Un elefante marino juvenil fue rescatado en la costa de Península Valdés tras quedar atrapado por una correa de motor. El operativo fue encabezado por Marcelo Franco, integrante de la red de fauna costera del Chubut. “Se sintió liberado”, resumió el guardafauna.
El aviso llegó gracias al GPS registrado por Fernando Pegoraro, quien recorría la zona en un monitoreo de residuos plásticos. El animal fue hallado entre Punta Delgada y la boca del golfo, con signos visibles de sufrimiento. La caminata incluyó barro, acantilados y lluvia durante más de 12 kilómetros, según publicó LU17.
“Ayer llovió, los caminos estaban muy complicados”, relató Marcelo, quien actuó junto a Ricardo Vera y Julieta Campagna. La situación era delicada: la correa marcaba con fuerza la aleta izquierda del animal. Pese a ello, el elefante se mantuvo quieto, como si comprendiera la ayuda.
No fue necesario anestesiar al animal, ya que era joven y no ofreció resistencia. El equipo logró acercarse sin riesgos y utilizó una herramienta especial en forma de V para cortar con precisión. “Después se movió diferente, como aliviado”, recordó Marcelo.
La marca dejada por el plástico era profunda y podría servir para identificarlo en futuras apariciones. Este tipo de residuos no se degrada fácilmente y representan un riesgo persistente para la fauna marina. “Ya es la segunda vez que retiro una correa así”, señaló el guardafauna.
La red de fauna costera trabaja en conjunto con los Ministerios de Ambiente y Turismo de la provincia. En este caso, las condiciones meteorológicas demoraron la respuesta algunos días, pero el equipo se mantuvo alerta. “La parte que no se ve es la que más pesa”, dijo Franco.
Gabriela Velázquez, una de las fundadoras de la red, fue mencionada como figura clave en la formación del equipo. Franco destacó su rol en la gestión de herramientas, capacitaciones y apoyo constante. “Siempre empuja para conseguir lo que falta”, valoró.
Marcelo admitió que los años pasan y que el esfuerzo físico ya se siente diferente. Sin embargo, valoró la experiencia y el trabajo en equipo por encima de lo individual. “El rescate se hace en nombre de todo el grupo”, insistió.
Al ser liberado, el animal no huyó de inmediato. Golpeó el agua con la cola y se quedó unos minutos en la orilla, como en un gesto de agradecimiento. Esa imagen quedó grabada en la memoria del equipo.
El rescate no solo permitió salvar una vida, sino también reforzar el mensaje de concientización ambiental. La presencia de residuos industriales, sogas y zunchos es una constante en esa costa. “El mar recibe todo tipo de residuos”, alertó Franco.
El uso de la herramienta de corte, probada también en lobos marinos y ballenas, fue fundamental para evitar lesiones. La técnica busca intervenir sin causar daño adicional al animal rescatado. “Eso ayuda, porque reduce los riesgos”, explicó el guardafauna.
Con la llegada de Semana Santa, aumentará la presencia de turistas en la región. Franco pidió conciencia y respeto por los animales, que suelen quedar expuestos por el descuido humano. “Tenemos una provincia hermosa, hay que cuidarla”, afirmó.
Cada rescate deja una enseñanza nueva, según los integrantes de la red. El contacto directo con la fauna silvestre deja huellas emocionales difíciles de borrar. “Cada animal que salvamos nos enseña más”, concluyó el guardafauna.
El mensaje final fue de agradecimiento y compromiso. Franco valoró el respaldo institucional y la colaboración entre compañeros. “Cada día se aprende algo nuevo”, dijo, con la satisfacción de haber cumplido una misión más.