El decadente ministro de Seguridad, que pretende ser senador, prefirió huir y no darle respuesta a un grupo de mujeres de policías que al verlo en Cholila intentaron acercársele para preguntarle por el incremento salarial que reclama el personal subalterno de la fuerza.
No es la primera vez que “el protegido” del gobernador Arcioni se “lava las manos” con respecto a este acuciante tema; en Esquel el otro día hizo lo mismo y si sigue así, va a tener que suspender su campaña proselitista, porque no va a haber lugar en Chubut en donde no tenga que dar las explicaciones del caso.
Mientras gasta millones de los fondos públicos abriendo locales de campaña en distintas localidades de la provincia con total impunidad, sin que ningún fiscal lo investigue; a los policías les dicen desde el Gobierno que él integra que no hay plata para darles el aumento, que les vienen prometiendo desde comienzos de año.
Tampoco hay dinero para darle seguridad a los ciudadanos, comprando nuevos patrulleros y renovando los que se están cayendo a pedazos, por ejemplo.
En Cholila todavía están esperando las cuatro por cuatro que prometió alguna vez y los policías continúan moviéndose en un antiguo Volkswagen Gol, al que deben empujar para que arranque.
En Trelew, los chacareros –cansados de que les roben– aún aguardan “los drones” con los que les iba a brindar seguridad sobrevolando el Valle, vigilándoles sus propiedades y poniendo en evidencia a los chorros.
También los trelewenses y los habitantes de las otras localidades de la provincia esperan con ansias esas doscientas o trescientas camionetas que Massoni dijo que le iba a comprar a la policía en los próximos meses.
Contrariamente a todo esto hay algunas unidades operativas a las que dicen que les están sacando lo poco que tienen, como por ejemplo, la policía Montada de Rawson a la que les están vendiendo los caballos porque sostiene la gente de Massoni que generan mucho gasto.