El trágico accidente que le costó la vida a la sargento (PM) Daiana Teresa Reales ocurrió la noche del 17 de noviembre de 2020, un mes después hicieron una especie de reconstrucción del siniestro y recién esta semana decidieron atribuirle la muerte al conductor de la camioneta que la atropelló. No tienen vergüenza.
Con el caballo que le mataron a la hija de Tinelli en junio de 2017 no pasó lo mismo; en ese caso en cuestión de unos pocos meses individualizaron a los responsables y los llevaron a juicio, luego que “el circense” procurador Miquelarena, el jefe de todos los fiscales de la provincia, saliera a prometerle públicamente al conductor televisivo que el hecho no quedaría impune.
El procurador general de la provincia, Jorge Miquelarena, prometió a Candelaria Tinelli, la hija del conductor televisivo de «Bailando por un sueño», Marcelo, que no quedará impune el caso de un caballo robado y asesinado de manera brutal en Sarmiento”, se expresaba por aquellos días en algún medio que acostumbra a hacerle prensa a Miquelarena. Y efectivamente, así fue.
En el homicidio de la sargento Reales la familia tuvo que esperar un año y días para que el fiscal que atiende el caso se convenciera de que el conductor de la camioneta debía responder por el luctuoso accidente. ¿Qué dudas tenía el acusador?
Daiana Reales estaba cumpliendo con su trabajo aquella noche en que la atropellaron; participaba de un procedimiento en la ruta 25 que se había originado por un auto que se incendió y su función era hacerle aminorar la velocidad a los conductores que se aproximaban al lugar para evitar que se produjera otro accidente. Así fue como la embistieron.
En un principio se llegó a poner en duda si la empleada contaba con la ropa apropiada para trabajar en la oscuridad y también se desconocía cuáles habían sido las instrucciones que le habían dado sus superiores. Quizás debería indagarse si hubo algún responsable secundario de la muerte de Daiana.
Esta fue una de las tantas causas que los fiscales de Miquelarena no hicieron avanzar; una de las tantas que tenían “pisada” y la prueba de ello es que tuvo que pasar más de un año del hecho para que empezara a moverse. Indignante y vergonzoso.