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Lionel Messi acaparó todas las miradas del estadio Lusail en la previa ante Francia, por su figura, la expectativa de verlo conquistar por primera vez la Copa del Mundo en Qatar.

Pero también llamó la atención por sus botines, los que Adidas le confecciono para esta cita ecuménica.

Los mismos, están bien a tono con las costumbres árabes. Los estrenó hace tiempo en el partido amistoso ante Emiratos Árabes Unidos, y no los soltó más.

Además, desde la reconocida marca deportiva informaron que el calzado tiene un sistema de estabilidad de alta velocidad, una ‘jaula de agilidad’ diseñada para un mayor soporte en movimientos explosivos y cambios de dirección, un estampado antideslizante en el talón para afirmar mejor el pie, y demás detalles que benefician y potencian el rendimiento de Messi. Por otro lado informaron que tendrán un valor de 300 dólares.

Por último, remarcaron que los mismos se inspiraron en los primeros que usó en Alemania 2006, pero en lugar de ser blancos, son dorados, con las tres tiras negras pero con detalles celestes y blancos.

El entrenador campeón del mundo en Qatar 2022 no se guardó ninguna emoción tras la consagración por ganar el Mundial.

Lionel Scaloni, entrenador de la Selección Argentina campeón del Mundial de Qatar 2022, se mostró emocionado junto a su familia por la obtención del título luego de vencer por penales a Francia.

“Todavía no nos damos cuenta, pero es un momento para disfrutar, más que nada la gente. Estamos acostumbrados a pasar las malas, es mérito y un disfrute increíble estar en la cima como estamos ahora”, manifestó el santafecino.

“En mi caso tengo que agradecer a mi papá y a mi mamá, ellos me han dado una manera de entender de no bajar los brazos y siempre ir para adelante. Cuando no se da hay que entender que se hicieron las cosas bien”, cerró.

Claudio Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, felicitó al seleccionado argentino, tras la consagración de esta tarde como campeón del mundo en Qatar ante Francia.

“Somos campeones del mundo!! Lo logramos! Gracias por confiar siempre en el equipo de todos! Vamos Argentina!!!!!”, escribió el dirigente más importante del fútbol argentino en su cuenta oficial de twitter @tapiachiqui.

“Chiqui” Tapia acompañó el mensaje con una foto del plantel “albiceleste” en el momento en el que Lionel Messi levantaba la Copa del Mundo.

El mandamás de la AFA acompañó al equipo argentino en la final del Mundial, en la que además estuvo presente en la entrega de medallas junto a Giani Infantino, presidente de la FIFA, y Alejandro Domínguez, titular de la CONMEBOL.

Rodrigo De Paul la rompió en la final del Mundial y se consagró campeón mostrando un nivel excelente. «Nacimos para sufrir , somos justos ganadores”, comentó tras ganar en la tanda de penales.

“Nacimos para sufrir, vamos a sufrir toda la vida, pero esto no me lo voy a olvidar más. Creo que somos justos ganadores. Para ser campeones había que ganarle al último campeón y lo hicimos. Esto es una alegría que no puedo explicar”,  indicó De Paul, tras la finalización del partido en el que Argentina se coronó campeón del Mundo.

El volante añadió que “hay que sufrir para poder gozar, somos justos ganadores. Para ser campeón hay que ganarle al último campeón y hoy lo hicimos”.

“Amo a todos los argentinos. Los dejamos en la cima del Mundo. Ojalá todo el país esté tan feliz como nosotros. No lo puedo creer pero somos justos campeones”, completó De Paul.

Argentina se coronó campeón del Mundo tras vencer hoy a Francia por 4 a 2 en la definición por penales, tras igualar 3 a 3 luego de 120 minutos de juego en la final jugada en Qatar.

La Albiceleste de Lionel Messi consiguió la gloria máxima tras el triunfo por penales ante Francia en el Lusail Stadium.

El fútbol hizo justicia. La Argentina hizo justicia por botines propios. Lionel Messi tiene la foto que mereció toda su brillante carrera: con la casaca albiceleste y la Copa del Mundo en sus manos. La Selección se impuso 4-2 por penales ante Francia (tras igualar 3-3 en los 120 minutos) en el estadio Lusail y se consagró campeón del Mundial de Qatar 2022. A los 35 años, en el quinto intento del capitán (autor de dos goles; el restante de Di María), la pared se rompió.

Con las graderías copadas por los colores celeste y blanco, con todos los rincones del país embanderados y embargados por la emoción, los dirigidos por Lionel Scaloni jugaron la definición con plena concentración y seriedad, al punto que los galos no patearon al arco en toda la primera etapa. Apenas un síntoma de la exhibición que regaló Argentina. Con presión asfixiante, incómoda hasta para los espectadores que temieron verse encima a Julián Álvarez, rompiendo la pantalla de TV en alguna de sus corridas. Con paciencia y toque. Con personalidad. Con el acierto táctico del DT de colocar a Di María, una pesadilla, sobre Koundé, por la izquierda. Con De Paul empujando. Con Enzo Fernández manejando los tiempos. Con Messi disfrutando, ya despojado del peso de las tensiones que se evaporó tras ganar la Copa América 2021 en el Maracaná.

Difícilmente se haya visto mayor diferencia conceptual entre dos equipos en una final del mundo como la que se advirtió en el primer tiempo entre Argentina y Francia. Messi, de penal, tras una infracción de Dembelé a Di María, y el propio Fideo, luego de una jugada colectiva de excelencia, la Selección tomó ventaja. Tanto fue así que Deschamps realizó dos cambios antes del primer tiempo. En la segunda parte, después del enorme desgaste del primer tiempo, llegó el tiempo de resistir. Pero sin la necesidad de que los 10 jugadores se sujetaran al travesaño rodeando a Dibu Martínez. Scaloni definió el ingreso de Acuña por Fideo superstar para obturar caminos. De Paul con su manejo de los tiempos, haciendo lo que había que hacer en cada acción, más el manejo de Mac Allister y Fernández, más las perlitas de Messi, hasta supieron arrancarles algunos “ole” a las tribunas.

Pero el suspenso llegó con el penal de Otamendi a Kolo Muani. Dibu estuvo a centímetros de atajarle a Mbappé. Y, con el efecto Países Bajos, casi inmediatamente llegó el 2-2, también de Kiki, con una volea. Minuto 81. Igual que el 2-2 contra Alemania en México 86. Entonces, Maradona tomó la pelota y arengó: “Ahora lo ganamos”. Lo mismo se propuso la Albiceleste.

Y en el segundo tiempo del alargue parecía haber llegado el premio. Fue a los 108 minutos, luego del remate furioso de Lautaro Martínez que contuvo Lloris, y del rebote que tomó la Pulga, para volver a romper el score. El guión pedía algo así, la escena épica, con el muchachito de la película, para coronar tamaña obra. No obstante, otra vez se interpuso un obstáculo. Otro penal que Mbappé tradujo en su hattrick y en el 3-3. Y en los penales llegó la gloria. Otra vez con Dibu como héroe, atajando el penal de Coman y poniendo nervioso a Tchouameni para que desviara el suyo. Fue Gonzalo Montiel el héroe que puso el 4-2 decisivo.

Porque no fue un camino sencillo el de la selección argentina, tal como quedó comprobado en la final. Todo parecía marchar sobre ruedas después de la victoria 5-0 ante los Emiratos Árabes en la previa del inicio del torneo que sirvió para estirar el invicto de la Scaloneta a 36 partidos. Pero, después de aquel holgado triunfo conseguido el 16 de noviembre, Lionel Scaloni se encontró con la primera turbulencia. “Los jugadores son bastante grandecitos como para decir si están en condiciones de seguir o no”, disparó después del pitazo final y anticipó lo que ocurriría al día siguiente.

Nicolás González Joaquín Correa, dos fijas en este ciclo, fueron dados de baja y en su lugar convocó de urgencia a Ángel Correa y a Thiago Almada, quienes se encontraban en la Argentina y no esperaban el llamado. Ahora sí, con esos cambios, estaba definida la lista de 26 futbolistas para afrontar el desafío más importante de todos.

El primer rival era Arabia Saudita, a priori, el más accesible del grupo en el que también estaban México Polonia. El 22 de noviembre el Estadio Lusail, con capacidad para casi 89 mil personas, se vio invadido por una marea blanca y celeste, pero que en su mayoría estaba representada por fanáticos asiáticos que apoyaban a la Argentina pese a no hablar español. Eso, sumado a que los verdaderos hinchas de la Selección estaban dispersados por las tribunas, provocó que no se sintiera el aliento que se esperaba, sobre todo después del banderazo multitudinario que se había celebrado el día anterior.

La historia comenzó de la mejor manera para el campeón de América porque a los 8 minutos el árbitro Slavko Vincic fue llamado por el VAR por una infracción en el área sobre Leandro Paredes en un tiro de esquina y cobró penal. El encargado de ejecutarlo fue Lionel Messi, que puso rápidamente en ventaja a la Albiceleste en lo que parecía ser el inicio de un sencillo trámite. Pero no.

El gran protagonista de esa primera mitad fue el fuera de juego. Fueron tres los goles anulados a la Argentina por posición adelantada, uno de La Pulga y dos de Lautaro Martínez, unos por aciertos del juez de línea y otro por la intervención de la tecnología. Esto provocó que el equipo se sumergiera en la frustración por no poder liquidar un juego que no parecía traer mayores problemas, hasta que en el segundo tiempo llegó lo impensado.

En una ráfaga de fútbol, Saleh Al-Shehri, con una corrida fantástica que dejó en el suelo a Cuti Romero, y Salem Al Dawsari, con un enganche en el área y tiro a colocar que se clavó en un ángulo, dieron vuelta el marcador y pusieron a Arabia Saudita 2-1 arriba. Entonces, Scaloni buscó reaccionar, entraron Julián ÁlvarezEnzo FernándezLisandro Martínez Nicolás Tagliafico, pero no hubo modificación posible que cambiara el destino: Argentina debutó con una derrota.

El shock fue total. El campeón de América, el conquistador de la Finalissima, el equipo invicto, el ejército de Messi, besó la lona en el primer round. “Where is Messi?” (dónde está Messi) pasó a ser el grito más escuchado en Doha, mientras NeymarMbappé Cristiano Ronaldo arrancaron con goles y triunfos, La Pulga había recibido un duro golpe de arranque. Pocos lo sabían entonces, pero el golpe fue necesario.

Scaloni pateó el tablero para el siguiente partido, debía enfrentar a México que venía de empatar sin goles contra Polonia (el resultado que más necesitaba Argentina si aún pretendía acabar primero en la zona). No había margen de error porque una derrota lo eliminaba del torneo y por eso el entrenador mandó de arranque a Guido Rodríguez, Gonzalo Montiel, Alexis Mac Allister y Lisandro Martínez, por Leandro Paredes, Nahuel Molina, Papu Gómez y Cuti Romero, respectivamente. Después de un cero a cero en el primer tiempo con pocas llegadas, parecía que la historia se repetía, hasta que Messi contestó la pregunta que todos sus detractores se hacían. “Where is Messi?” “Acá”.

A los 64 minutos, el Diez dominó a metros de la medialuna del área un pase filtrado de Di María y, sin levantar la cabeza, sacó un zurdazo bajo que se coló contra un palo del arco defendido por Memo Ochoa y desató la locura de la gente en Lusail. Luego del desahogo, el juego del equipo fluyó hasta asemejarse por momentos al que se había visto en los últimos amistosos y partidos de Eliminatorias hasta que llegó el segundo gol, el de Enzo Fernández. El ex Benfica había entrado poco antes del primer tanto y, en un estado de inconsciencia total, recibió un córner corto desde la izquierda, se metió en el área, con una bicicleta se armó el hueco y desenfundó un tiro espectacular que se metió en un ángulo y sentenció la historia.

Argentina había vuelto a mostrar parte de lo que supo ser y ahora restaba Polonia. El equipo de Robrert Lewandowski acumulaba 4 puntos y con un empate podía asegurarse no sólo el pase a octavos sino además la clasificación a la siguiente ronda como líder del Grupo. Pero para ese entonces la Scaloneta ya había pasado por el taller mecánico y estaba lista para el partido.

Alexis Mac Allister, Enzo Fernández y Julián Álvarez formaron como titulares para el partido que se destrabó en el arranque del complemento cuando Nahuel Molina desbordó por derecha y asistió al Colo para que definiera de primera al segundo palo. Ese tanto era una muestra de lo que ya se veía: el equipo podía generar peligro sin la necesidad de que Lionel Messi interviniera. Esto se repitió en el segundo cuando Enzo filtró un pase perfecto para la Araña que al dominar el balón quedó perfilado para sacudir de derecha y gritar su primer gol en un Mundial y darle a la Selección el pase a octavos como puntero del Grupo.

Esa semana fue de festejos constantes en Doha porque mientras la Argentina se recuperaba, en otros grupos Francia, España, Brasil y Portugal recibían golpes inesperados ante selecciones menores, al tiempo que Uruguay, Alemania, Bélgica y Dinamarca armaban las valijas después de consumar sus fracasos. El siguiente rival iba a ser la inesperada Australia.

La selección oceánica fue la gran sorpresa del Grupo D, en el que quedó por detrás de Francia y por encima de Túnez y Dinamarca. La Selección abrió el marcador a través de Lionel Messi en la primera mitad, con una gran acción individual de derecha a izquierda, como en sus comienzos en Barcelona, y con un disparo suave a colocar que dejó inútil la estirada del arquero Mat Ryan.

Justamente, el portero australiano iba a ser clave en el segundo tiempo cuando en apenas 10 minutos, dominó larga una pelota y perdió ante la presión de Julián Álvarez. La Araña volvió a picar y puso el 2 a 0 parcial que parecía darle pie a la goleada. Pero no, aún había que sufrir. Cuando el combinado vestido de amarillo parecía haber arrojado la toalla, un zapatazo de Craig Goodwin que no llevaba ningún peligro se desvío en Enzo Fernández, descolocó a Dibu Martínez y se metió en el arco para el 1 a 2, cuando quedaban menos de 15 minutos para el cierre. El resto del encuentro fue sufrimiento porque la Albiceleste no pudo liquidar el duelo, ni siquiera con las tres ocasiones claras de gol que dilapidó Lautaro Martínez, pero pese al sudor que emergió sobre el final producto de los nervios, el marcador no se movió y la Scaloneta arribó a cuartos.

Allí lo esperaba un viejo conocido con un nuevo nombre: Países Bajos (ex Holanda), a quien ya había enfrentado en 1974, 1978, 1998, 2006 y 2014. Los antecedentes sobraban para este gran duelo que sumaba un condimento especial, la presencia de Louis van Gaal. El experimentado entrenador que supo ser “el peor” en la carrera de Ángel Di María, según las palabras del propio Fideo, y el enemigo de Juan Román Riquelme en Barcelona, no tuvo mejor idea que declarar días antes que la Argentina defendía con 10 futbolistas, porque Messi no colaboraba con la marca. El neerlandés no supo que con esas palabras estaba cargando de polvora la bala de su enemigo.

Los cuartos de final se transformaron en una batalla. Los jugadores argentinos, que hicieron silencio en la previa, salieron al campo de juego con la misión de ganar para asegurarse el séptimo partido, pero además para acabar futbolísticamente con el adversario naranja. Nahuel Molina, luego de una asistencia sensacional de Messi, puso el 1 a 0 en el primer tiempo, mientras que en el segundo el propio Leo, de penal, estampó el 2 a 0 y dejó una imagen que ya es bandera. Después de convertir, se abrazó con sus compañeros y corrió hacia el banco de suplentes neerlandés para colocar sus manos por detrás de sus orejas y hacerle el Topo Gigio Van Gaal.

El Messi más maradoniano de todos se hizo presente en Qatar y aún había más. Los europeos consiguieron el agónico empate con dos tantos de Wout Weghorst, un delantero que quedará por siempre recordado por ser el “bobo” al que Messi se refirió post-partido. Pero aún había tiempo para eso, porque antes apareció el héroe de los guantes. Dibu Martínez, de deslucida actuación en el Mundial hasta ese momento, fue clave en la definición por penales en la que se definió el boleto a semis.

Desde aquel “mirá que te como” contra Colombia en la Copa América 2020 que el público sabía que tenía una garantía en el arco en una definición así, pero había que demostrarlo. El guardameta del Aston Villa tapó los dos primeros disparos. Sus víctimas fueron Virgil van Dijk y Steven Berghuis. Eso le dio a la Argentina el margen de error necesario para no sufrir con el fallo de Enzo Fernández, que buscó esquinar su tiro, y para festejar con la conversión final de Lautaro Martínez.

Ahora sí. “Qué mirás bobo. Anda pa’ alla”, le dijo Messi a Weghorst en una frase que ya es remera, bandera, taza y hasta tatuaje. Messi se sacó. Fue a buscar a Van Gaal, le gritó que no hablara antes de los partidos, le negó el saludo al futbolista neerlandés que durante el partido lo había insultado y de fondo Dibu Martínez le espetaba un “I fuck you twice” (”Te cogí dos veces”) al técnico naranja, que había anticipado en la previa que en la definición por penales los europeos contaban con una ventaja. Otro error.

Argentina se sumaba a Croacia y al día siguiente aparecieron Francia Marruecos. Solo cuatro. Después de tanto, la Albiceleste era oficialmente una de las mejores cuatro selecciones del planeta y estaba a dos partidos de la gloria máxima. Antes, debía medirse contra el equipo comandado por Luka Modric, que en 2018 se había impuesto 3-0 en la fase de grupos y había clavado uno de los puñales más dolorosos en la historia reciente del seleccionado sudamericano.

Para este partido la Argentina ofreció una gran perfomance. El resultado fue 3-0, con un gol de Messi y dos de Julián, héroe de la noche qatarí. Otamendi se consagró como el mejor defensor central del torneo, por si hasta ese momento aún quedaban dudas, Enzo Fernández se adueñó del mediocampo y la Selección alcanzó la gran final para mantener esa racha histórica y vigente de nunca haber perdido en semis. Después de ocho años de Brasil 2014, La Pulga tenía su tan ansiada -y por momentos inimaginable- revancha.

Y el sufrimiento se estiró hasta los penales. Aunque Argentina hubiera merecido la gloria antes, incluso en los 90. Sirvió para que la descarga de emoción fuera aún mayor. Para que Messi, Di María, Dibu Martínez y Scaloni rompieran en lágrimas. Para que Argentina quebrara los 36 años de sequía. Llegó la tercera. La que ganó Maradona. La que disfrutan Messi y toda la Argentina.

El presidente Alberto Fernández afirmó hoy que «disfrutará» mañana la final de la Copa del Mundo de fútbol, que enfrentará a los seleccionados de la Argentina y Francia, «en casa». «En la cancha van a estar los mejores de los nuestros», expresó.

«Como millones de compatriotas, disfrutaré la Final de la Copa del Mundo en casa. Viviré este momento fantástico como hasta ahora, junto a mi gente. En la cancha van a estar los mejores de los nuestros y en la tribuna una gloriosa hinchada», indicó el mandatario a través de su cuenta personal de Twitter.

Y agregó: «Además, cábalas son cábalas», junto a una foto de la victoria de la selección albiceleste contra Croacia en la semifinal.

Argentina jugará mañana la sexta final de la historia de los Mundiales contra Francia, defensor del título, desde las 12 en el estadio Lusail y con el arbitraje del polaco Szymon Marciniak.

La ceremonia de clausura del Mundial de Qatar 2022 que se realizará este domingo en la previa de la final que disputarán la Argentina y Francia promete ser «memorable», según informó la FIFA.

El acto comenzará a las 10.30, una hora y media antes del inicio del partido que se jugará en el estadio Lusail.

La ceremonia, que fue catalogada con el nombre de «Una noche memorable» solo durará 15 minutos pero promete ser «inolvidable» para los 88.966 espectadores que asistirán a la final de la Copa del Mundo.

Los artistas que están presentes serán los que participaron de la interpretación de las canciones oficiales del Mundial de Qatar 2022, la última edición con el formato de 32 participantes que se implementó en Francia 1998.

Davido y Aisha cantarán el tema «Hayya Hayya, Better Together»; el puertorriqueño Ozuna y Gims, harán la canción «Arhbo»; mientras que Nora Fatehi, Balqees, Rahma Riad y Manal cantarán «Light the Sky».

«Tras una ceremonia inaugural en la que se celebró el hecho de construir puentes y conocernos los unos a los otros, más allá de nuestras diferencias, la ceremonia de clausura durará 15 minutos y en ella se hará referencia, a través de la música y la poesía, a la manera en la que el mundo se ha unido durante los 29 días de duración del torneo», indicó la FIFA en su comunicado.

Si bien no se mencionó, en el acto también habrá una mención a la próxima edición del Mundial que se realizará en 2026 en Estados Unidos, Canadá y México con la participación de 48 seleccionados.

Las puertas del estadio Lusail estarán abiertas cuatro horas antes del inicio del partido que protagonizarán la Argentina de Lionel Messi y el vigente campeón del Mundo liderado por Kylian Mbappé.

La selección ganadora del Mundial se llevará, en dinero, más de 20 veces lo que se llevó Italia al ganar el campeonato de España 82.

Las selecciones de Argentina o la de Francia recibirán 40 millones de euros en el caso de ganar la Copa del Mundo, un premio que se fue modificando a lo largo de las últimas cuatro década.

En el Mundial de España 82, por ejemplo. el campeón Italia recibió un equivalente a 2 millones de euros, ya que esa moneda no regía entonces.

El incremento del premio en los últimos cuarenta años fue «progresivo», señala el diario deportivo español Mundo Deportivo, que tras tomar como parámetro el Mundial de 1982, destaca que el premio que la FIFA destina al ganador de la Copa del Mundo se «multiplicó por 20».

En México ’86, el campeón Argentina embolsó 2,6; en Italia ’90, 3,3; en Estados Unidos ’94, 3,8; en Francia ’98, 5,6; en Corea del Sur/Japón ’02, 7,5 millones.

En Alemania ’06 se produjo el gran salto, con 18,8 millones para el campeón Italia; en Sudáfrica 2010, 28,2; en Brasil 2014, 33; en Rusia 2018, 35,7; y en Qatar 2022, 40 millones de euros.

La lista de premios en euros que recibirán las 32 selecciones de acuerdo a su ubicación final es la siguiente: Campeón: 40 millones de euros Subcampeón: 29 millones Tercero: 26 millones (Croacia) Cuarto: 24 millones (Marruecos) Del 5to al 8vo: 16 millones Del 9no al 16to: 13 millones Del 16to al 32ero: 8,5 millones.

El conjunto europeo se impuso este sábado por 2-1 con goles de Josko Gvardiol y Mislav Orsic, mientras que Achraf Dari empató provisoriamente las acciones.

Croacia se quedó con la medalla de bronce del Mundial de Qatar 2022, al vencer hoy a Marruecos por 2 a 1 en el partido por el tercer y cuarto puesto.

Josko Gvardiol y Mislav Orsic anotaron los goles croatas; había empatado transitoriamente Achraf Dari, todos en la etapa inicial.

El encuentro se desarrolló en el Estadio International Khalifa, en Doha, y fue arbitrado por el qatarí Abdulrahman Al Jassim.

Croacia (subcampeón en Rusia 2018) y Marruecos (el primer seleccionado africano en meterse entre los cuatro mejores de un Mundial) habían perdido sus semifinales respectivas con la Argentina (0-3) y Francia (0-2), que mañana jugarán la final y bajarán el telón de la Copa.

No solo se esperan al menos 45.000 personas, sino que se intentará replicar el ambiente que se vive en nuestro fútbol.

Argentina enfrentará este domingo a las 12 a Francia en la final del Mundial de Qatar 2022 y cómo ocurrió desde el inicio de la competencia ante Arabia Saudita, la Selección será local nuevamente, publicó Minuto Uno.

En la previa del encuentro, donde muchos argentinos exigen a la AFA más entradas para la definición, se esperan, de mínima, 45.000 personas de nuestro país pero con algunos preparativos para el recibimiento que no se vieron antes.

Lo que se buscará para este partido tan importante, es poder vivirlo como “un partido del fútbol argentino” y lograr que el clima que se vive en Argentina se puede replicar en Qatar. Por lo pronto, hay muchos de esos preparativos que son un secreto, pero que de a poco van saliendo a la luz.

Los preparativos dados a conocer en las redes sociales:

  • 7.000 banderas argentinas de tamaño mediano
  • 5.000 globos a repartir en las tribunas
  • 3.000 “bufandas” celeste y blancas
  • 200 banderas de tira para decorar la tribuna.