La sucesión de robos, los asaltos domiciliarios, los vehículos quemados y los crecientes hechos de violencia callejera como los tiroteos que por poco no han terminado en crímenes, son muestras elocuentes de que a Federico Massoni le queda grande el cargo de ministro de Seguridad de Chubut y que solo lo ha utilizado para demostrar su autoritarismo con los más débiles y para alimentar su descontrolado histrionismo.
En Trelew la mayoría de sus habitantes se sienten inseguros y los delitos, sobre todo contra la propiedad, han venido creciendo considerablemente y pese a que la policía trata de ocultar esta realidad el ciudadano lo sabe, se entera. Basta con prestarle un poco de atención a las redes sociales nomás.
Todos los días hay muestras de que el accionar delictivo no se detiene y que va ganándole a la policía, que otra vez ha desaparecido de las calles. En las últimas horas, por ejemplo, en la zona sur de la ciudad a una abuela de 82 años la asaltó un delincuente en su casa para robarle unos 200 pesos y la carne que tenía en la heladera.
La mujer se encontraba durmiendo y la despertó una luz que prendió el ladrón, seguramente, para ver qué había de valor para llevarse.
El hecho no terminó de manera dramática porque la suerte estuvo del lado de la dueña de casa y ocurrió la misma madrugada (la del miércoles) que el cuantioso robo de herramientas que hubo en un taller de herrería del parque industrial liviano.
Mientras hechos como estos recrudecen y preocupan sobremanera a la ciudadanía, el ministro Massoni distrae un batallón de policías para ir a controlar la cuarentena en el barrio INTA, un sector contra el que Massoni parece haberse obsesionado.