Muchas veces decimos quedarnos sin palabra en situaciones específicas. Esta es una de ellas, sin duda. Hoy no tengo palabras para agradecerle. Ni siquiera sé de dónde sacar fortaleza para despedirlo.
Porque muchos se confunden. Yo no estoy despidiendo a un líder político, ni al único hombre que fuera tres veces Gobernador de la Provincia.
Yo despido a un tipo que me trató siempre como un amigo, despido a un hombre al que quise como un padre. La política iba más allá de eso. Por eso mi lealtad a su proyecto, indiscutible a esta altura del partido, por eso mi incomparable admiración a su persona.
Fue el que me inició en política, el que me dio la primera posibilidad. El que confió. El que apostó por mí. Porque yo lo acompañaba siempre, y de tanto compartir con él aquellos años, no dudé a la hora de su convocatoria. Porque lo primero que pensé ante su solicitud, fue poder parecerme al menos en algo al hombre que años después transformaría la vida de miles de chubutenses. Para siempre.
No hay palabras para semejante dolor. Su familia merece el acompañamiento de todos.
Hasta siempre al amigo, al compañero. El tipo que le demostró a todos esa fuerza, esa voluntad y ese semblante para defender los derechos de todos nosotros aún en los peores momentos.
El pueblo de Chubut te va a recordar como lo que fuiste: El Gobernador más importante de la historia de la Provincia.
Hasta siempre Mario querido.
Ricardo Sastre