las denuncias de los servicios de inteligencia sobre intentos de interferencia electoral de China, Rusia e Irán, la discusión inmediatamente giró hacia acusaciones cruzadas de corrupción y complicidades con algunos de esos Estados extranjeros, principalmente Rusia.

«Cualquiera que se meta con las elecciones va a sufrir el costo…pero lo voy a decir…a su abogado, (Rudolph) Giulani le dan información de Rusia para que yo no sea electo presidente de Estados Unidos porque ellos me conocen y yo los conozco», denunció el líder opositor.

Trump contraatacó con otra denuncia

«Joe ganaste millones con China y Rusia. En cambio, conmigo, nunca hubo un presidente más duro con China. Impuse sanciones y aranceles», replicó el mandatario y acusó al hijo de Biden de haber hecho negocios en Ucrania mientras su padre era vicepresidente.

También discutieron sobre otro punto de política exterior que marcó estos últimos cuatro años.

Trump reivindicó sus negociaciones con Corea del Norte -«No hay una guerra ahora»- y destacó que durante el Gobierno de Barack Obama y Biden, el líder norcoreano, Kim Jong-un, nunca se quiso reunir.

Biden, de inmediato, le respondió.

«La razón por la que Kim no se reunía con Barack Obama fue porque le dijimos que íbamos a discutir la desnuclearización. Yo me reuniría con él, si se comprometiera a eso», explicó.

Biden también se comprometió a impulsar un sistema de salud como el que promulgó Obama pero con una opción pública, es decir, una opción de cobertura garantizada por el Estado.

«Con mi plan ninguna persona perderá su cobertura», aseguró y agregó: «La diferencia es que yo creo que la salud es un derecho, no un privilegio.»

Trump lo acusó de proponer «una salud socialista» y le lanzó su principal cuestionamiento de la noche: «Estuvo décadas en el Senado y ocho años en la Vicepresidencia no hace tanto y no hizo nada de lo que está prometiendo ahora.»

También acusó a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, de no querer aprobar un nuevo paquete de estímulo para paliar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia para perjudicarlo en las semanas previas a la elección.

El tema irritó a Biden, quien en general mantuvo la calma

«Nosotros estamos impulsando un paquete, ¡pero ellos no lo apoyan!», aseguró, molesto, y reclamó aprobar un salario mínimo de 15 dólares la hora.

Trump defendió la negativa republicana: «No todos los estados son iguales. No podemos hacer algo que lleve a la bancarrota a los negocios, debe ser una opción para cada estado.»

Biden volvió a irritarse cuando Trump insinuó que había continuado la política migratoria del Gobierno de Obama y Biden.

«Dentro de los primeros 100 días de Gobierno voy a mandar al Congreso un proyecto de ley para crear una posibilidad de regularización para 11 millones de inmigrantes», prometió.

El mandatario, en cambio, defendió su política migratoria de frenar la llegada de inmigrantes antes que ingresen al territorio -incluso los demandantes de asilo- y destacó: «Solo las personas con un coeficiente intelectual bajo van a volver» a intentar ingresar a Estados Unidos.

Al final, la discusión asumió un tono más agresivo y los intercambios escalaron.

Trump rechazó ser racista y volvió a rechazar el plan ambiental de la oposición para luchar contra el cambio climático porque «destruirá la economía» y la energía eólica «mata a todos los pájaros».

Biden, por su parte, apoyó una «transición» energética y reconoció que aprobar como senador «las leyes contra las drogas en los años 80 fue un error», normas que aumentaron el encarcelamiento masivo de jóvenes negros.

«No debemos mandar a nadie a la cárcel por un cargo puramente de adicción a drogas o alcohol. Deben ir a un tratamiento para curarse», opinó Biden y Trump le respondió con su muletilla de la noche que le permitió no hacer propuestas propias: «¿Por qué no lo hiciste antes?».

El foro de Joe Biden en ABC promedió 14,1 millones de espectadores el jueves por la noche, superando fácilmente el rating de Nielsen para el foro del presidente Trump en NBC. Eso por sí solo fue un resultado que prácticamente nadie en el negocio de la televisión esperaba. Y esa ni siquiera es la parte más sorprendente.

El foro de Trump fue transmitido simultáneamente por dos de los canales de cable de NBC, MSNBC y CNBC, pero incluso cuando esos canales se incluyen en el total, Biden, en una sola red, aún preval

eció.

El foro de Trump tuvo un promedio de 10,6 millones de espectadores en la red de transmisión NBC. En MSNBC, Trump alcanzó 1,74 millones de espectadores, y en CNBC, alrededor de 671.000 espectadores. Entonces, la audiencia bruta de Trump en los tres canales fue de 13,1 millones, aproximadamente un millón menos que la audiencia de Biden solo en ABC.

Los empleados de ABC News admitieron en privado su sorpresa cuando llegaron los ratings preliminares el viernes.

Y los asistentes de Biden se preguntaron si Trump reaccionaría con enojo.

En el período previo al jueves por la noche, la campaña de Trump adoptó la narrativa de los ratings populares y predijo que Trump superaría a Biden. El asesor principal de la campaña de Trump, Jason Miller, dijo que «tendremos una audiencia mucho más grande que Joe».

Después de que los datos de Nielsen del jueves por la noche mostraran lo contrario, el secretario de prensa nacional de la campaña de Biden, TJ Ducklo, tuiteó: «Resulta que anoche más gente estaba interesada en ver a un líder con un plan claro para controlar esta pandemia y que los estadounidenses volvieran a trabajar, que lo misma mentirosa combativa y caótica cuya incompetencia nos metió en este lío, sin importar en cuántos canales estaba».

Los ratings de Nielsen solo miden la audiencia en televisores. Ambos ayuntamientos también se transmitieron en vivo a teléfonos, computadoras y otros dispositivos.

Pero no existe un estándar del sector para medir todas las diversas formas en que se transmitieron los foros. En cualquier caso, eso sería como intentar combinar manzanas y naranjas. En el emparejamiento de manzanas con manzanas entre los dos candidatos, Biden tuvo la mejor noche.

Trump ha sido un conocedor de Nielsen durante décadas. Mientras presentaba «The Apprentice» en NBC, prestó mucha atención a la presentación de su programa y exageró de manera rutinaria su éxito. Ha seguido obsesionado con los ratings de televisión durante sus años en la Casa Blanca y ha felicitado frecuentemente a Fox News por sus victorias en ratings.

Lo que respondió Trump en el foro presidencial en Miami 

Pero cuando los índices de audiencia de televisión lo decepcionaron, también cambió a otras métricas; cuando Biden tuvo una audiencia televisiva más grande para su convención, Trump se quejó de que los «números de transmisión en línea» no se contaban en los totales.

Después de que salieran las calificaciones de Nielsen para los foros el viernes, Miller retuiteó a un fanático de Trump que intentó combinar datos de TV y YouTube para presentar a Trump como el verdadero vencedor. Pero eso es manzanas y naranjas nuevamente, ya que uno o dos minutos de audiencia de YouTube a pedido no es comparable a 60 minutos de audiencia de televisión.

El evento de Biden en realidad se prolongó durante dos horas, incluida la cobertura posterior al foro, mientras que el evento de Trump duró una hora.

El foro de Biden también se programó primero, el mismo día en que Trump se retiró de un debate presidencial programado. Trump objetó el formato «virtual» que le impuso la comisión de debate como consecuencia de su infección por coronavirus. Entonces, la campaña de Biden acordó un foro en Filadelfia con ABC, siguiendo los pasos de Trump, quien estuvo en ABC el 15 de septiembre.

La decisión de NBC de programar a Trump cara a cara contra Biden, en las mismas 8 p.m. la franja horaria del Este, provocó una gran reacción, incluso dentro de la empresa.

Sin embargo, algo de la tensión en NBC disminuyó cuando la moderadora Savannah Guthrie presionó a Trump para que respondiera y rechazó algunas de sus declaraciones erróneas.

Si bien Trump fue el subcampeón en la carrera de índices de audiencia, todavía es notable que alcanzó una audiencia de 13 millones de espectadores en la televisión, porque generalmente llega a una audiencia mucho más limitada durante sus llamadas a Fox News y otros medios de comunicación alineados.

Su hora con Guthrie y un grupo de votantes de Florida fue una rara oportunidad para él de hablar mucho más allá de su base.

Sin embargo, el debate que se suponía iba a tener lugar el jueves por la noche habría sido mucho más visto. El primer debate de este otoño, y hasta ahora único, fue visto por más de 73 millones de estadounidenses.

La Comisión de Debates Presidenciales descartó el encuentro planeado la próxima semana entre el presidente Trump y el candidato demócrata Joe Biden, según dijo al diario The Wall Street Journal una persona familiarizada con el asunto, después de que el presidente dijera que no participaría en un debate virtual.

El organismo organizador había dicho anteriormente que estaba cambiando el formato para el segundo debate planeado para el 15 de octubre en Miami a una reunión virtual. La decisión se tomó después de que el presidente y varias personas en la Casa Blanca dieron positivo por coronavirus.

El presidente dijo que no se uniría a un debate virtual y su campaña pidió que los dos debates restantes se retrasaran. La campaña de Biden, sin embargo, se opuso a cambiar las fechas.

Los candidatos a la vicepresidencia de Estados Unidos, el republicano Mike Pence y la demócrata Kamala Harris debieron este miércoles tras la conmoción política por el contagio de Covid-19 del mandatario Donald Trump. En un debate desordenado, hubo fuertes cruces por la política sanitaria frente al coronavirus y la relación económica con China.

La enfermedad del presidente de 74 años -sumada a las inquietudes sobre el estado físico y la edad de su rival Joe Biden, que es tres años mayor- aumentó el interés por este encuentro televisado. El debate se desarrolló en Salt Lake City, Utah.

A menos de un mes de las elecciones del 3 de noviembre, el contagio del presidente vuelve a poner en lo alto de la agenda el tema de la pandemia. Ambos candidatos debaten protegidos por una mampara, y con una separación de casi cuatro metros.

La pandemia
«El pueblo estadounidense ha sido testigo del mayor fracaso de cualquier administración presidencial en la historia de nuestro país​. Sabían en enero lo que iba a pasar y lo encubrieron y hoy todavía no tienen un plan y Joe Biden sí lo tiene. Pence sabía de la gravedad de esto», apuntó Harris, precisamente, al comenzar a debatir sobre la pandemia.

«Desde el primer día Trump ha puesto en primer lugar la salud de los estadounidenses, hizo todo lo que había que hacer como suspender los viajes de China. Vamos a tener la vacuna en tiempo récord», respondió Pence y acusó a Harris de que el plan de Biden sobre la pandemia es un «plagio» del de Donald Trump. Asimismo, acusó a Harris de «socavar» la confianza de los estadounidenses en una vacuna para covid-19

La moderadora del debate tuvo que reprender repetidas veces a Pence dado que el republicano no respetaba el tiempo pautado de cada intervención.

La economía, impuestos y China
Harris metió en la agenda del debate la declaración jurada de impuestos de las últimas décadas de Trump, documentos que el presidente se negó a hacer públicos. Se supo que Trump había pagado solo 750 dólares de impuestos en 2016 y 2017. La denuncia fue desmentida por Pence en el debate de este miércoles.

«Va a ser el primer Presidente en dejar la presidencia con menos empleos con el que llegó», había dicho Biden en el debate presidencial. Ahora Harris comparó la gestión económica de Trump con la época de la gran depresión estadounidense.

Así las cosas, Harris aseguró que el candidato de su partido a la Casa Blanca revocará la reforma fiscal impulsada por Trump si gana las elecciones de noviembre próximo.

Pence, por su parte, acusó a la aspirante demócrata a la vicepresidencia de querer subir los impuestos y auguró que se rendirán a China económicamente.

«Joe Biden y Kamala Harris quieren subir los impuestos, quieren enterrar nuestra economía bajo un Nuevo Pacto Verde de 2 billones, del que usted fue una de las principales copatrocinadoras en el Senado de EE.UU. Quieren abolir los combustibles fósiles y prohibir la fracturación hidráulica, que costaría cientos de miles de trabajos estadounidenses en la zona central, y Joe Biden quiere que la economía vuelva a rendirse a China», dijo Pence.

Pence, asimismo, acusó a Biden de ser «un animador para la china comunista». Ella le contestó: «Han perdido la guerra comercial con China».

El debate sobre el racismo y la policía
​En un país que estuvo conmovido por el «Black Lives Matter» (Las vidas negras importan) tras el crimen de George Floyd, el tema racial fue uno de los tópicos del debate.

Harris adelantó que, de ganar las elecciones, van a reformar el sistema policial y acusó a Trump de ser racista por ejemplo frente a mexicanos y musulmanes. «Biden reconoce la belleza de nuestra diversidad», destacó la actual senadora.

«Esta presunción de que hay que hay un racismo sistémico en Estados Unidos es un insulto a los hombres y mujeres que son parte de la seguridad», contestó Pence.

Los candidatos
Kamala Harris, una exprocuradora de 55 años, conocida por hacer preguntas inquisidoras, tiene un adversario a quien culpar por la gestión de la pandemia, que ha dejado más de 210.000 muertos en Estados Unidos, el país del mundo con más fallecidos.

Pence, de 61 años, encabeza desde febrero la célula encargada de hacer frente a la pandemia y ahora tiene un brote en la misma Casa Blanca.

Trump está de regreso en la Casa Blanca desde el lunes tras estar tres días hospitalizado por el covid-19 y, según su médico, ya está sin síntomas y no tiene fiebre desde hace cuatro días. El mandatario juega la carta de un líder sin miedo e insta a los ciudadanos a no dejarse «dominar» por el virus.

El comportamiento de Trump – incluyendo el hecho de que salió a saludar a sus seguidores desde un coche cuando estaba hospitalizado y se sacó la mascarilla al regresar el lunes a la Casa Blanca- es especialmente criticado por los demócratas.

«Las mascarillas salvan vidas», tuiteó precisamente Harris. Trump le respondió acusando a la demócrata de estar «más a la izquierda que el loco Bernie», en referencia al precandidato demócrata, Bernie Sanders.

«Biden no va a durar un mes», afirmó Trump, que durante todo el día ha estado muy activo en su Twitter.

La interrupción por Trump de las negociaciones con la oposición demócrata sobre la asistencia económica a hogares y empresas perjudicadas por la pandemia seguramente será abordada en el debate.

La pandemia pulverizó el mercado laboral y atizó el desempleo, quitándole a Trump uno de los mejores argumentos a favor de su gestión: una tasa de paro que llegó a tocar un mínimo de 3,5%, pero que ahora está en 7,9%.

En contraste con la desaprensión de Trump hacia el virus, Biden respeta las medidas de protección, pero sus adversarios lo acusan de usar la pandemia para eludir a electores y periodistas.

Procurando mostrarse como el unificador de un país dividido, Biden lidera desde hace meses las encuestas. Y aumentó aún más su ventaja sobre Trump tras el caliente debate entre ambos el 29 de setiembre.

Después de aquel debate, Trump fue diagnosticado con Covid-19. Biden fue sometido desde entonces a cuatro pruebas, todas con resultado negativo.

El tema migratorio fue también usado por los demócratas contra Trump después de la publicación de un artículo del diario The New York Times sobre la implicación del fiscal general en la política de «tolerancia cero» a la inmigración que implicó la separación de miles de niños de sus padres en la frontera con México en 2018.

Cristiano ferviente, Pence, que es abogado, contrasta con la pletórica personalidad de Trump.

De padre jamaiquino y madre india tamil, Harris parece una promesa de vitalidad ante un Biden que, en caso de ganar, sería el presidente más viejo en llegar a la Casa Blanca.

Harris, que es la primera candidata negra a la vicepresidencia de uno de los grandes partidos, también sería la primera mujer en llegar al segundo cargo más importante de Estados Unidos, si ganara Biden.

Los gritos, las interrupciones y los momentos de caos del primer debate presidencial sacudían este miércoles a Estados Unidos: el presidente y el candidato a la reelección, Donald Trump, lo calificó de «divertido», su rival demócrata, Joe Biden, lo acusó de ser «una vergüenza nacional» y la comisión reguladora prometió que el próximo encuentro será «más ordenado».

«Quizás no debería decir esto, pero el presidente de Estados Unidos se condujo de una forma que creo que fue una vergüenza nacional», aseguró el exvicepresidente y actual candidato opositor durante un acto de campaña en Alliance, Ohio, uno de los estados clave para la elección presidencial, donde la pelea está más ajustada, según las últimas encuestas.

«No sólo me atacó a mí y a mi familia. También atacó al moderador», agregó Biden, quien anoche solo perdió su tradicional calma cuando tuvo que defender a su hijo recuperado de una adicción.

El debate fue tenso de principio y a fin, y Trump sistemáticamente interrumpió a su rival, logrando que pierda su hilo de pensamiento más de una vez, y al moderador, el veterano periodista del canal Fox News, Chis Wallace, con quien se cruzó varias veces en discusiones.

«El debate de ayer hizo evidente que debería agregarse más estructura al formato de los debates restantes para asegurar una discusión más ordenada de los temas», reconoció este miércoles en un comunicado la comisión independiente que organiza y regula los debates presidenciales en Estados Unidos.

La escalada militar de los últimos días entre Azerbaiyán y Armenia hace temer una guerra de dimensiones impredecibles, lo cual llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a pedir hoy «un cese inmediato de los combates» en la región separatista de Nagorno Karabaj, mientras la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) intenta reactivar su misión de observación en esa zona.

Después de tres días de combates, los 15 miembros del máximo órgano de decisión de la ONU aprobaron una declaración en «apoyo al llamado lanzado por el secretario general a ambos bandos para cesar inmediatamente los combates, rebajar las tensiones y retomar cuanto antes negociaciones constructivas»,

Los Estados «condenan firmemente el recurso a la fuerza y lamentan la pérdida de vidas humanas entre la población civil», según el texto acordado tras la reunión de urgencia impulsada por los países europeos en el consejo: Bélgica, Estonia, Alemania, Francia y Reino Unido, según la agencia de noticias AFP.

De esta manera, el Consejo de Seguridad mostró su «preocupación por las «acciones militares a gran escala» en Nagorno Karabaj, pero no tomó ninguna medida concreta con respecto al conflicto a las partes involucradas: Armenia, y su aliada la República de Artsaj (no reconocida internacionalmente), y Azerbaiyán y su socio más cercano, Turquía.

El consejo solo instó a las partes a colaborar con el llamado Grupo de Minsk -compuesto por Estados Unidos, Rusia y Francia- de la OSCE para retomar de forma «urgente» un «diálogo sin condiciones previas».

En paralelo, el emisario especial de la presidencia albanesa de la OSCE para el conflicto, Andrzej Kasprzyk, informaba ante el Consejo Permanente de ese organismo que su equipo de observadores está listo para volver al lugar en cuanto la situación lo permita, reportó la agencia de noticias EFE.

La misión de los observadores, ubicados en la línea de contacto entre las partes enfrentadas, fue suspendida por los recientes enfrentamientos, que dejaron numerosas bajas.

El grupo de mediación volvió a pedir a ambas partes el cese de las hostilidades
El grupo de mediación volvió a pedir a ambas partes el cese de las hostilidades

En el debate del consejo de la OCSE, al que asistieron delegados de los 57 países asociados a la organización de seguridad regional, el grupo de mediación (liderado por Francia, Rusia y Estados Unidos), volvió a pedir a ambas partes el cese de las hostilidades y la reanudación de las negociaciones para encontrar una resolución sostenible del conflicto.

En tanto, en el enclave, los combates y las acusaciones cruzadas entre Azerbaiyán y Armenia continuaron por tercer día consecutivo.

Armenia dijo hoy que uno de sus aviones de combate fue derribado por otro de Turquía, principal aliado de Azerbaiyán, y que su piloto murió, algo que fue desmentido por las autoridades de Ankara.

El Ministerio de Defensa armenio dijo que el avión turco salió de una base en Azerbaiyán, horas después de que Turquía se mostrara decidida a ayudar a Azerbaiyán a recuperar Nagorno Karabaj luego de tres días de letales combates entre separatistas apoyados por Armenia y tropas azerbaiyanas en ese enclave.

El Gobierno turco negó las acusaciones de Armenia de haber derribado el avión militar, en medio de cada vez más fuertes pedidos internacionales de un alto el fuego luego de que el súbito recrudecimiento de ese conflicto de décadas en Nagorno Karabaj desatara temores a una guerra total entre Azerbaiyán y Armenia que podría arrastra también a Turquía.

La acusación «es absolutamente falsa», señaló el director de comunicación de la presidencia turca, Fahrettin Altun.

También un funcionario de Azerbaiyán dijo que era «otra fantasía de la maquinaria de propaganda armenia».

El Centro de Información Unificada del Gobierno armenio dijo que el caza turco salió de la base aérea Ganja de Azerbaiyán y bombardeó «asentamientos y tropas terrestres de las Fuerzas Armadas de Armenia» ubicados «60 kilómetros dentro de territorio armenio».

El comunicado agregó que eso desató una batalla entre aviones armenios y turcos y fuerzas antiaéreas turcas, según informó la agencia de noticias Sputnik.

Armenia y Azerbaiyán se acusaran mutuamente de bombardear sus territorios
Armenia y Azerbaiyán se acusaran mutuamente de bombardear sus territorios

Decenas de personas, en su mayoría combatientes, murieron desde el domingo pasado en choques en Nagorno Karabaj entre separatistas apoyados por Armenia y tropas de Azerbaiyán.

Los enfrentamientos volvieron a sacudir hoy la zona por tercer día seguido, informaron autoridades de todas las partes.

Armenia y Azerbaiyán se acusaran hoy mutuamente de bombardear sus territorios. El Ministerio de Defensa azerbaiyano dijo que fuerzas armenias atacaron hoy la región de Dashkesan, en el oeste de Azerbaiyán.

Funcionarios de Armenia dijeron que fuerzas de Azerbaiyán abrieron fuego contra una unidad militar en la ciudad armenia de Vardenis, lo que provocó el incendio de un colectivo y la muerte de un civil.

La Cancillería de Armenia negó haber bombardeado la región de Dashkesan y dijo que esto era una mentira de Azerbaiyán para «extender la geografía de las hostilidades».

Nagorno Karabaj queda dentro de Azerbaiyán, pero está bajo control de separatistas de lengua y raíces armenias apoyados por el Gobierno de Armenia desde 1994, cuando la región se separó de Azerbaiyán luego de una guerra de tres años.

El candidato republicano Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden se miden esta noche de martes 29 de septiembre en el primer debate presidencial en Estados Unidos, previo a las elecciones que se disputarán el martes 3 de noviembre de 2020.

A 35 días de las elecciones y con los votos anticipados que ya se están emitiendo en algunos estados, el primer debate presidencial de USA llega en un contexto de agitación marcado por coronavirus y las acusaciones cruzadas entre ambos contendientes.

El debate entre Trump y Biden comienza a las 22:00 horas de Argentina.

Claves y detalles del debate

De acuerdo al Presidente de la Unión Americana, Donald Trump, su contrincante, Joe Biden, emitió una solicitud para tener descansos a lo largo del debate, asimismo, el mandatario asegura que el demócrata pidió auriculares y se negó a hacerse una prueba de dopaje.

Sin embargo, el equipo de comunicaciones del ex-vicepresidente afirma que esto no es verdad, además, señalan que Trump tampoco ha dado a conocer si se hará un antidoping. «Por supuesto que no va a usar un auricular y nunca pidió tener descansos”, expresó el equipo de Biden.

La solicitud de Trump para que se realicen antidopings antes del debate llega luego que el Presidente señalara que el demócrata hace uso de narcóticos para debatir, mismo mito con el que inculpó a Hillary Clinton en el debate presidencial del 2016.

Un poco de contexto sobre el ‘fracking’:

El líder de la Casa Blanca asegura que Biden se encuentra en contra del fracking, también conocido como «fracturación hidráulica»​ o «hidrofracturación». Esto​ es una técnica para aumentar, o bien, facilitar, la extracción de gas y petróleo del subsuelo. Sin embargo, Biden no ha dado a conocer abiertamente ninguna propuesta para prohibir completamente el fracking.

Aunque claro, el demócrata sugirió que estaría bien «establecer un mecanismo de aplicación para lograr emisiones netas cero a más tardar en 2050», acto que involucraría una reducción significativa del fracking, hecho en el que Donald Trump se encuentra en contra debido a que se perderían empleos.

Al llegar a Ohio, uno de los primeros actos de Donald Trump fue tomar su cuenta oficial de twitter para afirmar que se encuentra muy por delante de su contrincante en las «verdaderas encuestas», esto, únicamente en el estado de Ohio.

«Recién llegado al Gran Estado de Ohio. Las verdaderas encuestas nos tiene a la cabeza incluso más que en 2016. Con Biden en contra del fracking (energía y empleos) y su Segunda Enmienda, ¡Deberíamos estar en muy buena forma!», señaló el actual líder de la Casa Blanca a través de la ya mencionada red social.

Falta poco para que el debate dé inicio. Mientras tanto, ambos candidatos ya han llegado a Cleveland, Ohio. Lugar en el que se llevará a cabo el encuentro.

A diferencia de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, los candidatos a la vicepresidencia, Mike Pence, y la senadora, Kamala Harris, sólo contarán con un solo debate, mismo que será moderado por Susan Page, jefa del buró de Washington para USA Today. Este único debate se llevará a cabo el próximo 7 de Octubre en Salt Lake City, Utah.

Temas 

La duración de este primer debate será de 90 minutos, mismos que se dividirán en seis segmentos de 15 minutos cada uno y no se tendrán pausas comerciales. Cada segmento abordará un tema diferente, los cuales son los siguientes:

– Los registros de Trump y Biden
– Corte Suprema
– Pandemia de coronavirus
– Protestas raciales y violencia en las ciudades
– Integridad electoral
– Economía

Al inicio de cada segmento, cada candidato contará con dos minutos para externar sus respectivos puntos de vista, una vez que estos hayan terminado se seguirá con la ronda de ida y vuelta hasta que terminen los 15 minutos. El moderador de este primer encuentro será Chris Wallace, presentador de Fox News Sunday.

Cabe mencionar que el debate de esta noche será el primero de tres encuentros que se tienen preparados de cara a las elecciones del 3 de Noviembre. El siguiente debate entre Donald Trump y Joe Biden se llevará a cabo el próximo15 de Octubre en Miami, Florida, mientras que el último tendrá lugar en Nashville, Tennessee el 22 de octubre.

El Servicio Secreto, la Guardia Nacional y la Policía de Cleveland comenzaron a resguardar las inmediaciones de la sede del Primer Debate desde muy temprana hora, pues se estima que se desaten protestas fuera del recinto.

En un año electoral como ningún otro, el primer debate entre el presidente Donald Trump y su contrincante demócrata, Joe Biden, podría ser un momento fundamental en una contienda que ha permanecido prácticamente inalterada por meses.

El debate previsto para el martes por la noche ofrecerá una enorme plataforma a Trump y a Biden para que expongan sus visiones completamente diferentes para un país que enfrenta varias crisis, como protestas contra la injusticia racial y una pandemia que ha provocado la muerte de más de 200.000 estadounidenses y millones de despidos.

La emergencia de salud ha trastocado los elementos habituales de una campaña presidencial, dando una mayor importancia al debate.

Pero en medio de una intensa polarización política, quedan pocos votantes indecisos, lo que plantea interrogantes sobre cómo, o si, el debate podría dar forma a una contienda que ha estado definida por su acritud y, al menos hasta ahora, por su estabilidad.

Biden se subirá al escenario en Cleveland con la ventaja en las encuestas, que es significativa en los sondeos nacionales aunque más cerrada en estados no definidos, pero enfrentando cuestionamientos sobre su turno en el centro de atención, particularmente considerando los ataques de Trump.

Y Trump, con apenas 35 días para cambiar el curso de la contienda, tendrá la que quizás sea su mejor oportunidad para reconfigurar la campaña como una elección y no como un referendo sobre su manejo de un virus que ha matado a más personas en Estados Unidos que en cualquier otra nación.

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“Será el primer momento en cuatro años en que alguien subirá a un escenario como igual a Trump y podrá hacer que rinda cuentas por lo que ha hecho mal al frente del país”, dijo Steve Schmidt, principal asesor de campaña en la candidatura presidencial del republicano John McCain en 2008 y un asiduo crítico de Trump.

“Si Biden es incapaz de imputar a Trump todo lo que ha hecho, ese sería un profundo fracaso”. El manejo del presidente al coronavirus probablemente dominará gran parte de la discusión.

La fuerza de la pandemia será tangible debido a que los podios de los candidatos estarán muy separados entre sí y se evitará el tradicional apretón de manos.

Y el debate podría estar determinado por una extraordinaria confluencia de otros eventos recientes: la muerte de la magistrada de la Corte Suprema, Ruth Bader Ginsburg, que permitió que Trump nominara a una jueza conservadora para reemplazar una voz liberal y reformar el máximo tribunal por generaciones, y las revelaciones sobre el largo y escondido historial de impuestos de Trump, incluido que pagó sólo 750 dólares al año en impuestos federales sobre la renta en 2016 y 2017 y ni un dólar en muchos otros años.

Pero el impacto del debate, o de los dos que se realizarán en las próximas semanas, sigue siendo incierto.

La agitación que se vive en 2020 es difícil de superar: el covid-19 ha reescrito las reglas de la vida diaria; las escuelas y negocios están cerrados, y las protestas que exigen justicia racial se han extendido por toda la nación luego de una serie de muertes de afroestadounidenses a manos de la policía.

 

La comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados de la Nación inició este miércoles el debate del proyecto de ley de Aporte Solidario y Extraordinario de las Grandes Fortunas, del que el oficialismo pretende emitir dictamen favorable el próximo lunes, con el respaldo de bloques aliados y pese al rechazo de Juntos por el Cambio.

El proyecto, elaborado por diputados del Frente de Todos, propone que las personas con un patrimonio superior a 200 millones de pesos hagan una contribución por única vez al Estado, con el fin de recaudar unos 300.000 millones de pesos para paliar el impacto de la pandemia de coronavirus en los sectores vulnerables.

El presidente de la comisión y autor principal del proyecto, Carlos Heller, señaló al inicio del debate: «La idea del recurso extraordinario se apoya en la situación extraordinaria. Creo que nadie está en este país, ni en ningún lugar, en condiciones de argumentar que no estamos ante un fenómeno impensado que ha alterado todas las previsiones».

Y aclaró: «Vamos a ponerle la palabra ‘obligatorio’ para terminar con la interpretación de algunos de que como es un aporte, podrá ser voluntario».

Por Juntos por el Cambio, el vicepresidente de la comisión, el radical Luis Pastori, aseguró: «Claramente estamos en presencia de un impuesto, por más nombre que quieran ponerle. Se trata de un tributo, más cuando confirman que es obligatorio».

«Es una ley, es de carácter coactivo, está expresado en dinero, para ayudar a solventar el gasto público, y no tiene una correspondencia directa con un beneficio para el contribuyente, lo que caracteriza al impuesto con diferencia a las tasas y a las contribuciones especiales», añadió.

Por el Frente de Todos, el entrerriano Marcelo Casareto aseveró que «no le podemos pedir esfuerzo a los trabajadores, a los jubilados, a los sectores vulnerables, tenemos que pedirlo a quienes hoy están en una menor situación relativa».

Desde la Coalición Cívica, Javier Campos expresó: «El hecho de que el impuesto sea malo para los ricos no significa necesariamente que sea bueno para los pobres; realmente hay que discutir si este impuesto es bueno para la gente, porque se puede dar una baja en los ingresos fiscales».

«Hay encuestas que dicen que cerca de un 50% lo rechaza», agregó el diputado opositor, a lo que Heller le respondió: «Tengo encuestas que dicen lo contrario», y le propuso intercambiarlas.

Por su parte, la oficialista Fernando Vallejos dijo que «con esta contribución se están fortaleciendo las respuestas que el Estado está implementando en este tiempo por la emergencia y la posterior reconstrucción de la economía» y que «se trata de un aporte de características extraordinarias que llega en un momento extraordinario del país y del mundo»,

Por la izquierda, Nicolás Del caño, consideró que «este debate llega casi seis meses después de tomadas las primeras medidas de aislamiento necesarias para el cuidado sanitario. El paso del tiempo tiene consecuencias, por eso este proyecto llega tarde y además es muy pobre».

Desde los interbloques de volumen intermedio, como el Federal y Unidad para el Desarrollo, no se expresaron en la reunión de este miércoles, aunque algunos de sus integrantes adelantaron a través de redes sociales estar «de acuerdo con el espíritu del proyecto».

Al abrir la reunión de comisión, el legislador oficialista señaló que este miércoles la reunión iba a ser «informativa, con la idea es poder sacar dictamen la próxima semana» y anticipó que invitará a la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, para que responda consultas.

La presencia de la funcionaria fue solicitada por el diputado radical de Juntos por el Cambio Ricardo Buryaile, quien dijo que es necesario que Marcó del Pont informe «cuales son las expectativas de recaudación con este impuesto o contribución».

Tras aclarar que «más allá de que se concrete o no la presencia de la funcionaria hay que respetar la confidencialidad de la información de la AFIP»; Heller reveló también que «se estima que el número -de personas alcanzadas por el Aporte- va a estar más cerca de 10.000 que de 12.000», calculadas originalmente.

La comisión pasó a cuarto intermedio y se volverá a reunir el próximo lunes a las 16,30 para intentar dictaminar sobre este proyecto y el que propone la prohibición de ayuda económica dispuesta en el marco de la emergencia sanitaria para empresas domiciliadas en paraísos fiscales o aquellas con probada evasión fiscal.

La Cámara de Senadores debate en sesión especial el proyecto de reforma judicial enviado por el Poder Ejecutivo para fortalecer el fuero federal penal de la Ciudad de Buenos Aires y crear cámaras de apelaciones en las provincias, mientras desde las redes sociales se hizo una convocatoria a marchar hacia el Congreso para expresar la oposición a la iniciativa.

La sesión especial solicitada por los líderes del Frente de Todos, los senadores José Mayans y Anabel Fernández Sagasti, fue convocada mediante un Decreto Parlamentario firmado ayer por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

La iniciativa original sufrió varios cambios propuestos por los senadores del Frente de Todos, ya que sus pares de Juntos por el Cambio y sus aliados del Interbloque Parlamentario Federal rechazaron de plano la iniciativa.

Las voces en contra

De hecho, algunos de sus principales dirigentes volvieron hoy a negarse enfáticamente a apoyar el proyecto.

La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, por ejemplo, volvió a cuestionar la reforma judicial al considerar que «ya está agotada en sí misma y no se va a votar” cuando llegue a la Cámara de Diputados.

En tanto, la ex gobernadora María Eugenia Vidal aseguró que “no hay negociaciones ni acuerdos posibles” entre el oficialismo y la oposición” y reiteró que la posición de Juntos por el Cambio “sobre la reforma judicial es muy sólida” ya que “están en juego valores fundamentales que defendemos”.

Antes de que se hiciera pública la convocatoria, la presidenta del Senado había publicado un texto en redes sociales en el que había afirmado que el país «todavía se debe una verdadera reforma judicial», al advertir que el proyecto en el Senado no tiene ese fin sino que busca «implementar el mandato de la reforma constitucional de 1994».

A través de un texto titulado «¿Reforma? Algunas consideraciones sobre las palabras, los acuerdos, el Congreso y la democracia», Cristina Fernández de Kirchner había planteado que la iniciativa «comienza a implementar el mandato de la reforma constitucional de 1994, que ordenaba la transferencia de la justicia ordinaria a la esfera» porteña.

Fuentes de la oposición y del oficialismo aseguraron que la jornada se extenderá hasta bien entrada la noche, ya que además del proyecto de Ley de Reforma Judicial los senadores debatirán dos proyectos de resolución presentados por el Frente de Todos para cubrir lugares en el Tribunal de Enjuiciamiento del Ministerio Público, además de la autorización para el ingreso y salida de tropas para la realización de ejercicios militares.

La sesión especial se lleva a cabo mediante videoconferencia, como ocurre desde el principio de la cuarentena por la pandemia de coronavirus.

Sólo Fernández de Kirchner y las autoridades de la Cámara alta (la presidenta provisional del Senado, Claudia Abdala de Zamora; el vicepresidente Martín Lousteau; el vice primero, Maurice Closs; y la vice segunda, Laura Rodríguez Machado) estarán presentes en el recinto de sesiones.

Fuente: Telefe Noticias