Están preocupados por la situación del conurbano bonaerense y le reclaman al Gobierno más velocidad en el reparto de comida para contener el malestar social.
Referentes de las organizaciones sociales respaldaron la extensión del aislamiento social obligatorio dispuesto por Alberto Fernández para afrontar el avance del coronavirus, aunque advirtieron que será necesario ajustar mecanismos y agilizar la asistencia y el reparto de alimentos para contener el malestar y las urgencias en sectores de bajos recursos del conurbano bonaerense y otros puntos del país. Tanto dirigentes de movimientos cercanos al Gobierno como otros más críticos consignaron demoras en los entregas de comida. Desde el ministerio de Desarrollo Social prometieron acelerar los tiempos en las próximas horas.
Al anunciar la prórroga del aislamiento, el Presidente dedicó un tramo de su discurso a los habitantes de los barrios más pobres: les pidió cumplir con la cuarentena y cuidar a los mayores, el grupo con más riesgo ante la enfermedad: «El Estado va a estar más presente que nunca», aseguró. Los líderes de las organizaciones avalaron la medida, con el temor compartido con funcionarios y los propios integrantes de los movimientos sobre el impacto que tendrá la llegada del virus a las poblaciones con hacinamiento, malnutrición y zonas con contaminación, a la vez que alertaron por el aumento de la demanda de alimentos y los retrasos en las entregas.
«Fue una muy buena medida, también las transferencias a los sectores con más dificultades economicas. No sabemos qué va a pasar con esta enfermedad cuando llegue a las personas con malnutrición y problemas respiratorios», dijo Silvia Saravia -de Barrios de Pie-Libres del Sur- a Clarín, y contó que de los 20 puntos de entrega de alimentos únicamente se concretaron dos, en el Oeste del conurbano bonaerense y en Tucumán: «Está todo bastante demorado. Entendemos que están desbordados, pero en muchos casos no llegó todavía lo correspondiente a marzo». Las urgencias se potenciaron con la extensión de la cuarentena y la perspectiva de que pasarán varios días hasta el cobro de los $10 mil del ingreso familiar de emergencia.
Juan Grabois publicó por redes sociales un pedido para reunir miles de kilos de papa, cebolla, arroz, fideos, salsa de tomate, aceite, lavandina, jabón y juegos de mesa para 600 comedores del MTE que estaban desabastecidos y asisten a unas 100 mil personas. El dirigente de la CTEP también avaló la prórroga, con la postura de que con alimentos habrá margen para sostenerla. «Nos están diciendo que este martes llegan las raciones que el Gobierno se había comprometido a duplicar. Sabíamos que iba a tardar, por eso nos pusimos en campaña para buscar donaciones. No podíamos esperar y como siempre salimos a arreglarnos y tuvimos buena respuesta de algunos privados», aseguró Fernanda Miño, de la misma agrupación, en un alto mientras retiraba alcohol y lavandina de un mayorista.
En Desarrollo Social argumentaron algunos «problemas burocráticos» y de logística: «Estamos entregando y acortando los plazos». La cartera conducida por Daniel Arroyo tenía previsto llegar a fines de este mes al reparto de unos ocho millones y medio de kilos de alimentos, luego de la caída en el final de la gestión de Mauricio Macri desde septiembre a directamente interrumpir el reparto en diciembre, según la Casa Rosada. Con el avance del coronavirus el Gobierno destinó $2.000 millones extra, una parte para transferir a las provincias y otra para partidas de alimentos secos.
«Hay una situación muy difícil y empieza a haber cierto malestar, producto del propio encierro. Sin las changas no hay posibilidad de llevar un peso a casa y en muchos barrios no se puede cumplir la cuarentena, que hay que hacerla, como exigen las autoridades sanitarias», alertó ante la consulta de este diario Juan Carlos Alderete, referente de la CCC y diputado nacional del Frente de Todos. Con vivienda y militancia en La Matanza, el dirigente apuntó que ni la bajada del Ejército en esa geografía será suficiente en materia de alimentos: «La gente está con miedo y hay mucho faltante. Se habla de que traen cinco mil raciones por día y eso acá no es nada con las necesidades que hay».
En la reunión del Comité de Emergencia Social convocada el viernes por Arroyo, con participación de intendentes, referentes de las organizaciones y de la Iglesia, Alderete apuntó contra algunos jefes comunales del conurbano: «A veces nos miran como si fuéramos competencia política o con desprecio». El dirigente cuestionó que Fernando Espinoza y otros alcaldes no aceptaran propuestas de instituciones para sumar predios para atender o aislar a enfermos o sospechosos de contagio.
«La mayor preocupación es el problema de los alimentos y la falta de agua y elementos de higiene. No se cumple la Emergencia sancionada en septiembre. No la cumplió Macri ni la cumple Alberto Fernández», sostuvo Eduardo Belliboni, del Polo Obrero. Al reclamo por el aumento de las partidas de comida por la creciente demanda le sumó el pedido de elementos para evitar el contagio del virus, y consignó que la organización comenzó a fabricar en Quilmes una especie de mascarilla con goma espuma, elástico y material de radiografías viejas desinfectado con lavandina.
«Hay tensión y una mezcla de temor a la enfermedad y a la actitud de la policía que es bastante dura. Pero también hay mucha desperación por la falta de recursos», agregó Belliboni, y se quejó por no ser convocado al Comité de Emergencia Social: «Llamaron a los que son funcionarios». Saravia también pidió participar: «Hay que dejar las diferencias y ponerse a trabajar codo a codo. Estamos todos viendo cómo damos respuesta ahora, imaginemos lo que va a ser cuando llegue la enfermedad a los barrios», señaló Clarín.