En medio de un fuerte operativo de seguridad dispuesto por el Servicio Penitenciario Federal, el detenido empresario Lázaro Báez despidió los restos de su madre Floriana Rodríguez, que murió a los 89 años.
La familia no quiso realizar un velatorio público para evitar la presencia de medios en torno a su padre y la familia.
Al finalizar la ceremonia, el personal del servicio penitenciario Federal volvió a colocarle las esposas a Báez, y lo subieron a una combi que lo trasladó hasta la unidad penitenciaria 15 de Río Gallegos, a pocos metros de su casa donde permanecerá hasta la hora de su vuelo de regreso a Buenos Aires durante la noche de este viernes.
El empresario había llegado a Santa Cruz poco después de las dos de la mañana, en el vuelo de Aerolíneas Argentinas 2882.
Floriana Rodríguez, de 89 años, vivía en un departamento ubicado en la parte trasera de la casa de Báez, desde hace años era cuidada por la familia y personas cercanas. En 2013, cuando Báez abrió la chacra y la casa familiar ante los ojos de la prensa para intentar demostrar que no tenía bóvedas en su propiedad, preservó a su madre anciana de las cámaras.
Ayer, la Cámara Federal, con las firmas de los jueces Martín Irurzun y Mariano Llorens, confirmó nuevos procesamientos en el caso Báez y le encomendaron al juez Sebastián Casanello que definiera «la situación de quienes se encuentran imputados por los acusadores en la causa».
La Cámara no lo detalló, pero ese grupo incluye a la expresidenta Cristina Kirchner y a exfuncionarios como Julio De Vido y José López; también, a los empresarios Edgardo Levita y Jorge Galitis -que según la UIF eran parte del esquema de lavado-, y Roberto Erusalimsky
La Prensa