Con la Argentina en la Presidencia del Mercosur el Gobierno busca acercar posiciones a la Unión Europea. Los bloques buscan destrabar las negociaciones para que de una vez por todas se pueda avanzar hacia el tramo final del acuerdo de libre comercio que se firmó en junio de 2019, y al que ahora pusieron reparos varios parlamentos europeos.
Este lunes el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme, y la secretaria de Asuntos Europeos de Portugal, Ana Paula Zacarías, analizaron el estado de las negociaciones.
El ambiente es fluido con Portugal, país a cargo de la presidencia del consejo europeo, porque es de los más proclives a acelerar la puesta en vigencia del tratado de libre comercio (TLC), a diferencia por ejemplo, de Francia, que en su afán de proteger sectores que se sienten amenazados -como el agrícola- es de los que más reparos pone a la hora de cerrar documentos y ponerlo en marcha.
Neme, también coordinador nacional de la Argentina en las negociaciones internacionales, le planteó tres cuestiones en esta reunión por videoconferencia a Zacarías:
En primer lugar, le habló de encarar la cuestión ambiental como un “compromiso vinculado a un proceso vinculado a un proceso de desarrollo sustentable de las economías”, por lo cual el Gobierno hizo frente común con Brasil, en este punto crítico que ha sido una de las piedras más incómodas del último tiempo para avanzar en las negociaciones entre los dos bloques.
Ocurre que los europeos tomaron nota de los incendios en la Amazonia y están exigiéndole a la región estándares medioambientales para avanzar en el TLC.
Por otro lado, Neme le planteó a Zacarias la necesidad de concluir la cuestión de las listas de usuarios previos de indicaciones geográficas. En especial lo que se conoce como denominación de origen.
Se presentaron los casos de unas 300 empresas brasileñas, unas 170 argentinas, 50 uruguayas y 3 paraguayas. Los europeos son sumamente celosos a que se respeten las denominaciones de sus productos por origen, como por ejemplo el queso parmesano, o la champaña, etc.
Pero lo que están planteando ahora desde la región a Bruselas –y Neme se lo transmitió a la funcionaria portuguesa- es que se pueda tener en cuenta en la definición a productos de usuarios que ya estaban previamente en el territorio de cada uno de los países, antes de que hayan comercializados los productos protegidos con indicaciones geográficas previo a 2017. En esta cláusula en Argentina están por ejemplo, los quesos reggianito, parmesano, fontina, gruyer, y la ginebra.
Por otro lado, Neme le planteó a la representante europea otra cuestión que es parte hoy de la agenda argentina: que se apruebe una declaración relativa a la cuestión Malvinas como tema central para poder ir cerrando cuestiones pendientes. Los argentinos quieren que ahora que el Reino Unido se separó por completo de la Unión Europea (el Brexit), esta última tome la decisión como socia del Mercosur en un acuerdo de libre comercio de promover de manera conjunta un pedido a los británicos para que se sienten a negociar el conflicto de soberanía sobre las Malvinas.
Neme y Zacarías también repasaron las distintas situaciones que tienen las dos regiones en torno a la pandemia. Pero más allá de los deseos de cooperar, el panorama es más que sombrío.
Ahora son los europeos los que están mostrando reparos. Pero la Cancillería se propuso revertir al menos los aspectos planteados este año para seguir avanzando en la negociación.
De la videoconferencia con Neme participaron la subsecretaria del Mercosur y Negociaciones Económicas Internacionales, Rossana Surballe; el embajador de Portugal en la Argentina, José Frederico Viola de Drummond Ludovice y el embajador argentino en Portugal, Rodolfo Gil.