Los colaboradores del Presidente coincidieron hoy en que, con algunos focos de conflicto, el primer día de cuarentena general dejó un balance positivo, con una reducción notable de la circulación en la vía pública, que estimaron en un 70 por ciento. Alberto Fernández los instruyó, de todos modos, a reforzar los controles a partir de mañana o, a más tardar, el lunes, para garantizar el cumplimiento de las medidas de aislamiento.
«Vamos a ajustar las marcas», resumió uno de los funcionarios que visitó hoy la residencia de Olivos, desde donde Fernández monitoreó el desarrollo del operativo. «Vamos a poner más policía en la calle, a detener a los que violen la cuarentena y a mostrarlos, para que sirva de ejemplo», detalló, con tono firme. En la Casa Rosada reconocieron que en algunas zonas del país, el confinamiento no se cumplió como hubiesen querido.
Para afinar el operativo conjunto de fuerzas federales y provinciales, la ministra de Seguridad, Sabina Frederic , volvió a contactarse hoy con los ministros de seguridad de las provincias. Los efectivos de la Policía Federal, la Prefectura y la Gendarmería intensificaron su tarea desde el atardecer, después de una primera fase de despliegue en el territorio. «En la situación de conmoción social que vivimos, no tuvimos incidentes graves en ningún lado», evaluó un colaborador de la ministra.
En diálogo permanente, las autoridades de Nación, de la Ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires acordaron reforzar los anillos de seguridad en los ingresos y egresos de la Capital, y en puntos neurálgicos del conurbano. En la Casa Rosada esperan que las aglomeraciones en los supermercados vayan menguando con el correr de los días. Entienden que las imágenes vistas hoy responden al temor de desabastecimiento, que irá desapareciendo.
El foco principal de preocupación en el Gobierno no ese ése, sino la situación de los argentinos que intentan volver desde el exterior . El Presidente miró con inquietud las imágenes que llegaron desde el aeropuerto de Río de Janeiro, donde guardias de seguridad agredieron a turistas argentinos. Es un problema difícil de resolver, reconocen en la Casa Rosada.
Fernández conversó del tema con el ministro de Defensa, Agustín Rossi , y con los jefes militares, con quienes almorzó hoy, en Olivos. El ministro se comprometió a gestionar vuelos de emergencia de aviones Hércules, a Lima, Perú.
La otra cara del problema es cómo proceder con esos argentinos «repatriados» una vez que llegan a la Argentina. «Son 20.000 personas que vienen de zonas de riesgo. Eso aumenta mucho las posibilidades de diseminación del virus», advirtió, preocupado, un ministro. El caso del hombre contagiado que arribó anoche en Buquebús y que obligó a aislar a 400 pasajeros, encendió las alarmas.
Contrarreloj, el Gobierno elaboró un protocolo especial para esos casos. Los repatriados que presenten síntomas serán trasladados directamente a centros de salud, para su atención. Aquellos que hayan estado en contacto directo con esas personas serán alojados, en aislamiento por dos semanas, en hoteles de la Gendarmería, en las inmediaciones del aeropuerto de Ezeiza. Los restantes se irán a cumplir la cuarentena en sus casas. En el Gobierno trabajan para implementar un mecanismo de geolocalización, para evitar incumplimientos.
Aunque preocupado por esas situaciones, el Presidente se mostró distendido, cuentan los que estuvieron con él. Además de Rossi, pasaron hoy por la residencia de Olivos el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello ; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz ; el asesor Julián Leunda ; el vocero presidencial, Juan Pablo Biondi , y el ministro de Economía, Martín Guzmán .
En medio de tantas tensiones, el Presidente celebró como un gol la declaración del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la quita que debería tener la deuda externa de la Argentina. Lejos de sorprender a Fernández, era el movimiento que el Presidente esperaba hace semanas para avanzar en la renegociación con los tenedores de bonos. «¡Es algo inédito!», comentó. Menos gracia le hizo, dicen en el entorno del Presidente, la llamada que le hizo ayer Mauricio Macri. «Le manifestó su preocupación por los efectos que las medidas de aislamiento podían tener en la economía», contó un funcionario.
Fernández contó detalles de esa conversación en la cena que compartió anoche con los ministros que visitaron Olivos. No fue el tema del que más se habló. Los colaboradores del Presidente lo cargaron durante horas por la mención que hizo en su discurso a las ferreterías. Por la residencia circularon varios memes, incluso. Entre risas, Fernández se excusó: «Es que Martín [Guzmán] me volvió loco con ese tema cinco minutos antes de que diera el mensaje y cuando empecé a hablar lo primero que se me vino a la cabeza fueron las ferreterías».