Al juez Marcelo Nieto Di Biase no le tiembla el pulso por haberle dado la prisión domiciliaria de Daniela Souza, imputada en la causa «El Embrujo», y a dos mujeres detenidas por el crímen de Rosa Acuña. Sabe que tarde o temprano podría tocarle decidir en el caso de corrupción en la administración pública que conmueve a la sociedad y la clase política de Chubut
Por eso aclara que nunca resolvió sobre los «peligros procesales» ni tomó contacto con el expediente de al causa «El Embrujo» al concederle la domiciliaria a Souza. «Capaz que en algún momento puedo ser juez de la causa. No me interesa qué es lo que pase. En la causa no tengo nada que ver, me importan condiciones de detención», diferenció.
Di Biase recibió en su despacho a EL CHUBUT y comentó que nunca podría guiar sus fallos por «lo que dice la gente». Cuenta en el ambiente judicial lo felicitaron porque «es una decisión difícil de tomar». Dice que la palabra «garantismo está tergiversada», y no tiene nada que ver con ser «permisivo». No tiene ningún prejuicio en saludar a los delincuentes que él encerró y después se los encuentra en la calle.
Derribando mitos, Di Biase confiesa que está lejos de la doctrina de Eugenio Zaffaroni, y nunca nadie le reprochó haber liberado a un preso. «Hay dos Zaffaroni: uno cuando yo estudiaba y otro en los últimos tiempos. Era el libro de cabecera de todas las universidades. Ahora la última postura quizá yo no la comparto, aunque no le llego ni a los talones para poder cuestionarla. Estoy muy lejos de esa corriente, si alguien piensa que es de esa manera», aclara.
-¿Cree que lo pueden catalogar como un juez que libera presos?
-Te voy a responder con esto. Me invitaron a dar clases en Corrientes, me lo preguntaron y yo respondí esto: «El juez garantista es el que da garantías de que se va a respetar la ley; lo otro es discurso político».
-Es todo un mensaje a la dirigencia política.
-Juré por la Constitución de la Nación, de la provincia y las leyes. Los argentinos tenemos un discurso en parte hipócrita. La Argentina no deja tratados de Derechos Humanos por suscribir, y está muy bien que así sea, pero cumplimentemos el contenido. Si me dicen que las personas tienen un problema de salud, ya hubo dos incendios, una se ahorcó y no hago nada… Si pasa algo el responsable soy yo.
-¿Acepta las críticas en la calle y en las redes sociales?
-En el mejor de los casos tenemos garantizado el 50 por ciento de aceptación. Los comentarios que surgen en las redes sociales es parte de lo que uno tiene que aceptar. Imaginate que yo esté presionado por lo que digan las redes sociales. Nunca nadie me dijo nada en la calle. La gente cara a cara nunca te dice nada. Me cruzo con personas que he condenado y me saludan.
-¿No se aleja ni le niega un saludo porque sea delincuente conociéndole el prontuario?
-Hay dos trapitos que vienen y me saludan, y jamás nadie me dijo algo en la calle ni me miró mal. Las redes sociales quizás permiten la comodidad de opinar. He leído comentarios de jueces corruptos, y la gente puede poner lo que quiera.
-En El Embrujo se cuestiona la relación de poder político con la Justicia.
-Quiero que se me entienda la analogía. En el Mundial somos todos técnicos de fútbol; en economía somos todos economistas, y quizá lo sean. Quizá otra persona pueda tener más lógica que yo. Yo tengo que actuar desde la lógica jurídica.
-El gobernador Arcioni dijo que ya se está revisando esa medida.
-Está bien, el titular del Poder Ejecutivo puede decir lo que considere y lo respeto. Si hacen cosas positivas bienvenido sea. Esto no es una cuestión de echar culpas. Cada uno dice «no tengo recursos, estamos haciendo licitaciones pero llevan tiempo y en diciembre vamos a ver». Hay un camino largo y todo lleva plata.
-¿Cuáles son las condiciones de las domiciliarias?
-La única autorizada para salir es Souza que cada 15 días va al psiquiatra y me presentaron un escrito diciendo que tiene un turno con el forense. Los comentarios pueden ser miles pero no me puedo hacer eco de ellos.
-¿Por qué las otras detenidas no recibieron ese beneficio?
-Hay una cuestión de sentido común de no descontrolar todo, porque sino sería una locura. Dije que se queden seis personas en ese lugar. Si hay menos va a ser más posible que se pueda hacer. Van a salir una hora por día a ver el sol, probablemente al Centro de Detención. Las juntan a las seis, las llevan una hora y vuelven.
-¿Cree que se podrían haber evitado estas situaciones?
-Hay falta de previsión. ¿Por qué no se dan cuenta esto antes? ¿Por qué no lo hacen ellos sin llegar a la instancia de Hábeas Corpus? Eso sí que es lógica y para eso está la Policía. Hablamos de violencia de género, y en el estado hay violencia de género contra las mujeres que están presas.
-¿Por qué no tomó la misma decisión con respecto a Mc Leod?
-En el caso de Mc Leod el mismo comisario explicó que toma aire, las condiciones son distintas. El planteo también había sido por Mc Leod, y (el abogado defensor) Gabalachis vino y se retiró porque había una revisión, aunque adhirió al planteo. No estaba la voz de Gabalachis, estaba la voz de los demás. Los demás (el defensor público) me dijeron que las condiciones de Playa Unión son distintas. Ese lugar había sido clausurado y yo lo habilité, yo lo conozco.
-¿Alguien le dijo algo después?
-Gente del ambiente me felicitó por la medida, porque es difícil de tomar.
-La madre de Rosa Acuña dice «yo soy pobre y no puedo pelearla».
-Yo trabajo desde los 15 años porque a mi papá no le alcanzaba para mandarme a la escuela. Los fines de semana me levantaba a las 4 de la mañana, porque trabajaba en una panadería. Tenía que trabajar para pagarme el secundario. Trabajé de cualquier cosa; sé lo que es la gente que no tiene recursos. Una vez le digo a un preso «te vamos a conseguir un trabajo». «¿Trabajo de qué?», me dice. Yo limpiaba baños antes de llegar acá y con orgullo lo digo. Sé las condiciones de la gente que tiene que remarla todos los días.
-¿No es un juez garantista asociado a ciertas posiciones políticas?
-Muy lejos de eso, la posición de garantista está tergiversada; debería ser otra la palabra. El juez de garantías asegura la aplicación de la ley; que haya jueces permisivos es otra cosa.
Encerrado con un preso
Después de doce años, el juez Marcelo Nieto Di Biase todavía ve la imagen de una mujer que se ahorcó en una celda de la Comisaría 1ª de Trelew donde estaba alojada Daniela Souza. «La estoy viendo colgada; se subió y se colgó», dice. Dibuja un plano del calabozo donde Souza permaneció seis meses sin ver la luz del sol. Explica que según el informe del médico forense sin la luz solar el cuerpo no sintetiza la vitamina D, lo que puede provocar problemas óseos.
Por otro lado, Di Biase revela que conoce el denominado «buzón» de la Comisaría 4ª, donde habían alojado a una detenida por el crimen de Rosa Acuña. «Una vez fui a ver a un preso hace tres años y me metieron adentro y cerraron la puerta.
Traté de manejar la situación con calma, pero si él tenía algo encima me podría haber tomando como rehén y hubiera sido un desastre», comenta.
El Chubut