EEUU empresas argentinas. El presidente de Estados Unidos Donald Trump anticipó que este miércoles pondrá en marcha su política de aranceles recíprocos. La medida podría tener impacto sobre todas las industrias que exportan al país del norte.
Ya hay firmas argentinas que recibieron solicitudes de información para conocer los componentes de los productos y determinar con certeza qué tarifa pagarán. Entre la apertura de importaciones, la caída del mercado interno y la guerra comercial, los industriales argentinos buscan refugio en Vaca Muerta. Hay temor a una recesión global.
“El día de la gran liberación de la economía estadounidense”, así definió Donald Trump al miércoles 2 de abril, la fecha en que pondrá en marcha su política arancelaria que prevé alícuotas específicas del 25% para el sector automotriz y tarifas recíprocas, que en principio se aplicarían a todos los países del mundo.
El gigante Techint es uno de los interesados en que sus clientes encuentren alternativas al complejo cuadro situación. Es una ecuación simple, si todo viene de afuera no habrá mercado tampoco para las grandes. Un informe elaborado por once cámaras metalúrgicas, asegura que el sector podría sumar u$s7.400 millones por año a la economía, traccionado por la energía, entre otras actividades. La integración de la industria dentro de la cadena de valor, aparece como un debate fundamental para el sector que verá mayores impactos por la guerra comercial.
El banco de inversión Goldman Sachs aumentó del 20% al 35% la probabilidad de que Estados Unidos entre en recesión en los próximos doce meses. La argumentación es que se deterioró la confianza de los hogares y las empresas. Detrás de ese fenómeno está la política tarifaria de Trump y su plan de «liberación». La incertidumbre sobre las medidas y una certeza: a más aranceles, más inflación y a más inflación menos probabilidades de que la Reserva Federal acelere en la flexibilización de su política de tasas.
Una recesión, o un menor crecimiento en Estados Unidos, tendría por supuesto un impacto global. En Argentina las cámaras empresariales ya pusieron el grito en el cielo. Señalan que el argumento del déficit norteamericano en la balanza bilateral es poco creíble. Solo sucedió en 2024, por la enorme recesión que afectó a la economía local y en la última década se acumularon abultados superávits para el país del norte.
Explican también que Argentina cumplió estrictamente con las cuotas de acero acordadas en 2018, que hay integración productiva entre la producción siderúrgica de Argentina y Estados Unidos porque los productos argentinos complementan la producción norteamericana con insumos de acero en los que EEUU tiene limitantes y aseguran que “la nueva medida de Trump puede generar desvíos de comercio de producción de acero de economías de no-mercado”.