El mundo transita una fuerte transformación en la estructura de producción de bienes y servicios, las principales potencias económicas se encuentran en una carrera sin precedentes por el predominio de la tecnología que moldea una nueva etapa del capitalismo. La economía digital expande las fronteras, superando a la fase industrial anterior determinada por automatización o robotización de procesos.
Ante este escenario la Argentina tiene enormes desafíos para transitar esta nueva fase industrial, sin dudas la estabilización de la macroeconomía y la recuperación del crecimiento son algunos de los de mayor relevancia, pero debe destacarse que el país también presenta oportunidades a partir del desarrollo del sector de la Economía del Conocimiento.
En Argentina las TICs, empresas de Tecnología de la Información y Comunicación, se agrupan en el sector de la Economía del Conocimiento (EC), el mismo está integrado por empresas de innovación y desarrollo de tecnología aplicada a la producción, las más representativas son las dedicadas a software, servicios profesionales, nano ciencia, biotecnología, industria aeroespacial y satelital.
No sólo constituyen una industria, poseen una gran capacidad para crear valor y proporcionar empleos de calidad. También son condición necesaria para incrementar los niveles productividad y competitividad internacional del resto de la economía nacional a partir de su interacción con el sector productivo (procesos de transferencia de tecnología) dependerá la capacidad de actualización y desarrollo industrial argentino.
La EC, se convierte en un eslabón fundamental para el desarrollo de la economía nacional, con la capacidad de proveer innovación tecnológica al resto de los sectores productivos. Debe ser entendido como una industria de industrias, tal como lo fueron los sectores del acero, aluminio, petróleo y químico durante el siglo XX, sin los cuales hubiese sido imposible un proyecto industrial de producción de bienes de consumo masivo.
Es el sector que proporciona a la Argentina la oportunidad estratégica en décadas para:
Consolidar liderazgo del sector en Latinoamérica; transformar la matriz exportadora hacia bienes de alto valor agregado; aumentar la productividad; disminuir la brecha tecnológica con los países desarrollados y la dependencia para transferencia tecnológica.
Fuente: BaeNegocios