El derrumbe del valor del crudo a nivel internacional tendrá un fuerte impacto en las provincias exportadoras que ya anunciaron medidas paliativas. Los gremios piden extremar esfuerzos para sostener las fuentes de trabajo. Del otro lado, Nación se ahorra miles de millones en importación de energía
La sostenida caída del precio del barril del petróleo empieza a sentirse con fuerza en la economía nacional y, específicamente, en las provincias productoras. En un mercado tan volátil como el del petróleo y que incide sobre la mayor cantidad de sectores económicos (transporte, energía, producción industrial, agroganadería, etc.), el ciclo bajista que se inició en junio de 2014 genera efectos profundos. Sobre todo porque los analistas consideran que el actual contexto se mantendría hasta por lo menos 2016.
Se plantea en este escenario una dualidad. Por un lado el desplome de los precios internacionales provoca que las acciones de las petroleras, entre ellas la estatal YPF, retrocedan. Esto trae inevitablemente consecuencias en los niveles de producción, exploración y ni que hablar de nuevas inversiones. Pero por el otro, con un barril más bajo Argentina se ahorraría u$s 1.200 millones, según un informe de la consultora Elypsis. “Por cada dólar que baja el precio del barril, el déficit comercial energético anual mejora en 55 millones de dólares”, sostiene el trabajo.
En este contexto, tanto Nación como las provincias productoras de hidrocarburos firmaron el 23 de diciembre pasado un acuerdo para fijar los valores en el mercado interno del petróleo. Acuerdo que permitió trasladar una baja del 5% a los surtidores.
Cabe aclarar que desde 2007 (mediante una resolución firmada por el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno) Argentina está desconectada del precio internacional del barril. En ese momento se fijó un precio para el mercado interno. Esta medida se mantuvo en el tiempo y es ampliamente cuestionada por los especialistas en materia energética.
El sostenimiento de la caída obliga a las provincias a tomar medidas paliativas y a volver a sentarse con Nación para analizar el cambio de escenario. Y en eso están. En este juego de poderes cada una de las partes tiene sus propios intereses. Por un lado, Nación, por otro las provincias exportadoras (Chubut y Santa Cruz) y, finalmente, las provincias que colocan la totalidad de la producción en el mercado interno (Neuquén, Río Negro, Mendoza y La Pampa).
El contexto mundial
Para entender la afectación que están teniendo y tendrán en el corto plazo las provincias productoras de hidrocarburos sin dudas es necesario comprender el comportamiento del mercado internacional del petróleo. Todos los análisis coinciden en que el desplome del precio del barril se debe a niveles de producción muy altos y a una demanda que no alcanza a requerir lo producido. A pesar de esto en una reciente reunión de la OPEP (Organización de los Países Productores de Petróleo) se decidió mantener el status quo y no reducir los niveles de producción (algo que reclamaba fuertemente Venezuela).
La causa de este exceso de producción se debe al desembarco de Estados Unidos en el mercado de hidrocarburos. En este sentido diversos analistas coinciden en afirmar que se está dando un cambio de paradigma. Algo similar a lo ocurrido a fines de la década del ‘90 en el mercado de commodities agrícolas con la irrupción de China como primer comprador mundial.
De tal forma, la llegada de EEUU como uno de los mayores productores mundiales de petróleo transformó profundamente el equilibrio entre la oferta y la demanda global. La desaceleración de la economía china y la crisis financiera que se extiende en Europa lastran la demanda, por lo que el equilibrio entre la oferta y la demanda se sitúa en un valor netamente inferior.
El impacto en las provincias
Se da de manera diferenciada. Las más perjudicadas claro está, son las que destinan una parte de su producción a la exportación. Estos son los casos de Chubut y Santa Cruz (que comparten la cuenca del Golfo San Jorge) que destinan en total un 40% al mercado internacional. La afectación en Neuquén y Río Negro es mucho menor. En primer lugar, porque en la cuenca neuquina se produce un petróleo de mayor calidad (Medanito) y en consecuencia se blindó la producción y se destina sólo al consumo interno con un precio por barril muy superior al que se paga por el crudo escalante. Neuquén acordó el 23 de diciembre pasado con Nación un barril a 77 dólares contra 63 dólares que percibe Chubut.
Es en este escenario que rápidamente desde el Ejecutivo de Chubut comenzaron a implementar una serie de medidas paliativas. Fue el propio gobernador, Martín Buzzi, quien anunció que habrá una quita considerable en las regalías para todas aquellas empresas que logren sostener o ampliar los niveles de producción de 2014. Y, un 50% de rebaja para todos los proyectos nuevos. Para algunos especialistas estas medidas serán en vano y sólo profundizarán la agonía.
Además Chubut le pidió a Nación que mejore la oferta realizada en el acuerdo del 23 de diciembre pasado en cuanto a un aporte para sostener el precio del barril de petróleo. “Pedimos que reanalicen la propuesta realizada el 23 de diciembre pasado en relación a un aporte de 3 dólares por barril de petróleo crudo a las empresas productoras” y así de esta manera “poder acercarse a un precio que asegure la continuidad de la explotación y las fuentes de trabajo”, explicó el ministro de Hidrocarburos chubutense, Ezequiel Cufré (ver cuadro). La petición fue avalada desde los gremios que se sumaron a las medidas propuestas por el gobernador Buzzi.
Buzzi buscó el apoyo de sus pares de la OFEPHI para consensuar medidas paliativas pero, a decir verdad, lo dejaron bastante solo. A Daniel Peralta, concentrado en la campaña electoral, no se lo ha escuchado hablar del tema petrolero a pesar de que su provincia se vería afectada directamente. El que sí se expresó y aseguró que no va a resignar ni un solo peso de regalías, es el neuquino, Jorge Sapag. El mandatario indicó que Neuquén está “en atenta y vigilante espera” y que no tomará medidas atadas a la coyuntura. Es que lo que pierden uno y otro es bastante diferente. En Neuquén podrían caer alrededor de un 10% las inversiones en Vaca Muerta pero no tendría bajas significativas en su presupuesto porque su producción no se exporta. En cambio, Chubut perdería este año y según una estimación del propio Ejecutivo, alrededor de 500 millones de pesos.
“Chubut el 60% de la producción destinada al mercado interno a un precio aceptable, y 40% en el mercado internacional. Haciendo un promedio del precio a lo largo del año la pérdida para nosotros sería de 500 millones de pesos”, explicó el mandatario chubutense.
Por otro lado, desde los gremios piden que Nación tome medidas concretas para asegurar las inversiones y el mantenimiento de los puestos de trabajo. El diputado provincial y dirigente sindical petrolero Carlos Gómez dijo que por el momento Nación sólo aplicó la baja en los combustibles. Y advirtió que si no se cumple con lo acordado antes de fin de año (63 dólares el barril) peligran las inversiones previstas por las operadoras en Chubut.
En tanto, el secretario general de Petroleros Privados, Jorge “Loma” Avila, pidió que se bajen “en uno o dos puntos” las retenciones que se aplican sobre la exportación del crudo. Avila señaló que sería un incentivo más que se sumaría al esfuerzo que ya se viene realizando, a fin de poder garantizar la continuidad de las inversiones en la cuenca chubutense (ver cuadro).
Con realidades distintas, tanto Nación como cada una de las provincias productoras se acomodan en este nuevo escenario. Como en toda crisis siempre hay algunos que pierden más; otros menos y los vivos de siempre que sacan tajada. Lo cierto es que los especialistas coinciden en que la baja del precio del barril a nivel internacional se sostendrá al menos en el mediano plazo. Para resistir esta embestida cada uno deberá demostrar su habilidad para buscar soluciones al menos temporales que permitan minimizar el impacto que tendrá este cimbronazo petrolero. ç
Fuente: La Tecla Patagonia