El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó en Flint, Michigan, que con las elecciones del martes se habrá terminado «con el caos, los tweets, la ira, el odio, el fracaso, la negativa a asumir cualquier responsabilidad» en alusión a su rival republicano, Donald Trump, quien durante un acto en Pensilvania se defendió de las críticas por su gestión de la pandemia de coronavirus y aseguró que el país está «sólo a unas semanas de la distribución masiva de una vacuna segura».
La elección de los lugares a visitar durante el último sábado de campaña no fue azarosa. Biden se concentró en Michigan, en las ciudades de Flint y Detroit, para consolidar el voto de los afroamericanos, mientras que Trump se concentró en Pensilvania, considerado un estado clave para la elección del martes 3 de noviembre, donde hoy agendó cuatro actos.
En Flint, Biden estuvo acompañado en el primer acto de la jornada por el expresidente Barack Obama, a quien acompañó como vicepresidente entre 2008 y 2016.
«Este martes, todo está en juego. Nuestros trabajos están en juego, nuestra atención médica está en juego. Si tenemos o no esta pandemia bajo control está en juego. Pero estas son las buenas noticias. El martes, usted puede elige el cambio», dijo Obama. «El martes, te pueden gustar Joe Biden y Kamala Harris. Puedes elegir un mejor Estados Unidos», agregó el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos antes de cederle la palabra a su candidato.
La presencia de Obama «me recuerda lo que podemos ser cuando tienes un presidente de carácter, un presidente respetado en todo el mundo, un presidente al que nuestros hijos admiran», dijo Biden al tomar la palabra. «Quiero decir algo que no decimos con suficiente frecuencia y lo digo desde el fondo de mi corazón; Barack Obama fue un gran presidente de los Estados Unidos de América», agregó.
Biden continuó diciendo que es hora de que el presidente Trump «haga las maletas y se vaya a casa», porque «hemos terminado con el caos, los tweets, la ira, el odio, el fracaso, la negativa a asumir cualquier responsabilidad».
«Tenemos mucho trabajo por hacer» y «si soy elegido su presidente, lo haremos. Vamos a actuar y también vamos a necesitar su ayuda para hacerlo», agregó Biden.
Casi al mismo tiempo, en Newton, Pensilvania, primera de las cuatro paradas en ese estado que ganó por apenas 50.000 votos en 2016, Trump dedicó 85 minutos a tratar de convencer al electorado.
Trump volvió a afirmar que Estados Unidos estaba «dando media vuelta» en lo que respecta a la pandemia del coronavirus, aunque ayer estableció un nuevo record mundial de casos reportados, que lo consolida como el país más afectado tanto en cantidad de casos como en muertos por la enfermedad.
El mandatario, elogió la respuesta de su administración a la pandemia, afirmando que una vacuna «acabaría con la pandemia de una vez por todas» y que el país está «ahora a solo unas semanas de la distribución masiva de una vacuna segura».
Durante los últimos cuatro meses, el presidente que minimizó los riesgos de la pandemia, insistió con frecuencia en la posibilidad de que una vacuna estaría disponible para el día de las elecciones.
Marcando las diferencias
A diferencia de los actos republicanos, los demócratas organizaron sus dos actos en Michigan con el formato «drive-in” en la que los seguidores acompañarán sin bajarse de sus autos. Una modalidad que se repitió durante toda la campaña por respeto a las recomendaciones sanitarias.
El objetivo demócrata es incentivar la participación del votante afroestadounidense, que en los comicios del 2016 cayó al 15% en ambas ciudades, lo que le permitió a Trump imponerse en ese estado y llevarse los 16 votos electorales que tiene Michigan.
A diferencia de lo que ocurrió hace cuatro años, los sondeos prevén un triunfo demócrata, pero Trump no abandonó la puja política y esta semana encabezó dos actos allí, incluyendo uno en Lansing, capital estatal.
El republicano se concentrará hoy en Pensilvania con cuatro actos en distintas localidades, en sintonía con el ritmo acelerado que le dio a su campaña para intentar revertir las encuestas que lo dejan afuera de la Casa Blanca.
El magnate realiza mitines con una multitud, sin distanciamiento social ni tapabocas, enmarcados en su discurso de minimizar la gravedad del coronavirus, que él mismo se contagió y se recuperó.
Incluso fue más allá y durante un acto en Michigan culpó al personal sanitario por las cifras de fallecidos: «Nuestros médicos obtienen más dinero si alguien muere a causa de la Covid-19. Quiero decir que nuestros médicos son personas muy inteligentes. Entonces lo que hacen es decir ‘lo siento, pero todos mueren de Covid-19”.
Los resultados de la votación en Pensilvania, estado natal de Biden, serán particularmente esperados el 3 de noviembre, después de la sorpresiva victoria de Trump en 2016, la primera de un candidato republicano desde 1988.
Más de 89 millones de estadounidenses emitieron ya su voto anticipado, una cifra récord que anticipa una participación histórica, según un conteo difundido por el grupo de monitoreo US Elections Project.
Esta mayor asistencia preliminar refleja el enorme interés que este proceso electoral suscita entre la población y el llamado, especialmente de los demócratas, a sufragar por correo para evitar las aglomeraciones ante la pandemia de coronavirus.