Tras la asunción de Sergio Massa como ministro de Economía, el Frente de Todos logró despejar el horizonte hacia el 2023 y alejó los fantamas de asamblea legislativa y adelantamiento electoral. Sin embargo, otra encuesta revela que la crisis continúa.
Se trata del último estudio de Zuban, Córdoba & Asociados durante agosto, que coincide con las consultoras Escenarios y Giacobbe & Asociados sobre el alto porcentaje de rechazo que produce el Frente de Todos en el electorado y la poca capitalización de Juntos por el Cambio de ese descontento.
El escenario de balotaje sigue firme pero, si las elecciones fueran el próximo domingo, todo indica que no sería entre el FDT y JXC sino entre Javier Milei (Libertarios) y la coalición opositora.
Con el presidente Alberto Fernández merodeando el 70% de imagen negativa, en línea con quienes respondieron que el país va en la dirección incorrecta (72%), el economista liberal-libertario ingresó al podio de los dirigentes con mejor imagen del país.
Patricia Bullrich: 46% de imagen positiva y 50% de imagen negativa.
Horacio Rodríguez Larreta: 45% de imagen positiva y 48% de imagen negativa.
Javier Milei: 45% de imagen positiva y 47% de imagen negativa.
Al consultar a los electores por cuál espacio votaría si hoy fueran las elecciones, el 33% respondió Juntos por el Cambio, mientras que se dio empate técnico entre el oficialismo y los libertarios: FDT 25,9% y 24,6% Liberales.
Javier Milei se recuperó
Tras el cuestionario realizado de manera online entre el 5 y el 7 de septiembre con 1.200 casos efectivos a nivel nacional, la consultora destacó la recuperación de Javier Milei:
«Luego que registráramos un explosivo crecimiento de su imagen negativa, hoy estamos viendo una recompo-sición de su imagen pública, recuperando valores previos. Lo que se mantiene casi en los mismos niveles es la intención de voto hacia su espacio, manteniendo los tercios imperfectos que registramos desde hace unos meses atrás.
Cuando los extremos de la grieta profundizan en sus avatares, Milei recupera terreno. Esa parece ser la lógica con la que está funcionando la disputa electoral en Argentina».