El ministro de Seguridad habría dado la orden el fin de semana pasado a los jefes policiales de inhabilitar a todas las patrullas. ¿La razón? Achicar el gasto de combustible. Ahora, ¿Cómo es el tema? ¿Hace unas semanas compró 15 patrulleros y ahora los “fondea”? Son cosas que solo tienen lógica en la mente de Castro.
Su gestión en el ministerio, mientras le robaban todo en la provincia, se habría reducido a pura campaña política previo a las elecciones provinciales de octubre. Donde se habrían utilizado móviles policiales para realizar patrullajes preventivos con fines políticos, como por ejemplo la conjetural protección personalizada de sectores de la alta sociedad, potenciales votantes VIP para el partido oficialista.
También se habrían utilizado patrulleros para realizar maniobras que tenían como fin engatusar a los chubutenses para el voto. A Sebastián Bevilacqua, jefe del área de Sustracción de Automotores de la Policía, se le filtraron un par de audios de WhatsApp donde ordenaba a sus subordinados para que le secuestren vehículos a ciudadanos a toda costa, utilizando presumiblemente medios ilegales para hacerlo y así dar una apariencia ficticia de “eficacia policial” a los chubutenses.
De hecho, en uno de esos audios habla sobre “buscarle la vuelta” para secuestrar automóviles, incluso tira la idea de valerse de la portación de rostros para ejecutar el plan, esto consiste en incautarle el vehículo a alguien con antecedentes para “seducir” a los ciudadanos.
Todas estas operaciones le habrían costado a la provincia millones de pesos en combustible; por lo tanto, sería a los efectos de ahorrar los fondos de las arcas destinados a esos fines, que Castro habría ordenado guardar a todos los patrulleros de la provincia. ¿Para qué? presuntamente para volver a hacer campaña política de la misma forma, antes de que el gobernador electo Nacho Torres tome las riendas del poder.
Es por demás preocupante, pues si con las pocas patrullas destartaladas con las que contaba la fuerza, Chubut ya era un “carandirú”, no nos queremos imaginar lo que van a ser los días restantes de Arcioni en el poder con Miguel Castro al frente de la seguridad y… sin patrulleros.
Mientras tanto, la provincia sigue siendo saqueada por el delito con una total despreocupación por parte de su ministro de Seguridad, que estaría más atento en hacer proselitismo político con los bienes del estado.