La empresa neuquina Sapag ya agotó 12 de los 20 meses del nuevo plazo de obra para terminar la autovía Trelew-Madryn y viceversa, con un presupuesto de casi 800 millones de pesos. Sin embargo, el avance de obra es demasiado lento y con un plantel mínimo. Hace pocos días se llevaron para otro lado la máquina de hacer asfalto. El obrador de la constructora es un reflejo de desolación más que de trabajo. En la ciudad portuaria un dirigente de la UOCRA aseveró: «la empresa está jugando con tierra».
La nefasta herencia de la gestión kirchnerista, en la que se gastaron ocho presupuestos y la obra sólo quedó en un 60 por ciento, fue un «caballito de batalla» en la campaña de Cambiemos en relación a la autovía Trelew-Madryn-Trelew.
La obra comenzó en abril de 2006 con un presupuesto original de 93 millones de pesos. Pero en 2015 se paralizaron totalmente los trabajos, después de un gasto de 800 millones de pesos y con la obra a un poco más de la mitad.
El empresario Lázaro Báez, preso, procesado y eventualmente condenado por la trama de corrupción de la obra pública nacional y su empresa Austral Contrucciones, fueron los principales apuntados por el verdadero escándalo y estafas que rodea al tramo de la Ruta Nacional Nº 3 por el que transitan a diario miles de personas.
Pero otro pésimo recuerdo será que la propia ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por vídeo conferencia, y el entonces gobernador Martín Buzzi «in situ» inauguraron la autovía en agosto de 2012, con un 40 por ciento del tramo inconcluso.
El gobierno macrista prometió y aseguró que iba a desterrar esa postal, primero con procesos licitatorios serios y cotizaciones reales y con un desarrollo de obra que cumpla los plazos estipulados.

En septiembre del 2016 se realizó la licitación de la nueva etapa de la doble trocha y el 40 por ciento que resta de la obra se dividió en dos tramos, aunque con un presupuesto total ese año de más de 633 millones de pesos.
La española Corsan Corviam Construcciones S.A., que había presupuestado $ 576.035.768,61 terminó siendo la adjudicada entre las cinco ofertas que se presentaron meses antes, después de un acto que encabezaron el fallecido gobernador Mario Das Neves y el presidente de Vialidad Nacional, Javier Iguacel, frente a la replica del gigante dinosaurio en el ingreso a Trelew.
Sin embargo, la española presentó quiebra y la obra vial otra vez quedó a la deriva.
El proceso que la llevó a la quiebra ya tenía varios meses, pero el Estado Nacional parece haberse enterado cuando Corsan no terminaba de recalar en la geografía chubutense. Otro despropósito.
Un año y medio después, en febrero de 2018, se realizó una nueva cotización en el enésimo capítulo de la «novela rutera», con un presupuesto que rondaba los 800 millones, casi 170 millones más que en 2016, otra diferencia abismal que debió imputarse a las cuentas del saqueado don Estado.

Un año después, la neuquina Sapag está lejos de cumplir con lo prometido, o Vialidad Nacional no paga los certificados en tiempo y forma, o el frío no permite avanzar, o el viento borra el trazado de tierra o la humedad no deja secar la imprimación asfáltica.
Por los motivos que fuere, la autovía es un camino «Al infinito y Más allá», el slogan del robot Buzz LightYear de la taquillera saga infantil «Stoy Story», que cosecha el rotundo éxito de la cuarta versión. Y la comparación cabe a la perfección, aunque parezca poco seria. Es que la historia infantil producida en Hollywood tiene más credibilidad que el «puro cuento» argento de terminar alguna vez la doble trocha.
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