Estudiantes secundarios, 38 en total, de la Escuela 774 plantaron el viernes 640 retoños de cipreses en bahía Las Percas, en la costa sur del lago Epuyén, justo al pie de la montaña quemada este verano por un incendio forestal de magnitud que afectó 4.500 hectáreas hasta el Parque Nacional Lago Puelo.
Los plantines fueron provistos por la Escuela Agrotécnica 717 de Cerro Radal (comprados con fondos del municipio local) y también hubo aportes de la Subsecretaría de Bosques de la provincia del Chubut.
A criterio de Tiziana Cerutti, una de las coordinadoras del programa, «los chicos toman conciencia de la importancia de la prevención de incendios, trabajan en la protección del bosque y se transforman en actores sociales activos para su cuidado».
Al respecto, resaltó que «todos los años cumplimos este objetivo de trabajar con los estudiantes a través de proyectos concretos -en el marco de un plan que se inició en 2008 con la consigna de ‘100 árboles para mi pueblo en sus 100 años’-; esta etapa se cumplió con éxito, aunque cada año vamos haciendo un recorrido para ir monitoreando y ver si tenemos que reponer alguna planta».
Acerca de las condiciones ambientales que necesitan los cipreses para desarrollarse, la técnica graficó que «por la recurrencia de los incendios en la zona, estimamos que en 40/50 años, contando con un sitio apropiado y protegido, una planta alcanza un diámetro de 40/50 centímetros.
Los mismos chicos que los plantaron quizás puedan llegar a verlos, si no serán sus hijos o nietos los que puedan gozar de su sombra, aprovechar su madera o recolectar un hongo», acotó.
Cerutti valoró además «el trabajo de la profesora Dolores de Errasti», al frente de la materia Ciencias Naturales, quien coordina la producción de plantines de ciprés de la cordillera y otras especies nativas en el invernáculo de la escuela para recuperar zonas degradadas por incendios de bosques en la reserva forestal del lago Epuyén.
Precisamente, el proyecto «Más árboles para mi pueblo» obtuvo la mención «Sociocomunitario solidario», del Premio Presidencial 2012, entre cientos de escuelas de todo el país.
Dicha propuesta apunta a «incentivar la conciencia del cuidado del ambiente y del bien público y difunde entre la población y los visitantes ocasionales el valor y la importancia del bosque. Educa, además, en la prevención de incendios y en actitudes de cuidado del ambiente».
Precisamente, son los jóvenes «los encargados de multiplicar aquello en lo que se han formado acerca del cuidado del bosque nativo. Aprenden, entre otras cuestiones, a organizarse y a realizar la logística de las actividades al aire libre en los cerros, con todos los recaudos necesarios.
Elaboran materiales de divulgación para las campañas de prevención de incendios y participan en el Concejo Deliberante local cuando se tratan cuestiones de legislación ambiental», entre otros aspectos.
Tras la capacitación en las aulas, los chicos «sintieron la necesidad de pasar de las palabras a la acción para conservar la belleza del entorno en el que viven y se propusieron generar conciencia entre sus vecinos, porque la ciudadanía participativa y solidaria se aprende practicándola», aseguran.
Desde la óptica de Tiziana Cerutti, «tal vez este año la iniciativa tenga más interés por los incendios que padecimos» (unas 60.000 hectáreas de bosques nativos afectados), pero la idea es continuar y avanzar en esta premisa de recuperar lo perdido».
Fuente: Diario Río Negro