Alberto Fernández tendrá mañana su debut como presidente electo en el interior del país. Viajará a Tucumán para asistir a la asunción del segundo mandato de Juan Manzur, uno de los gobernadores más activos en la reconstrucción peronista desde que Fernández fue ungido por Cristina Kirchner como candidato presidencial.
Invitados por el anfitrión, asistirán también las máximas autoridades de la Unión Industrial Argentina ( UIA) y de la CGT. Servirá de excusa perfecta para escenificar avances en el acuerdo productivo que impulsa Fernández de la mano de empresarios y sindicalistas, y que podría derivar en el nacimiento de un Consejo Económico y Social a partir del 10 de diciembre próximo.
«Tendrá mucho de gestualidad el encuentro. Habrá reuniones y se darán diversos espacios para conversar. Hay que empezar a entender que este es el único camino», valoró un sindicalista de jerarquía de la CGT la convocatoria del mandatario tucumano.
La tropa de gremialistas se espera numerosa. Héctor Daer, uno de los jefes de la CGT, viajará esta misma noche, en una primera avanzada. Se sumarán su hermano Rodolfo, Carlos West Ocampo, José Luis Lingeri, Andrés Rodríguez, Sergio Sasia, Antonio Caló, Norberto Di Próspero, Omar Viviani y Osvaldo Iadarola. Es una incógnita lo que hará Hugo Moyano, que también fue invtado por Manzur. Al jefe camionero tampoco se lo vio en el búnker del Frente de Todos, el domingo a la noche.
Por el lado de los empresarios, se espera la presencia de Miguel Acevedo, titular de la UIA, y de su segundo, Daniel Funes de Rioja, aunque éste último aún no lo dio por confirmado. También irá Marcelo Fernández, de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), que reúne a cientos de pymes.
En reuniones preliminares alentadas por Fernández tras su victoria en las PASO, empresarios y sindicalistas trabajaron en un programa económico para la producción y el trabajo, cuyo eje estaría en la previsibilidad cambiaria, un acuerdo de precios y salarios «relativos», fomentar más exportaciones y proteger la producción nacional. Se trata por ahora de un borrador cargado de buenas intenciones, en el que aún no figuran en detalle los puntos más espinosos: reducción de los costos laborales, la modificación de los convenios colectivos de trabajo y un pacto antidespidos.
A través de un comunicado, la CGT aceptó la convocatoria al diálogo con todos los sectores para «reconstruir el país con cifras críticas de desempleo y pobreza luego de cuatro años de políticas neoliberales que lastimaron el tejido social». El mensaje de la central obrera agrega: «Estamos convencidos y preparados para afrontar un diálogo social amplio, maduro y profundo, con políticas públicas fuertemente orientadas a la recuperación de la producción y el trabajo genuino, desalentando la especulación financiera, y protegiendo a los sectores más vulnerables», informó La Nación.