La economía nacional necesita de un panorama de menor incertidumbre y mayores especificaciones con mirada puesta a mediano y largo plazo.
El discurso del presidente Alberto Fernández en el Congreso Nacional tuvo principalmente definiciones políticas, aunque se esperaba una mayor perspectiva económica, con anuncios que comiencen a desactivar el gran panorama de incertidumbre, que actualmente representa un conjunto importante de restricciones para el accionar de los distintos agentes económicos. Cabe recordar que los incentivos y las expectativas cumplen un rol central en el desempeño de las economías.
El objetivo enunciado del Presidente de ”poner a la Argentina de pie” y la intención de “no aplicar ajustes” tiene un largo camino por recorrer, al menos desde la mirada económica, ya que las principales variables macroeconómicas notaron una gran caída en el año que pasó, pandemia y confinamiento mediante.
Concretamente, la actividad económica tuvo una caída similar al año 2002, con una inflación moderadamente alta para ese escenario, en torno al 36,1% anual, es decir, un nuevo año de estanflación -pero más pronunciada- que determinó un gran deterioro en el empleo y los ingresos de los ciudadanos. A esto se suma un aumento fuerte de la expansión monetaria para financiar la política fiscal del año anterior, cuyo principal objetivo fue la asistencia del Estado al sector privado.
El objetivo enunciado del Presidente de ‘poner a la Argentina de pie’ y la intención de ‘no aplicar ajustes’ tiene un largo camino por recorrer, al menos desde la mirada económica
La digestión de los excesos monetarios y fiscales del año 2020 demandará una política económica integral que intente modificar las expectativas y alinear los incentivos hacia un panorama de mayor estabilidad sobre los precios de la economía, aunque no hubo menciones concretas sobre la política antiinflacionaria que se adoptará este año, más allá de la mención a los potenciales acuerdos de precios. Ciertamente, la inflación y la volatilidad del tipo de cambio deberán minimizarse lo cual ha sido la mayor dificultad económica de los últimos años.
Si bien es esperable una macroeconomía más sustentable e inclusiva, como se plantea desde la gestión del Presidente, hay grandes desafíos que deberán ser enfrentados necesariamente con un programa de estabilización económica y con acuerdos entre los distintos sectores sociales. Esto tiene un matiz de imposibilidad si se observa el accionar confrontativo del espacio político al cual pertenece el Presidente.
Otro aspecto que mencionó el Presidente fue el alarmante nivel de pobreza, el cual se sitúa en un 40,9% de la población, con una indigencia en 10,5%. Dado que ambas estimaciones se realizan desde una canasta de consumo, la variable central a observar es el desempeño de la inflación. Ésta representa una gran limitación, ya que no está claro cómo la política monetaria intentará arribar al objetivo del 29% de inflación anual para este año, luego de un 36,1% en 2020, año en el cual se presentaron restricciones de funcionamiento y actividad económica.
Otra variable no muy aludida en el discurso, es el necesario programa de mayores incentivos y marco legal para la inversión productiva privada, por sobre la inversión pública. Las definiciones sobre los planes de infraestructura y obra pública con perspectiva federal son ciertamente muy positivas. Sin embargo, es esperable generar un espacio para el aumento de proyectos de inversión del sector privado, en lugar de un excesivo peso del sector público, es decir, ir hacia un espacio de menor presión sobre las cuentas públicas. Por otro lado, si bien la inversión es dependiente del éxito de estabilización en las variables mencionadas anteriormente, la economía dispone de sectores de actividad de gran potencial productivo y generador de empleo como el energético, las tecnologías de información y los servicios, lo que a su vez también tienen el potencial exportador, es decir, mayor oferta de dólares.
Si bien es esperable una macroeconomía más sustentable e inclusiva, hay grandes desafíos que deberán ser enfrentados necesariamente con un programa de estabilización económica y con acuerdos entre los distintos sectores sociales
No hubo mención directa a la relación con el campo, a pesar de la importancia de despejar tensiones con el principal sector oferente de divisas. En un año donde se espera un desempeño de cierta normalidad en el mercado de cambios, sería un factor contraproducente retornar la confrontación con ese sector. A su vez, la mención en relación a sustituir importaciones de ciertos bienes y servicios, impone la necesidad de disponer de liquidez externa generada por el sector agropecuario, más aún en un panorama de aumento de precios de commodities y una potencial mayor demanda de China.
En suma, la economía nacional necesita de un panorama de menor incertidumbre y mayores especificaciones con mirada puesta a mediano y largo plazo. Se esperan definiciones que sustenten cómo seguiremos y qué se puede proyectar del resto de los aspectos centrales de este año, desde perspectivas electorales hasta margen para nuevas medidas sanitarias que pueden resultar necesarias.
Fuente: Infobae