Según Unicef, 8,6 millones de menores viven en hogares con insuficiencia de ingresos o no acceden a derechos básicos. Además, en cuatro de cada diez hogares se dejó de comprar algún alimento.
Siete de cada diez chicos que viven en la Argentina están en situación de pobreza, ya sea porque a sus hogares no ingresa suficiente dinero para la compra de los bienes y servicios básicos, ya sea porque sufren la privación del ejercicio de algún derecho esencial, como el acceso a la educación, a una vivienda adecuada y no ubicada en cercanía de fuentes de contaminación, a la atención sanitaria o a los servicios de saneamiento en el hogar.
El dato es parte de las conclusiones de un informe de Unicef, basado en los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec y en los de un relevamiento propio que, entre otros datos, muestra que cuatro de cada diez hogares con niños debieron dejar de comprar algún alimento, por falta de dinero, según publicó La Nación.
Así, según datos extrapolados a todo el país, 8,6 millones de chicos son pobres por la insuficiencia de ingresos en sus hogares, o por privaciones de carácter no monetario. De ellos, 3,9 millones de menores (31% del total) están afectados por ambos tipos de pobreza.
La información corresponde a relevamientos hechos en la primer mitad de este año, en tanto que la situación podría ser más grave en estos días de inflación acelerada. Según un informe difundido hoy por el Indec, el costo de la crianza de chicos de entre 0 y 12 años se incrementó entre 145,5% y 148% (dependiendo de la edad) entre agosto de 2022 y el mismo mes de este año. Es una suba interanual varios puntos porcentuales más alta que la del Índice de Precios al Consumidor, que el mes pasado trepó a 124,4%.
Frente a este escenario, en el último año, con el candidato a presidente por el oficialismo, Sergio Massa, al frente del Ministerio de Economía, el gasto del Estado para las principales políticas de transferencias a la niñez sufrió un ajuste a la baja que promedia el 26% interanual. Según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), en el período de enero a agosto el monto destinado al pago de asignaciones familiares para empleados formales y monotributistas cayó, en términos reales (es decir, corregidos los datos por inflación), un 34,8%, en tanto que el derivado a la Asignación Universal por Hijo (AUH) disminuyó un 12,2%.
Lo asignado al Plan Alimentar, que abarca a chicos de hasta 14 años (mientras que las otras transferencias alcanzan a los menores de hasta los 17 años) tuvo una caída interanual en el acumulado de ocho meses de 6,4%, aunque en este caso, si se mira la variación interanual solo del mes pasado (agosto de 2023 versus agosto de 2022) hubo una s-de 14,7%-, a diferencia de las asignaciones familiares y la universal, en las que el signo fue negativo (las caídas fueron de 31,4% y 26,9%, respectivamente).
Según enfatiza Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de Unicef Argentina, “sin la AUH la tasa de pobreza extrema sería 10 puntos más altas”, aunque “se necesita un mecanismo de actualización de los valores mucho más potente”, a la vez que se requiere “asegurar los presupuestos para las políticas destinadas a la niñez”.
Al haberse reajustado por la fórmula de movilidad previsional que rige desde 2021, las asignaciones por hijo fueron en agosto un 41,5% nominalmente más altas que las de del inicio del año, mientras que a ese mes el índice de inflación acumuló un 80,2%, lo que determina una caída del poder adquisitivo de 21,5%. En el actual mes de septiembre se aplicó a los montos un reajuste de 23,29%.
Los datos publicados por Unicef referidos a la pobreza por ingresos revelan que en los primeros tres meses de este año 7 millones de chicos (56% del total) vivían en hogares en esa condición, mientras que 1,7 millones (13%) estaban en la pobreza extrema (los ingresos no alcanzan a cubrir los alimentos esenciales).
El informe incluye los resultados de la séptima encuesta sobre niñez, hecha entre junio y julio de este año, de la cual surge que los ingresos de cuatro de cada diez hogares donde hay menores de edad no son suficientes para cubrir gastos básicos en alimentación, salud, educación, transporte y gastos de vivienda, y advierte que esa situación llevó el endeudamiento de muchas familias.
Los datos de la encuesta, que fue telefónica y abarcó a 1269 hogares, representativos de 27,7 millones de personas, revelan que el 29% de los hogares recurrió a algún préstamo o hizo compras fiadas para procurarse alimentos. Un año atrás esa respuesta había sido dada por el 24,3% de los entrevistados. Entre las familias que perciben la AUH, cuatro de cada diez se endeudaron.
Otro número que muestra el alto grado de vulnerabilidad de gran parte de la población es el que indica que, a falta de dinero, un 28% de los adultos dejó de comer alguna vez en el día (en el desayuno, el almuerzo, la merienda o la cena) para poder darles alimentos a los chicos. En 2022 esa respuesta había sido dada por el 19% de los consultados, lo cual muestra un fuerte empeoramiento de la situación, Entre los niños, el 6% no accedió a alguna de las comidas diarias.
Con respecto a qué se come, el 64% de los hogares señaló que este año consumen menos carne que en 2022; el 61% bajó la cantidad de bebidas azucaradas; el 44% compra menos frutas, verduras y lácteos, y el 20%, menos fideos, harina o pan.
El valor de la canasta básica de alimentos del Indec, que es la que se utiliza oficialmente para la estimación de los índices de pobreza e indigencia, tuvo un incremento mensual en agosto de 17%, muy superior al avance del índice de la inflación general. Y la suba interanual trepó a 146,4%