El aumento de precios en rubros sensibles preocupa en medio de tensión cambiaria.
La inflación de alimentos se aceleró en la tercera semana de septiembre y dos consultoras estiman que la variación mensual podría superar el 2 %, según datos de los relevamientos de precios que publica Ámbito.
Datos de los relevamientos semanales
Los índices correspondientes a alimentos y bebidas mostraron fuertes subas en varios organismos:
- La consultora LCG reportó un incremento de 1,6 % en esa semana, con un promedio mensual de cuatro semanas en torno al 1,2 %, mientras que la variación “punta a punta” quedó en 1,3 %.
- Equilibra midió un alza del 0,6 % en la tercera semana, y proyecta para septiembre un cierre del mes con inflación general de 2,2 %.
- En cambio, Analytica exhibió una leve desaceleración semanal (~0,21 %), aunque no descartó que los alimentos mantengan un ritmo elevado.
Principales rubros que impulsan la inflación
Dentro de la canasta de alimentos y bebidas, las mayores subas provinieron principalmente de:
- Panificados (+5,2 %) y lácteos (+5,1 %) como los productos que más contribuyeron al avance general.
- Verduras y frutas también registraron alzas importantes, aunque hubo bajas en carnes (-0,1 %) y en algunos vegetales específicos.
Estos movimientos coinciden con un contexto de tensión cambiaria, lo que aumenta el costo de los productos importados o de insumos vinculados al dólar.
Implicaciones macroeconómicas y proyecciones para septiembre
Las consultoras coinciden en que si esta tendencia persiste, septiembre podría cerrar con inflación mensual general superior al 2 %.
Además, el índice de precios mayoristas de agosto ya mostró una aceleración: se ubicó en 3,1 %, por encima del 2,8 % que había marcado en julio. Esto sugiere que el efecto cambiario sobre los precios se filtra con mayor fuerza hacia atrás (precios de producción) y adelante (precios al consumidor).
La cotización del dólar oficial alcanzó el techo de la banda, lo que obligó al Banco Central a intervenir para sostener la cotización, acción que se da en un momento en que la inflación alimentaria se muestra especialmente volátil.