La pandemia es como un huracán que día a día va progresando», dice a LA NACIÓN el doctor Washington Alemán, coordinador de la unidad de prevención de enfermedades infecciosas de Guayaquil, una de las ciudades de América Latina que más sufrió la fuerza destructora del coronavirus en marzo y abril. No obstante, esa ciudad portuaria de Ecuador, en la que «no había lugar para vivos ni muertos» en palabras de la propia alcaldesa, parece haber dejado lo peor atrás.
«Pero la situación en el resto del país es terrible», señala el médico clínico infectólogo ecuatoriano. «Lo que ocurrió en Guayaquil fue una verdadera catástrofe sanitaria. Sin embargo, la ciudad abrió dos hospitales nuevos, formó brigadas de atención primaria, instaló más de 50 clínicas móviles y pasó de ser un ejemplo de lo que no hay que hacer a un ejemplo de lo que hay que hacer. Hoy vienen personas de todo el país a atenderse a Guayaquil, eso explica el leve aumento de casos, pero nada fuera de lo manejable», explica el experto, formado en el Hospital Italiano en Buenos Aires.
De hecho, la provincia de Pichincha, cuya capital es Quito, desplazó como epicentro de la pandemia a Guayas, sede de Guayaquil. Sin embargo, a pesar de algunas mejoras sectorizadas, a nivel nacional el número reproductivo efectivo (Rt) -el número promedio de personas a las que una persona infectada puede transmitir el virus- es de 1,16, según un estudio comparativo del Imperial College de Londres publicado el 16 de agosto. Esto significa que la pandemia en Ecuador atraviesa nuevamente una fase de aceleración.
Así, en esta etapa de la pandemia, América del Sur se mueve entre signos alentadores de desaceleración del virus en algunos países, como Chile y Brasil, y otros con tasas de infección que escalan y cuarentenas que se extienden.
Empleados de la funeraria Los Cirios cargan el féretro de un hombre que falleció por Covid-19, en el sur de Quito, el 11 de agosto de 2020Empleados de la funeraria Los Cirios cargan el féretro de un hombre que falleció por Covid-19.
Como Ecuador, la mayoría de los países de América del Sur aún presentan un ratio de infección superior a 1: Paraguay (1,95), Perú (1,09), Colombia (1,07), Bolivia (1,05), según los últimos datos reportados por el Imperial College. Los investigadores calcularon la tasa de transmisión en base al número de muertes notificadas y no a los casos de coronavirus porque los datos están menos sujetos a un subregistro.
Uruguay no figura en el estudio porque no supera las 100 muertes por Covid-19 (suma 42 decesos). En la Argentina, aunque el índice de contagiosidad del Imperial College del 16 de agosto era de 1,21 (con un intervalo de confianza entre 1,07 y 1,38), el ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, informó el viernes que hace 10 días el R en la Ciudad bajó a 0,95.
«Extremada cautela»
Sorprendentemente, en la lista de países con un Rt superior a 1 no figuran ni Chile ni Brasil, que tienen un Rt de 0,85 y 0,98 respectivamente. Y aunque son buenas noticias, el infectólogo y pediatra Juan Pablo Torres, académico de la facultad de Medicina de la Universidad de Chile, dice a LA NACIÓN que es demasiado pronto para celebrar.
«En Chile efectivamente en las últimas semanas se ha observado una tendencia de disminución en los porcentajes de positividad. Sin embargo, debemos proceder con extremada cautela porque estamos lejos de tener una pandemia bajo control asegurado, sino que es una etapa muy preliminar en donde existe además la posibilidad de que haya un aumento en los casos», explica.
Según el experto, las medidas de aislamiento social y la cantidad de tests (Chile es el país que más tests per cápita realizó de América del Sur) han sido herramientas claves para disminuir la transmisión comunitaria del virus.
Sin embargo, Torres advierte que esta etapa de mayor movilidad, con el relajamiento de las restricciones conforme al plan Paso a Paso, es la «más peligrosa». «Si no lo hacemos bien aumenta el riesgo de dar marcha atrás con los avances. Por lo que tenemos que tener en cuenta dos indicadores muy importantes: la cantidad de tests y la trazabilidad».
«Mientras la cantidad de tests ha sido buena, debe estar acompañada de una búsqueda activa de casos en asintomáticos para obtener mayores probabilidades de éxito. La trazabilidad, en cambio, aún no alcanzó los niveles niveles óptimos y eso me preocupa», dice Torres, quien pondera la agresividad de Nueva Zelanda en su estrategia de rastreo de contactos para erradicar los rebrotes.
Brasil, el segundo país con más casos y decesos por Covid-19 del mundo, por primera vez en cuatro meses mostró esta semana signos de desaceleración. El país optó por una estrategia distinta a la mayoría de los países de la región dado que no ordenó una cuarentena a nivel nacional. Otra buena noticia para el país vecino es que Manaos, Río de Janeiro y San Pablo podrían estar avanzando hacia la inmunidad colectiva, según dijo el viernes Gabriela Gomes, investigadora de la Universidad de Strathclyde en Escocia, quien estudia la inmunidad desde marzo. En estos lugares, la distancia social era limitada o baja, no había seguimiento de contactos. Aun así, el número de nuevos casos ha disminuido, explica.
La región de las cuarentenas más largas
El aumento de la movilidad a partir de la flexibilización ha traído problemas en varios países. Paraguay, por ejemplo, que ni siquiera figuraba en el monitoreo del Imperial College por la baja incidencia, hoy presenta el Rt más alto del grupo. Como consecuencia, el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, reveló el jueves que se reunió con el presidente Mario Abdo Benítez para plantearle la necesidad de ajustar la flexibilización de la cuarentena inteligente ante el creciente avance del coronavirus.
Un colaborador del comedor social Las guerreras ayuda a servir los almuerzos preparados en Santiago de Chile, el 17 de julio de 2020Un colaborador del comedor social Las guerreras ayuda a servir los almuerzos preparados en Santiago de Chile, el 17 de julio de 2020 Fuente: AFP
Por su parte, Colombia, que acumula más de medio millón de casos y observa picos diarios de más de 10.000 contagios, evalúa extender la cuarentena. La última prolongación de la medida anunciada por el presidente Iván Duque corre hasta el 30 de agosto. Sin embargo, es probable que continúe el estado de emergencia sanitaria en septiembre, según lo sugirió el jueves al periódico El Tiempo el viceministro de Salud.
Perú, que flexibilizó el aislamiento social obligatorio después de 107 días el 1 de julio (aunque aún rigen ciertas restricciones), también es testigo de un aumento de casos en los últimos días. El 16 de agosto registró la mayor cantidad de infecciones en un día desde el inicio de la pandemia con 10.143.
Entretanto, Bolivia extendió la cuarentena hasta fin de agosto, ante el aumento de casos de coronavirus en el país, que acumula 4305 fallecidos y más de 106.000 contagios confirmados entre los 11,5 millones de habitantes. El total de casos aumentó un 40% en los últimos 20 días.
Los expertos coinciden en que aunque los cierres han sido muy efectivos en reducir la circulación del virus, conllevan desafíos adicionales por el impacto económico que provocan. «Nuestra realidad es que somos países más pobres y con barrios vulnerables, entonces se nos hace muchísimo más difícil la cuarentena, es un desafío tremendo», indica Torres. «Esperar una vacuna es una buena opción pero eso nos va a tomar mucho tiempo y mientras tanto tenemos que aprender a vivir de manera tal que el aumento de casos sea de la menor magnitud posible.
Las medidas de desconfinamiento se deben ir tomando cuando la transmisión comunitaria sea lo más baja posible y deben ir acompañadas de la búsqueda de casos y una estrategia de testeo y trazabilidad agresiva».
«Al no existir un programa de contingencia que garantice la alimentación, lógicamente las personas van a salir a buscar el ingreso diario. Prefieren morir de coronavirus y no de hambre», dice por su lado Alemán sobre la situación en Ecuador.
Buenas noticias
En esta foto de archivo tomada el 28 de mayo de 2020, el brasileño Alexandre Schleier habla con su abuela de 81 años Olivia Schleier, junto a su madre Eunice Schleier, a través de una ventana en el Premier Hospital, en São Paulo, BrasilEn esta foto de archivo tomada el 28 de mayo de 2020, el brasileño Alexandre Schleier habla con su abuela de 81 años Olivia Schleier, junto a su madre Eunice Schleier, a través de una ventana en el Premier Hospital, en São Paulo, Brasil Fuente: AFP»La epidemia sigue avanzando en la región con velocidad y dirección. Todos los países estaban advertidos pero hubo mucha falta de previsión y ahora muchos de los sistemas de salud están colapsados», indica Alemán, quien señala la insuficiencia de tests en su país (297.376).