La Argentina tendrá déficit fiscal este año y el próximo, el superávit se lograría en 2023, entre 0,1 y 0,5% del producto bruto interno según anticipó el ministro de Economía al referirse al marco para la renegociación de la deuda soberana de la Argentina. Martín Guzmán calificó a la actual situación de endeudamiento, en una exposición virtual realizada en inglés, como “no financiable, excesivamente onerosa y no sostenible”.
La presentación del titular del Palacio de Hacienda se realizó vía webcast por la situación generada por el Coronavirus. El Ministro convocó a los bonistas a participar, en el transcurso de la próxima semana, en “discusiones constructivas sobre el marco macroeconómico presentado”.
En distintas partes de su presentación, Guzmán enfatizó que la deuda actual es “no es sustentable” en el tiempo, es más sus gráficos mostraron que la trayectoria del endeudamiento, si no se hiciera nada, sería “explosiva”.
Las primeras reacciones de los bonistas no fueron del todo favorables. Critican la falta de explicación sobre cómo se llegan a esas proyecciones. Peor la incertidumbre es mayor, sostienen, porque el propio ministro advirtió que, sus proyecciones podían ser corregidas a la baja como consecuencia del coronavirus. “Parecen números destinados a justificar una quita muy agresiva”, afirman en estos medios.
El ministro comenzó caracterizando a la coyuntura actual como una “crisis económica mayúscula con una situación social dramática”. Sostuvo que el país hizo enormes esfuerzos fiscales, con una reducción por el equivalente a 5,4 puntos del PBI en el gasto público entre 2015 y 2019 pero advirtió que “esto tiene que pararse porque ya no hay más espacio” para seguir contrayendo las erogaciones dadas las necesidades de la Argentina y el objetivo de recuperar la economía.
Tras estimar que la deuda soberana llegó el año pasado a 88,8% del PBI el año pasado – de los cuales 69% es en divisas – señaló que “la trayectoria de la deuda es insostenible si se parte de supuestos realistas de superávit primario (antes del pago de intereses) y crecimiento de la economía”.
Explicó que es imposible afrontar el pago de la deuda por la creciente cargas de intereses, pese al recorte que sufrió en estos años el gasto público. Así, la carga de intereses en términos del PBI pasó de 1,3% cuatro años atrás a 3,3% en 2019. En el mismo sentido, precisó que el año pasado el pago de intereses llegó a representar 18,4% de todos los ingresos del gobierno central, es decir un nivel cercano al 2001 (fue de 20,2% en ese año) previo a la anterior crisis de la deuda.
Apoyo
La deuda “no es afrontable dadas las críticas necesidades sociales”, aseveró Guzmán. Estimó que las necesidades brutas de financiamiento para los próximos cuatro años, sin ajustes, ascienden a USD 300 mil millones. Para tener una idea de la magnitud de los compromisos de deuda acumulados para los próximos años, mostró un gráfico en el que se observa que las necesidades brutas del gobierno para 2020 llegan a 22% del PBI y rondan entre 17 y 18% en los tres años siguientes, magnitudes que Guzmán calificó de “no financiables” y señaló que el Fondo Monetario Internacional considera que dicho porcentaje debería reducirse a 3% para seguir una trayectoria “sustentable” de la deuda.
El ministro recordó que con “mucho esfuerzo” de la sociedad argentina se siguió pagando la deuda externa, a costa de una reducción de las reservas, pero también advirtió que “no vamos a permitir” que sigan cayendo los activos en divisas.
Señaló que un superávit fiscal de 2 o 4% del PBI “no es ni política ni socialmente posible”. Si bien reconoció que “estamos frente a un problema real que debe ser resuelto”, también consideró que la proyección del esfuerzo fiscal debe hacerse sobre “bases realistas” y a modo de referencia recordó que, desde 1961, sólo en 10 años la Argentina tuvo un excedente fiscal de 1% o más.
Enfoque
Al referirse al enfoque sobre la sostenibilidad de la deuda, sostuvo que el costo de refinanciación debe estar alineado con tanto con los objetivos de superávit primario de mediano y largo plazo del gobierno como con la trayectoria de crecimiento de mediano y largo plazo prevista.
Asimismo, dijo que se basarán en “proyecciones realistas de la balanza comercial y acumulación de reservas internacionales compatibles con una normalización de la regulación de la cuenta de capitales” (entiéndase progresiva liberación del cepo cambiario).
Con relación a los principios de sustentabilidad de la deuda, Guzmán dijo que Argentina intensificará la interacción con tenedores de bonos sobre la base de transparencia, buena fe en un proceso colaborativo y tratamiento justo entre acreedores elegibles.
Tras afirmar que la estrategia de la deuda es “integral”, indicó que para los acreedores en moneda local “apuntamos a tener discusiones constructivas… para renovar obligaciones del servicio de deuda mientras se asegura la sostenibilidad general de la deuda”. Esto permitirá, afirmó, reducir las presiones sobre el financiamiento monetario para hacer frente a los servicios de la deuda en pesos, y brindará mayor margen para acumular reservas internacionales. A modo de ejemplo, calificó de “exitoso” al canje realizado el 19 de marzo de $ 310 mil millones de deuda en “una importante subasta, lo que permitió renovar una porción significativa de la deuda denominada en pesos a una tasa de interés sostenible (1,2% promedio en términos reales)”.
Estabilidad
Con relación al Fondo Monetario Internacional, dijo “estamos discutiendo los pasos hacia un programa respaldado por el organismo en el futuro” y reconoció que también se están manteniendo conversaciones con otros Organismos Internacionales y acreedores bilaterales oficiales.
En cuanto a la deuda con el sector público, “será refinanciada con el objetivo de salvaguardar la estabilidad monetaria y financiera”.
Tras precisar que la deuda elegible en moneda extranjera asciende a 83.000 millones de dólares, consideró que el costo de refinanciación de la deuda alineado con :
Proyecciones realistas de balanza comercial y acumulación de reservas internacionales compatibles con una flexibilización ordenada de la regulación de la cuenta de capitales
A continuación el ministro dio a conocer los supuestos macroeconómicos de la propuesta, aunque no dio detalles sobre cómo se llegó a estos números. Además, advirtió que estas previsiones se realizaron antes de que estallara el coronavirus en el país, de donde consideró que posiblemente sufran correcciones a la baja para los años en curso y 2021, aunque se mostró confiado en cuanto a que no se modificará el escenario para el mediano y largo plazo.
En lo sustancial, se prevé una caída del producto bruto interno de entre 1 y 1,5% para el año en curso, con una recuperación el próximo –crecimiento de 2,5 a 3% -. En el terreno fiscal prevé un resultado primario negativo de entre 1,1 y 1,5% del PBI para el año en curso, un rojo de entre 0,5 y 0,9 para el próximo y superávit fiscal para 2023 – entre 0,5 y 0,1% – y a partir de allí el excedente va en aumento hasta llegar a una proyección de entre 1,2% y 0,8 para el período 2027-30.
El ministro consideró que se deberá terminar “de una vez y para siempre” el ciclo de sobreendeudamiento que caracterizó al país. Para ello propuso este “camino de consolidación fiscal” pero sin afectar la recuperación de la economía”.
Guzmán adelantó que el país necesita “un alivio sustancial” en la carga de la deuda y convocó a los acreedores a tener en las próximas semanas “conversaciones constructivas” sobre los números presentados. Reconoció que los tiempos son acotados, pero advirtió que las urgencias del país llevan a que este proceso de renegociación deba hacerse de manera rápida.