El inicio del ciclo lectivo en Chubut está marcado por el profundo conflicto gremial que desembocó en el paro iniciado por los docentes y se extenderá en principio hasta el viernes. Desde enero se visualizaron serios problemas de infraestructura y servicios que impedían el dictado de clases en establecimientos de doble jornada, que no recibieron partidas para comedores y transporte. Llamativamente, atraviesan situaciones similares las escuelas de gestión pública y las de gestión privada.
El Centro Educativo Agrotécnico Valle de Cholila cuenta con el padrinazgo de la Fundación Cruzada Patagónica, que en 2018 tuvo ingresos por $125,9 millones con la sumatoria de aportantes privados, $46 millones del gobierno de Neuquén y $26 millones del de Chubut. Su directora apunta todas las críticas al gobierno que encabeza Mariano Arcioni.
Hace unos días se difundieron problemas económicos que tiene la escuela secundaria de Cholila a través del testimonio de su directora María Luisa Palmieri, quien expuso las dificultades que atraviesan colegios con gestión social del interior provincial.
«Los chicos comen gracias a las donaciones de los padres y la buena voluntad de algunos proveedores. Desde hace dos semanas venimos así y no sabemos cómo vamos a continuar», relató la directora. Llamativamente, en su aparición pública no hizo mención alguna al hecho de que es la Fundación Cruzada Patagónica quien gestiona la escuela con el patrocinio de grandes empresas.
Si bien es cierto que el Estado chubutense no viene cumpliendo con sus obligaciones con esas escuelas rurales, al extremo de que muchas de ellas no pudieron iniciar el dictado de clases -sobre todo porque los transportes no pasan a buscar a los chicos por el atraso en los pagos del Gobierno provincial- suena paradójico que la Agrotécnica de Cholila atraviese la misma situación, cuando su realidad debería ser muy diferente a partir del padrinazgo de algunas de compañías más poderosas del país.
«Después de agosto del año pasado el trasporte, que dependía del municipio, no anduvo más. Ahora el servicio depende de la Delegación Administrativa de la Región I. Pero todavía no tenemos claro si lo va a administrar la Delegación o el Ministerio de Educación», explicó Palmieri. «Como consecuencia de estos problemas los padres se debieron organizar para traer a sus hijos a la escuela», agregó.
El perfil de la escuela
La «escuelita» de Cholila es una institución privada de gestión pública en la que el Estado provincial tiene la responsabilidad de pagar los sueldos de los docentes y auxiliares, quienes como consecuencia atraviesan la misma crisis que los demás trabajadores de la educación. Terminan cobrando tarde, mal y nunca por las demoras de la Administración provincial. Algo similar sucede con el resto establecimientos de gestión privada del conjunto de Chubut.
La Agrotécnica de Cholila está apadrinada por la Fundación Cruzada Patagónica, que tiene como sponsors a un grupo de grandes empresas nacionales que deberían financiar el funcionamiento de la misma. ¿Será que sus aportes no llegan o tampoco son suficientes para que haya clases normalmente en la «escuelita» de Cholila?
En las redes sociales aparece insistentemente la versión de que la minera Pan American Silver efectuó donaciones para los alumnos, que incluyeron termos para mate con el logo de la repudiada compañía que busca explotar los minerales de la Meseta chubutense.
El padrinazgo no alcanza
La Fundación Cruzada Patagónica remarca en su página web que hace más de 40 años que ayuda a «dos Centros de formación integral en Junín de los Andes (Neuquén) y Cholila (Chubut), donde los alumnos provienen de 500 km. a la redonda y reciben educación con formación agrotécnica, alojamiento, alimentación, transporte y práctica profesional».
En el mismo sitio puede observarse que entre las empresas que acompañan a la Fundación se destacan: ALUAR; TOTAL; EM Power; Exxon Mobil; CAPEX; TGS; Western Union; Banco Galicia; el Banco BPN; Banco Patagonia; Pan American Energy; Lenovo; Catedral Alta Patagonia; Chapelco Golf Club; Fondation Bemberg; Grifería FV; Fundación Normatil y Bazar Internacional de Luxemburg.
Todas estas empresas conforman un grupo de selectos aportes que van desde 100.000 hasta 1.500.000 millones de pesos. Resulta enigmático por qué a pesar de todo ese aporte la Agrotécnica de Cholila padece enormes dificultades para funcionar, tal como explicó la directiva.
Además de ese lote de compañías, figura un segundo grupo de empresas que efectúan donaciones que van desde 50 mil a 100 mil pesos. Entre ellas se destacan la Fundación Banco Macro; la farmacéutica Roemmers; Axion Energy; la Sociedad Rural de Neuquén y la Fundación Ruta 40.
Esas empresas no son las únicas que aportan al funcionamiento de la CEI San Ignacio de Neuquén (fundado en septiembre de 1982) y la CEA Valle de Cholila de Chubut (inaugurada 2008), ya que con donaciones de entre 10 mil y 50 mil pesos figuran La Anónima; Mastercard; HSBC; IBM; Sáenz Valiente, Bullrich y Cía.; Dos Anclas; Ferrum; Cablevisión; ICBC y varias personas reconocidas que hacen sus aportes.
El listado continúa con las empresas que efectúan donaciones en «especies o servicios». Entre ellas sobresalen Bodega del Fin del Mundo; Cámara de Farmacias de Provincia de Santa Fe; Casa de Piedra Cholila; Fundación Provida de Argentina; Fundación YPF; Laboratorios Bagó; Microsoft; Molino Argentino S.A.; Nike Argentina; Pampero; Transportes Cruz del Sur; Toyota; Universidad de Buenos Aires y Vía Bariloche entre muchos otros nombres.
Escuelitas que tienen rentabilidad
Según consta en sus balances publicados en el sitio web, en 2018 la Fundación Cruzada Patagónica tuvo ingresos por 125,9 millones de pesos y gastos que ascendieron a los 97 millones de pesos; lo que arrojó un saldo positivo de 28,8 millones de pesos, contando con depósitos en dólares.
Sobre esos ingresos, la Fundación pagó ese año 59 millones de pesos en salarios y cargas sociales -incluye a 77 docentes y no docentes en Neuquén y 62 en Chubut- y otros 2,2 millones de pesos en alimentos para los alumnos y el personal.
En 2017 sus ganancias habían sido mucho menores, ya que ascendieron a 1,4 millones de pesos. En los años anteriores la «rentabilidad» de la Fundación por ambas «escuelitas» había sido de 891 mil pesos en 2016. En 2015 había tenido un déficit de 281 mil pesos.
El dato para tener en cuenta es que en el marco de ese notable superávit de 2018, la Fundación recibió además importantes aportes de dos Estados provinciales. El gobierno de Neuquén aportó 46 millones de pesos y el de Chubut otros 26 millones. La suma alcanza a casi 73 millones de pesos anuales a valores del 2018, mientras que los salarios representaron apenas 59 millones y las donaciones de las grandes empresas sumaron 16,3 millones de pesos.
Si la «escuelita» de Cholila no puede funcionar correctamente ni pagar los sueldos en tiempo y forma a sus trabajadores con tamaño presupuesto y la magnitud de los donantes que colaboran con la Fundación Cruzada Patagónica, qué puede esperar el resto de los establecimientos rurales educativos de Chubut; con un Estado cuasi quebrado y sin contar con apoyo alguno de ningún grupo empresario.