Con el poder que tuvieron pudieron haber contribuido a mejorarle la calidad de vida a los policías y no lo hicieron, pero sí, en cambio, acrecentaron sus patrimonios económicos sideralmente. Al “Tero” Gómez Ocampo ya se le conoce una mansión que estaría terminando de construirse en un populoso barrio de Puerto Madryn, Massoni ya habría comprado varias propiedades y los Gómez estarían en plan de convertirse en comerciantes con dos o tres negocios que pondrían en Trelew.
Nunca, en la historia de la policía del Chubut se vio que una familia la manejara como si fueran los dueños y “los Gómez” lo hicieron, sentando un peligroso antecedente que ojala no se repita nunca más, por el bien y el prestigio de la fuerza.
Miguel Gómez, jefe de Policía, su hermano Paulino Ramón, director de Seguridad –el máximo responsable de todas las dependencias policiales de la provincia—y Beatriz, la hermana de Miguel y Paulino; la jefa de Finanzas que tenía el manejo de la caja, de los fondos de la institución.
Beatriz Gómez ostenta además “un record” que será difícil igualar o superar, el de ser la única mujer policía que en menos de un año y medio ascendió sin escalas por lo menos cinco jerarquías; de suboficial a comisario mayor: lo que cualquiera en una carrera normal hubiera tardado en lograr recién con veinte años de servicio. Su hermano Miguel Gómez fue cómplice de esa verdadera demostración de impunidad y autoritarismo sin ningún pudor, y en algún momento deberá rendir también cuentas por ello.
También fue cómplice de todos los desquicios y atropellos que le dejó hacer a su hermano Paulino Ramón: desde ordenar a un dependiente salir a la calle a meter preso a cualquiera, tan solo para quedar bien con Massoni, hasta haber participado activamente en la causa que le armaron a Darío Fernández, el dueño y director de Cholila Online.
Ahí también Paulino Ramón Gómez, en algún momento, va a tener que dar explicaciones en la Justicia por la “privación ilegítima de la libertad” de Fernández, con esa detención ilegal que realizó sin orden de un juez junto a “El Tero” Gómez Ocampo, en setiembre del año pasado, en la ruta entre Trelew y Gaiman.
Hay una disposición de la jueza Mirta del Valle Moreno para que él, el maleante de “El Tero” y otros oficiales sean investigados por graves delitos en una causa penal, pero el procurador de la provincia Jorge Miquelarena y sus fiscales están desoyendo la orden de la magistrada y con el tiempo podrían también incurrir en conductas delictivas si siguen sin producir medidas y no actúan en consecuencia.
Por eso, la crisis en la policía del Chubut va más allá de la justa batalla que dieron hace poco sus integrantes, tanto el personal activo como los retirados, exigiendo y logrando una recomposición salarial, también como un hecho histórico: es, asimismo, la degradación moral a la que Massoni, los Gómez y el delincuente de “El Tero” Gómez Ocampo sometieron a la fuerza a la que en medios nacionales –por culpa de todos estos personajes—llegaron a vincular al narcotráfico.
Desde el gobernador Arcioni hasta Massoni y los hermanos Gómez fueron encubridores de los oscuros vínculos entre “El Tero” Néstor Ángel Gómez Ocampo y un narcotraficante condenado actualmente a 9 años de prisión como lo es Omar “El Cura” Segundo, a quien en su momento en Madryn, antes de terminar preso y mientras comía asados con “El Tero” Gómez y el fiscal Daniel Esteban Báez le secuestraron de su empresa pesquera más de 10 kilos de cocaína que iba a enviar por barco a España.
Entonces, a la luz de todo esto: ¿cómo te parece que se tienen que ir los Gómez, Massoni y “El Tero” Gómez Ocampo de la función pública? ¿Con honores, como si hubieran hecho una excelente tarea?