La continuidad de los precios congelados en el surtidor, sumado al alza de costos generalizada y la decisión oficial de imponer un aumento salarial de suma fija por decreto, amenaza con empujar a los propietarios de estaciones de servicio a una grave crisis financiera, según advierten.
En esa dirección, y conocido que al menos hasta el próximo marzo que no habrá cambios en el impuesto a los combustibles líquidos por disposición del Gobierno –lo cual hubiese generado un aumento en los precios finales-, los empresarios del expendio alertan sobre la endeble situación financiera que atraviesa la actividad.
Y anticiparon complicaciones graves para la cadena de comercialización si el freno al incremento de precios se extiende más allá del tercer mes del año.
En concreto, fuentes de organizaciones como CECHA, la confederación que integra a los empresarios del expendio de naftas, aseguraron a iProfesional que si no hay cambios en los valores a partir de marzo, prácticamente la mitad de las estaciones de servicio quedará al borde del quebranto.
«La sumatoria de factores complica a todas las estaciones, hay que pensar que venimos de meses de congelamiento en 2018. Y ahora tenemos esta medida vigente que está muy bien para los usuarios, pero se hace pesada para el sector porque se combina con otras variables que afectan los números económicos», afirmó ante este medio Guillermo Lego, gerente de la entidad.
El directivo expuso que los puntos de venta que enfrentarán más complicaciones financieras corresponden a los que hoy venden como máximo unos 250.000 litros mensuales. Se trata de alrededor de 2.200 sitios de expendio, casi el 50 por ciento de las estaciones de servicio que hoy operan en la Argentina.
«Si el congelamiento va más allá de marzo, estos puntos de venta van a entrar en fase crítica. La situación de la cadena en general se volverá dramática por la suba de costos y el precio siempre quieto», dijo Lego, quien advirtió que la sumatoria de factores en contra podría derivar en cierres sucesivos en el corto plazo.
Respecto de esto, el directivo explicó que los empresarios del expendio cumplirán con el ajuste del 7 por ciento fijado en la última paritaria para enero y también cubrirán un porcentaje similar para febrero. A la par, llevarán a cabo el pago de la suma fija establecida por el Ejecutivo nacional. Para los comercializadores, afrontar ese esquema de desembolsos sin contar con un ajuste inmediato en los surtidores complicará fuertemente la supervivencia comercial.
«El congelamiento es un problema y no encontramos respaldo en la cadena que nos dé un poco de aire. Las petroleras, por ejemplo, no están dispuestas a cambiar sus márgenes de rentabilidad porque también enfrentan un atraso fuerte. También nos toca lidiar con las demoras para recibir el pago por compras con plásticos. Las tarjetas de crédito recién depositan los fondos a los 14 días. Son factores que se combinan en contra», comentó Lego.
Faltan definiciones
Por su parte, el titular de CECHA, Gabriel Bornoroni, comentó a IProfesional que el sector de las naftas se encuentra a la espera de definiciones en lo que hace a los lineamientos de Alberto Fernández para toda la actividad energética.
«Medidas como el decreto reciente que fija una nueva postergación en los aumentos les acerca un respiro a los consumidores, eso es cierto; pero vuelve a transmitir falta de previsibilidad para todos los actores de la comercialización», aseveró.
«Hasta el momento no tenemos precisiones de cómo serán las actualizaciones de los precios, si se seguirá tomando al dólar como una variable fuerte para definir valores, si se aplicarán nuevos congelamientos. La realidad es que hoy nadie sabe cuánto vale la energía en la Argentina. Estamos a la espera, como sector en general, de una eventual ley que vendría a ordenar todo esto», añadió.
Consultado respecto de cómo la baja en el valor que muestra el crudo internacional -a partir del drama sanitario chino- podría repercutir en los precios locales, Bornoroni minimizó la posibilidad un efecto inmediato.
«Hoy el desfasaje es del orden del 16 por ciento, o sea, el mismo porcentaje de antes que empezara a bajar el precio del barril fuera de la Argentina. Si bien la caída es fuerte, lo cierto es que esto ocurre por una cuestión coyuntural», indicó.
Para luego añadir: «Es cierto que para los productores de petróleo significa un poco de alivio, pero se asume como algo momentáneo. Hay certezas de que el actual, con esta caída, no es el precio real del Brent. Y que a futuro el valor del barril volverá a subir una vez que China reactive su actividad económica».
Las estaciones de servicio atraviesan una fuerte crisis y su situación no deja de agravarse con el correr de los meses. Tras completar un bienio de números en rojo, el inicio de la temporada de verano es resultó peor para los empresarios de la actividad.
En ese sentido, desde las organizaciones consultadas por IProfesional anticiparon que la comercialización de enero culminará con indicadores por debajo del arranque de 2019, considerado el peor de los últimos cinco años.
Enero de 2019 había terminado con una caída del 5 por ciento respecto al mismo lapso de 2018. Desde las entidades señalan que, aunque aún resta conocer las cifras oficiales de la Secretaría de Energía, ya se da por descontado que la venta de nafta y gasoil acumulará al final de este mes una merma cercana a ese mismo nivel.
«La menor venta dificulta cualquier plan que se pueda tener. Hoy no hay un solo estacionero que pueda decir que le está yendo mejor o directamente bien», afirmó Guillermo Lego.
Decisión oficial
A partir de la semana que viene, con el cambio de mes, tendría que aplicarse el impuesto a los combustibles líquidos, que ya había sido postergado durante enero. Hasta el momento previo a la caída del precio internacional del crudo, las empresas petroleras estimaban que los valores de las naftas en el mercado argentino tenían un retraso del 16 por ciento.
Sin embargo, no habrá cambios en los surtidores. Mediante el decreto 118/2020, el Gobierno volvió a diferir el impuesto, esta vez hasta marzo. La medida fue publicada el jueves de esta semana en el Boletín Oficial y el texto aclara que entrará en vigencia el 1° de febrero.
El impuesto a los combustibles líquidos debería tener un impacto del 8 por ciento para las empresas, lo que representaría un incremento del 2 por ciento en el precio final que pagan los consumidores en las estaciones de servicio, según las estimaciones del mercado.
A fines del año pasado, a través de otro decreto, el Gobierno había decidido postergar de enero a febrero la aplicación del impuesto a los combustibles líquidos. La reglamentación prevé que se actualice por trimestre según la inflación, de acuerdo a la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el INDEC.
Durante la gestión de Mauricio Macri también se optó por retrasar en varias oportunidades los efectos del incremento en los montos del impuesto sobre los combustibles líquidos. Esto, para evitar un impacto en la inflación.
Con diez aumentos a lo largo del último año, los precios de los combustibles, las naftas y el gasoil, se incrementaron en promedio un 41,8 por ciento durante 2019.
La última postergación se dispuso a fines de diciembre, ya durante el Gobierno de Alberto Fernández, luego de que YPF anunciara un aumento del 5 por ciento para enero de este año, una decisión que luego tuvo que dar marcha atrás.
El Gobierno entendió que por la situación económica era conveniente no avanzar con nuevos aumentos, en sintonía con la sanción de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva que congeló el precios de varias tarifas de servicios públicos, señaló IProfesional.