El gobierno de El Salvador también emitió un comunicado de prensa donde pedía calma a la población y exigió al órgano legislativo enfocarse en las necesidades del pueblo.
El mandatario dijo que el pueblo salvadoreño, sus adversarios, la comunidad internacional, la fuerza armada y la policía, así como todos los poderes facticos del país, saben que “si quisiéramos apretar el botón, solo apretamos el botón” y los sacamos.
“Pero yo le he preguntado a Dios y Dios me dijo, paciencia, paciencia, paciencia, el 28 de febrero (de 2021 cuando se celebren las elecciones municipales y legislativas), todos esos sinvergüenzas van a salir…», añadió Bukele.
El presidente de El Salvador manifestó que según las encuestas su partido Nuevas Ideas tendría mayoría en la nueva Asamblea Legislativa, por lo que no existe necesidad de entrar por la fuerza.
Para cerrar su discurso, Bukele advirtió que “si estos sinvergüenzas no lo aprueban (el préstamo para) el Plan Control Territorial, los volvemos a convocar aquí el domingo”.
Al conocer la decisión del mandatario, el analista político Julio Valdivieso, expresó su satisfacción: “Creo que reflexionó a último momento y ha dado un espacio para el entendimiento”.
Pero Valdivieso también pidió la intervención de la Corte Suprema de Justicia para definir las competencias constitucionales y evitar más choques entre los diputados y Bukele.
Amnistía Internacional alertó sobre el despliegue de las fuerzas de seguridad, mientras que la Unión Europea llamó a resolver la situación de “forma satisfactoria y pacífica”.
“El ostentoso despliegue policial y militar en la Asamblea Legislativa nos recuerda las épocas más sombrías de la historia de El Salvador, y emite una alerta internacional sobre el futuro de los derechos humanos en el país”, indicó Amnistía Internacional en un informe de prensa.
Agregó que la presencia militar innecesaria y las restricciones a la libertad de prensa “podrían marcar el inicio de una ruta peligrosa para la institucionalidad y para los derechos humanos en el país”.
Entretanto, el partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que anunció que no votaría a favor de la petición del gobierno, pidió al secretario general de la OEA que active los mecanismos preventivos establecidos en la Carta Democrática Interamericana para evitar el rompimiento del orden constitucional en El Salvador y “se actúe para suspender de inmediato el proceso de autogolpe actualmente en curso”.
Por su parte, el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), en el que alguna vez militó Bukele, emitió un comunicado en el que le exigió al mandatario “frenar sus amenazas, propias de una dictadura. Los costos políticos de sus acciones podrían ser elevados para el país, pero también para él”.
Centroamérica preocupada
Tanto el gobierno de Guatemala como el de Costa Rica expresaron su preocupación por lo acontecido en El Salvador e hicieron un llamado al diálogo para evitar cualquier confrontación violenta.
“Ante los hechos registrados en las últimas horas en El Salvador, la República de Costa Rica confía en que se mantenga el respeto a la independencia de poderes, y el respeto absoluto a la Constitución”, citaba un comunicado de prensa difundido por la presidencia de ese país.
Por su parte Alejandro Giammattei, presidente de Guatemala escribió en su cuenta de Twitter que daba su apoyo a su homólogo salvadoreño y “hacemos un llamado al diálogo y al fortalecimiento de la democracia en nuestro hermano país de El Salvador”.