Se trata del concejal Facundo Albini y su padre Claudio, ambos dirigentes del Frente Renovador y Unión por la Patria. En el expediente figura que eran a quienes reportaba y entregaba dinero el puntero detenido en septiembre en un cajero del centro platense con 49 tarjetas de débito de “empleados” de la Legislatura. El caso salpica a las fuerzas mayoritarias de la provincia. A la espera de qué declaren sus socios políticos, Massa se mantiene en silencio.
Este miércoles el concejal de La Plata Facundo Albini y su padre Claudio se entregaron en la sede de la Policía Federal ubicada en la capital bonaerense. Sobre ambos pesaba una orden de detención firmada por el juez Guillermo Atencio, quien tiene a su cargo la causa penal (junto a la fiscal Betina Lacki) por el manejo irregular de tarjetas de débito de personas empleadas por la Legislatura provincial. Un caso que se inició a partir de la detención, el 9 de septiembre, del puntero peronista Julio “Chocolate” Rigau en un cajero automático del centro de esa ciudad.
Tal como informó este diario, la fiscal Lacki solicitó al juez que ordenara la detención de ambos referentes políticos el miércoles 1° de noviembre. Pero el magistrado se tomó más de veinte días para concretar la medida. ¿Esperó a que pasaran las elecciones? ¿Buscó beneficiar a alguien con esa dilación? Preguntas nomás.
Claudio Albini ocupó durante varios años el cargo de subjefe de la Dirección de Personal de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. Su hijo Facundo fue director de Control y Gestión de la Secretaría Administrativa del mismo cuerpo legislativo y desde hace cuatro años es concejal de Unión por la Patria . En las últimas elecciones renovó su mandato, acompañando activamente en la campaña al ahora electo intendente Julio Alak. Padre e hijo son importantes referentes del Frente Renovador , la fuerza creada por Sergio Massa hace una década.
En medio de una crucial campaña electoral que amenazaba desbancarlos del poder, durante las semanas posteriores a la detención (e inmediata liberación) de Rigau, desde Unión por la Patria mantuvieron un hermetismo total sobre el caso. Una actitud que también se mantuvo cuando la información se filtró y fue utilizada por medios opositores. Ni siquiera el escándalo público logró “conmover” a los máximos referente del peronismo nacional, bonaerense y platense. Es más, Facundo Albini nunca dejó la campaña electoral, como si nada hubiera pasado.
La información difundida por fuentes judiciales a varios medios indica que los Albini se entregaron a la Policía Federal en compañía de sus abogados y recién este jueves Atencio les tomaría declaración indagatoria. Lo más probable es que luego se les dicte la prisión preventiva. Junto a Rigau, están acusados de “fraude en perjuicio de la administración pública”.
Según los testimonios y las evidencias recolectadas en el expediente, Facundo y Claudio Albini integrarían una cadena de pasamanos de dinero obtenido de fondos públicos desviados hacia las arcas partidarias. A través de esas maniobras, hasta el momento, se habrían recaudado no menos de $ 800 millones. Se cree que esta mecánica (al menos con estas tarjetas y estos protagonistas) habría comenzado en 2021, tras la firma de varios contratos de personal del Parlamento bonaerense. No se descarta que varios diputados, y no sólo del peronismo, tengan algún tipo de participación en la trama que recién está saliendo a la luz.
En su orden de detención firmada este martes, el juez Atencio dijo que “esos contratos son concedidos a los distintos legisladores por lo que posiblemente, con el avance de la investigación, podrán ser identificados los jefes de la organización delictiva”. Obviamente, eso dependerá de para dónde sople el viento, tal como suele moverse la casta judicial. Los resultados del último domingo, donde Sergio Massa quedó muy maltrecho en su competencia con Javier Milei, tal vez le den a Atencio algún nuevo brío.
Además de Rigau y los Albini, el juez avanza con la orden de detención de quince de los 49 titulares de las tarjetas de débito con las que Chocolate sacaba plata del cajero de 7 y 54 de La Plata en el atardecer del sábado 9 de septiembre. Serían, según el juez, “partícipes necesarios” del delito de “fraude en perjuicio de la administración pública”.
Amistades peligrosas
La relación de los Albini con Rigau quedó más que demostrada al analizar los mensajes extraídos del celular del puntero. Allí se los identifica como los jefes directos de Chocolate. Por caso, hay un chat del 27 de agosto pasado en el que el concejal massista le reclama lealtad a Rigau y le dice si no quiere “trabajar más” con él que se lo diga y listo. “Te llevás 200 por mes hace 3 años y, cuando te necesito, no estás”, le reprocha el referente de Massa. Y agrega: “Me estás faltando el respeto a mí y a la amistad que tenemos”.
Una semana después, en otro chat, Rigau le mandó a Albini por Whatsapp un comprobante de algunos movimientos bancarios. Faltaban cuatro días para que Chocolate fuera detenido y, entre sus pertenencias, se encontrara ese ticket.
El escándalo se da en medio de una profunda crisis económica y social que atraviesa a la provincia de Buenos Aires. Y a su vez la Legislatura Bonaerense es uno de los cuerpos legislativos que detenta uno de los presupuestos más altos del país. Un presupuesto que, como denuncia la diputada Laura Cano del PTS-Frente de Izquierda , sólo conocen quienes lo administran.
Ni siquiera los propios diputados que votan año a año el Presupuesto tienen acceso pleno a los ítems de partidas y fondos. “Se vota a libro cerrado” , afirma Cano. Por eso, en soledad, quienes ocupan las bancas del Frente de Izquierda votan en contra. Claramente las maniobras recaudatorias y los privilegios en el Poder Legislativo no empezaron y no terminan en “Chocolate”.
Habrá que ver si ahora los Albini, acostumbrados a manejar tiempos y recursos, brindan más información sobre la mecánica recaudatoria que los terminó involucrando en una causa por fraude al Estado. Y tal vez Massa, que hasta ahora hace la del avestruz, en algún momento tenga que dar algunas explicaciones.