POR BENJAMÍN F. DEYURRE
Los cierres afectaron a todos los rincones del país: a los que reparten la baraja en el blackjack de Las Vegas; a los trabajadores de los parques en Orlando, Florida; a los empleados de restaurantes y bares en todo el país, y más.
Ahora todo es un caos, pero después vendrá una etapa de recuperación, como generalmente ocurre tras una gran guerra. Desde luego, varios factores que se traducen en acciones, intervienen en esta ecuación, a saber:
1) Evitar la repetición del fenómeno. Tal vez el primer paso para lograr una estabilidad económica y propiciar un ambiente de prosperidad aún mejor que el previo, consiste en adoptar los controles necesarios para que otra amenaza biológica no vuelva a surgir. En este sentido una seguridad máxima en todos los laboratorios se impone, sean estos universitarios o no.
Así como existe un Servicio Secreto, también debe existir algo similar en los laboratorios, especialmente en EEUU, donde además se pueden reforzar las licencias para instalar y operar este tipo de negocios. A escala global, se debería crear un organismo tipo “Interpol” cuya función sería de control y evaluación de todos los laboratorios del mundo.
En otras palabras, toda inversión realizada en esta máxima seguridad, es mínima comparada con el riesgo en juego. Hablamos de la posibilidad de una guerra biológica y la desaparición de la vida sobre la faz de la tierra.
2) Extender el plazo para amortizar las deudas. La economía de muchos se perjudicará seriamente durante este periodo de recesión. Esto incluye a todos, pero particularmente a los que viven de un salario o de un ingreso fijo limitado, que realmente son la mayoría de la población y consecuentemente, los que hacen funcionar la economía con su demanda de bienes terminados y servicios.
Sucede que un ejército de desempleados se atrasarán en todos sus pagos, es decir, rentas, vehículos, tarjetas de crédito, etc. Para que la economía se recupere y pueda alcanzar un crecimiento superior al previo, es necesario que los consumidores no carguen con el lastre generado por el coronavirus.
O sea, debemos ser pro activos: dependiendo de la magnitud y duración de la crisis, se debería elaborar un plan de financiamiento bancario en conjunto con los Bureaus de crédito para que los deudores generados por la crisis, efectúen pagos mensuales por unos 15 años. Este plan sería con mínimos intereses y parcialmente subvencionado por el Estado. En el mismo, se establecería un proceso de deducción por nómina a los empleados, de manera que un 7% de su ingreso mensual sería retenido para pagar esa deuda.
Y la parte más importante, el monto de ese financiamiento en particular, sería colocado aparte en un listado especial de los Bureaus de crédito, de manera tal que no afecte a la concesión de nuevos empréstitos, que serán vitales para impulsar la nueva economía.
3) Hacer funcionar en verdad el SBA. Todos saben que el Small Business Administration (SBA) es una entidad federal que garantiza hasta el 97% de un préstamo bancario para emprender un negocio. Toda vez que es el banco quién califica a los solicitantes, en la práctica ocurre que el porcentaje de aprobación es mínimo porque los bancos están aún atados a varias regulaciones que paralizan la economía.
Realmente sucederá que muchos negocios al detal acumularán una falta de pagos por tres o más meses y terminarán por declarar bancarrota. Aunque muchos acaudalados estarán a la caza de estos comercios para adquirirlos a precio de ganga, los anteriores propietarios intentarían de nuevo instalar sus pequeños negocios. Allí es donde es necesario un eficaz SBA que funcione realmente y donde ellos mismos sean quienes aprueben un préstamo con su garantía sin que el aplicante tenga que acudir a un banco. Así se financia el desarrollo.
4) Asegurar con optimismo un crecimiento económico sin precedentes. Muchos afirman que la mejor forma de dinamizar la economía es entrar en una guerra. Incluso, algunos dicen que en ocasiones se ha hecho la guerra con ese propósito. Un ejemplo de recuperación post guerra, ocurrió en la Segunda Guerra Mundial cuando a través del Plan Marshall se reconstruyó a Europa.
Lo cierto del punto es que esta recesión, sin duda, también nos está haciendo reflexionar porque ahora somos más humanos y más comprensivos; en efecto, mientras los mercados están vacíos por una súbita demanda, los hospitales están repletos o dejan de hacer sus cirugías programadas para tener disponibilidad de camas. O sea, no importa el poder de un seguro médico cuando simplemente el cupo hospitalario es limitado. Eso nos hacer ver que al final, todos somos iguales.
Por otra parte, esperamos no llegar al extremo de Italia o España, donde han tenido que desconectar equipos de pacientes mayores para instalarlos en los más jóvenes.
Por lo demás, ahora estamos disfrutando más de la familia y el ambiente está menos contaminado por la reducción significativa del tránsito automotor.
El futuro es prometedor y la esperanza es manifiesta porque ahora mismo se están manufacturando en EEUU grandes cantidades de mascarillas, guantes, uniformes y accesorios médicos. Posteriormente el proceso de producción será masivo para satisfacer la demanda de bienes que ahora están escasos.
En resumen, le pedimos a Dios que nos ayude ahora, que una vacuna haga su aparición en tiempo record y que resguardemos estos momentos para que valoremos más al prójimo y al futuro.
Y que EEUU con su grandeza y nobleza sea un ejemplo de recuperación para el mundo y un ave Fénix que resurge con más fuerza que nunca, a la vez que ayuda al planeta a su completo restablecimiento, señaló El Nuevo Herald.