“Se corta el vínculo con el padre o la madre en un día, pero se tarda años en restablecerlo”, dice este ex juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de Capital. Desidia, mala praxis, ignorancia, escasez de medios: son algunas de las razones que facilitan la judicialización de los conflictos por la tenencia de los hijos, con grave afectación de los derechos del niño.
La Ley no es mala, pero no se cumple, explica Mauricio Luis Mizrahi, ex juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Ciudad de Buenos Aires. Ante una denuncia de violencia familiar, muchos jueces “se cubren” dictando de inmediato una cautelar que excluye abruptamente al progenitor denunciado de la vida del niño. Una denuncia equivale entonces a una condena, porque el siguiente paso que define la norma es una audiencia para escuchar a la parte denunciada y acá es donde la justicia empieza a fallar: prácticamente nunca se realiza en las 48 horas que fija la ley, los plazos se eternizan, “como yo lo vengo denunciando -dice-, por la burocracia judicial”.
Mauricio Mizrahi es doctor en Derecho y Ciencias Sociales, fue juez civil por casi 30 años y es profesor titular consulto de la Universidad de Buenos Aires. Ha publicado el libro Responsabilidad parental y también varios trabajos para explicar el fenómeno de la “alienación parental”, realidad que muchos niegan pese a la evidencia del incremento de las falsas denuncias de violencia familiar que suelen ser el primer paso de una larga serie de acciones destinadas a excluir a uno de los progenitores de la vida del niño, que pasa a estar bajo dominio total del denunciante, al punto de asumir su discurso. No significa que todas las denuncias sean falsas, aclara Mizrahi, pero muchos jueces fallan en la celeridad para investigar y resolver estos casos en los que el paso del tiempo significa para los menores la pérdida de un progenitor y en ocasiones de toda la familia paterna o materna.
Entre los déficits que señala están ciertos errores en la interpretación de la Convención de los derechos del niño y en la aplicación de la Ley de violencia familiar que él no atribuye necesariamente a la mala fe sino más bien a la ignorancia o, en otras palabras, a la falta de formación y especialización, tanto de los magistrados como de los psicólogos que los asisten en estas causas. Pero la mayor dificultad radica en la escasez de juzgados de familia que es quizás la principal causa de una morosidad en los procesos que deriva en grandes injusticias. La Corte Suprema tiene autonomía como para decidir la creación de nuevos juzgados, apunta Mizrahi, quien, preocupado por llamar la atención sobre estas falencias, ha convocado en junio próximo a unas jornadas interdisciplinarias en torno a la problemática de la “alienación parental” y el abordaje de estos conflictos familiares que judicializan la infancia.
En esta entrevista con Infobae, Mauricio Mizrahi se explaya sobre las causas de las anomalías en el funcionamiento de los juzgados de familia, falencias que han habilitado una nueva industria del juicio en el marco de separaciones litigiosas y que afectan en especial los derechos del niño.
— Se observa actualmente una proliferación de litigios familiares, tal vez porque hay más separaciones, y surgen conflictos en torno a la tenencia de los hijos. ¿Cuál es la causa por la cual un padre, o una madre, puede pasar hasta cinco o seis años sin ver a sus hijos incluso habiendo sido absuelto por la justicia?
— Las razones son varias. Cuando se interrumpe el contacto de una madre o un padre con el hijo, y no hay una solución rápida, y no hay una causa razonable, porque si se trata de un padre golpeador o un violador, es lógico que no haya contacto. Pero dejando de lado esas situaciones, cuando no hay ninguna causa importante se debe a varios factores. Primero, al funcionamiento de los tribunales. Todos sabemos, no es ninguna novedad, que no funcionan bien los tribunales, están abarrotados de trabajo, yo he publicado muchos trabajos denunciando esta situación. No solo en este gobierno sino también con el anterior. O sea que vienen gobiernos de diferentes signos y todos con la misma política de no hacer las inversiones necesarias. Por otro lado, hay jueces que no son lo suficientemente capaces porque hay una deformación, que también he denunciado, de los concursos, que en este gobierno y en el anterior en gran parte eran digitados, con lo cual no llegan a jueces los candidatos más idóneos. Otra razón es que muchos psicólogos no entienden esta problemática.
— Se dice que va una madre o un padre y denuncia “mi ex abusó de mi hijo” y basta la palabra de esa persona para que el juez dicte una orden de alejamiento. ¿Es así?.
— Lamentablemente es así en muchos casos. Salvo honorables excepciones de jueces muy precavidos. No solamente por abuso sexual, cualquier denuncia de violencia familiar. En la Capital Federal tenemos una Oficina de Violencia Doméstica, la famosa OVD, que es realmente un desastre, porque recibe la denuncia de la mujer, puede ser de un hombre también, y no confrontan, no citan al denunciado. De modo tal que basta que alguien haga la denuncia para que el denunciado se convierta en presuntamente culpable. No quiero decir que sean falsas las denuncias. Una denuncia puede ser muy falsa como muy verdadera. Abuso, maltrato, lesiones, puede ser mentira o verdad. Es tarea del tribunal investigar. El problema es que dictan la cautelar inmediatamente. Yo he denunciando esta situación que se debe entre otras cosas a que los jueces quieren cubrirse. Pero además, no puede haber atención personalizada por la gran cantidad de expedientes de violencia que entran por día en cada juzgado.
— ¿Tiene idea del número?
— No con exactitud, pero sí que superan la capacidad del tribunal. Pero por otro lado los jueces quieren cubrirse, entonces ante el riesgo de que pueda ser verdad, cortan el vínculo. Como vengo denunciando, se corta el vínculo en… ¿sabe cuánto?: en un día. ¿Y sabe cuánto tarda en restablecerse? De repente, tres años. Por la burocracia judicial.
— El siguiente paso es que no cumplen el Código de Procedimiento, ¿no?
— ¿Los jueces? No lo cumplen.
— Porque el Código dice, lo leí en sus artículos, que el juez tiene que hacer una audiencia a las 48 horas.
— Tal cual. Hay varias violaciones de la norma por los jueces. En general las leyes no son malas, tratan de guardar el equilibrio, lo que se llama la compensación. Entonces por un lado, la ley autoriza al juez a dictar la medida inmediata, pero por el otro le ordena al juez que dentro de las 48 horas debe citar al denunciado con lo cual éste puede ir y decir “la verdad es ésta, yo no hice tal cosa, o tal otra” y el juez inmediatamente levanta la medida. Esa audiencia no se hace ni en Capital Federal ni en provincia. ¿Sabe lo que hacen? Citan al denunciado, y le hacen firmar como que vino y cumplió.
— O sea que lo notifican.
— Lo notifican, exactamente. La otra violación es que no escuchan al niño, están violando totalmente la Convención (de los derechos del niño). O sea que un chico de 8 años por ejemplo se entera de un día para el otro que no puede ver más al padre o a la madre sin que el juez lo haya citado. Cuando hablo con los jueces, me dicen y qué querés, estamos sobrepasados.
Cuando no le ve mucha verosimilitud a la denuncia, el juez debe reemplazar la prohibición del vínculo entre el denunciado y su hijo por un sistema de comunicación supervisada.
— ¿Por qué ante una denuncia de violencia doméstica el juez toma una decisión tan drástica de cortar el vínculo del niño con el progenitor o progenitora denunciado, los abuelos, los tíos, toda la familia del ex denunciado o denunciada? Usted sostiene que puede haber medidas intermedias. Soluciones que eviten una ruptura drástica del vínculo.
— Totalmente. Cuando yo estaba en la Cámara, Cámara Civil, Sala B, me llegaban apelaciones, y hay un olfato, uno está acostumbrado a esto y cuando no le ve mucha verosimilitud a la denuncia lo que hace es reemplazar la prohibición por un sistema de comunicación asistida o supervisada. Se nombran trabajadoras sociales que, hasta que quede dilucidado el tema, por lo menos la persona ve a los hijos unas horas dos veces por semana por ejemplo.
— Con la presencia de un profesional.
— Sí, sí, sí. ¿Por qué no hacen eso? No tengo problema de decirlo: porque no se trata del hijo de esos jueces, porque si fueran hijos de ellos seguramente lo pensarían dos veces antes de cortar los vínculos. Es una forma de proceder alegremente, superficialmente, en muchos jueces. En otros no. Quiero aclarar que hay muchos jueces responsables. Pero otros no se dan cuenta de la dimensión del problema.
Hay abogados inescrupulosos que le dicen al cliente ‘¿por qué no le hacés una denuncia de violencia familiar?’
— Claro, porque un niño de 2, 3, 4 años que es aislado por completo de su padre durante cuatro o cinco años, después la revinculación…
— …es un desastre.
— Es encontrarse con un desconocido.
— Así es. En cambio con un sistema de régimen asistido por lo menos sigue alguna suerte de vínculo entre ellos. Después se verá qué pasa en el trámite. Pero todo es muy lento. El sistema judicial es muy lento. Y eso va en contra de los derechos de los afectados. Además hay abogados inescrupulosos. También los hay muy serios y muy responsables. Pero hay otros que le dicen al cliente “¿por qué no le hacés una denuncia de violencia familiar?” Hay abogados inescrupulosos que no merecen ejercer la profesión.
— Algunos padres me decían que hay una falla del sistema sobre la cual se montó una industria del juicio, porque hay una proliferación de este tipo de situaciones, ¿no? ¿Se está haciendo una estadística, para saber, en las separaciones litigiosas, qué porcentaje hay de falsas denuncias?
— No, pero se sabe que hay abuso de las denuncias de violencia familiar. Hay abuso por parte de los profesionales porque por más que el cliente le diga lo que le diga, si el abogado se pone firme, si es serio, le dice: perdóneme, si no me da elementos yo no voy a hacer la denuncia. Inclusive si se actuara bien y se trata de una denuncia inescrupulosa e ilegal puede haber responsabilidad del abogado que está mintiendo a la Justicia, es una irregularidad. Puede ser objeto de sanciones. Pero, ¿sabe lo que pasa? Hay una identificación entre las relaciones de pareja y las relaciones parento-filiales, entonces hay una creencia en gran parte inconsciente del afectado, hombre o mujer, que tiene una herida narcisista, que fue abandonado, o traicionado, y usa como arma al chico. ¿De mala fe? Muchas veces sí. Pero otras veces es un manejo inconsciente del progenitor que dice: bueno, si mi relación sentimental con Fulana o Fulano terminó también tiene que terminar la relación de mi hijo con ese Fulano o Fulana. Es la identificación o confusión de la relación de pareja con la relación parento-filial. Son un verdadero drama estas situaciones y ahí es donde se producen los casos de alienación parental de los que he sido testigo en el funcionamiento de los tribunales.