Italia estrenaba este lunes nuevas medidas para frenar el coronavirus, en medio de advertencias de dueños de bares y restaurantes de que el límite de horario decretado por el Gobierno del premier Giuseppe Conte podría hacer cerrar 20.000 empresas en todo el país.
«Las nuevas medidas dispuestas por el Gobierno, especialmente el cierre de bares, restaurantes y pastelerías a las 18 podría significar el cierre de 20.000 locales que se suman a los otros 90.000 que habrán bajado las persianas a fin de año»; lamentó la presidenta nacional de la cámara gastronómica Confesercenti, Patrizia De Luise.
La advertencia de De Luise, reproducida por la cadena RAI, llega justo cuando este lunes entran en vigencia las medidas decretadas a última hora del sábado 24 por Conte, que además del cierre anticipado de los locales establece un máximo de cuatro personas por mesa, con excepción de cuando se trate de núcleos familiares más numerosos.
Las nuevas medidas, que incluyen una «fuerte recomendación» para que no haya desplazamientos internos, se dan en medio de una importante suba de los casos, que pasaron de un promedio de 2.500 al día en la primera semana de octubre a los 17.012 informados este lunes.
Si bien los números parecen un fuerte descenso frente a los 21.273 contagios divulgados ayer domingo, este lunes se hicieron casi 35.000 test menos que el domingo, por lo que la tasa de positividad subió casi al 13.5%, frente al 9.5% promedio de la semana pasada.
Hasta el momento, 37.479 personas murieron en Italia desde el inicio de la pandemia, incluidas 141 víctimas anunciadas este lunes
Protestas culinarias
El promedio de casos en la primera semana de octubre fue de 2.500. Este lunes se informaron 17.012.
Mientras tanto, los chefs más reconocidos del país, como Massimo Bottura de la multipremiada Osteria Francescana de Módena y Max Mascia del San Domenico de Imola, plantearon en el sitio Cook su rechazo a la iniciativa.
Según los chefs, el turno de la cena «representa casi el 60% de la facturación»; por lo que el cierre a las 18 «es un golpe» al sector.
«Nos penalizan por la negligencia ajena, los restaurantes que han respetado las reglas deberían poder funcionar», planteó Mascia.
Cristina Bowerman, cocinera con una estrella Michelin de la Hostaria Glass de Roma, criticó «la incapacidad del Gobierno de prever una segunda ola» de contagios.
Desde el Gobierno, el propio Conte reconoció el golpe que pueden provocar las últimas restricciones y anunció un paquete de medidas y subsidios para sostener al sector, ya golpeado desde el inicio de la pandemia por las limitaciones y por la caída del turismo.
En Roma, a metros del Vaticano, los responsables de la Osteria Victoria lamentaron «que se haya decidido cerrar el turno de la cena y no el del almuerzo».
Esto «nos da un golpe muy duro a un año ya difícil por la desaparición casi total de los turistas extranjeros», dijeron.
En ese marco, el titular de la cámara hotelera Federalberghi, Giuseppe Roscioli, planteó a Télam que la actividad ya tuvo el mes pasado «una caída del 90% frente a septiembre de 2019», lo que pondrá en riesgo a cerca de 280 de los 700 hoteles que habían reabierto sus puertas en Roma tras la primera cuarentena.
Además de las críticas por la situación de bares y restaurantes, el expremier entre 2014 y 2016 y aliado legislativo del Ejecutivo, Matteo Renzi, planteó este lunes sus reparos a que el último decreto de Conte alcance también al sector cultural.
«Pediremos a Conte que modifique el decreto: en los teatros y cines no hay riesgo, y queremos que los bares puedan abrir hasta las 22», aseveró Renzi, líder de la fuerza Italia Viva, en su newsletter semanal publicado este lunes.
Mientras tanto, propietarios de bares y restaurantes de Nápoles, la siciliana Siracusa y otras ciudades de todo el país marcharon este lunes en rechazo al límite horario del nuevo decreto, en medio de un aumento de las manifestaciones contrarias a las medidas de Conte que incluyeron el fin de semana concentraciones de grupos negacionistas de extrema derecha.
Desde este lunes y hasta el 24 de noviembre, además de las nuevas disposiciones para bares y restaurantes, queda prohibida en Italia la apertura de gimnasios, piscinas y centros de esquí, dentro de un plan previsto por Conte para frenar el coronavirus y poder evitar una cuarentena generalizada como la que hubo entre marzo y mayo.
Conte, según adelantó hoy la cadena Sky, irá el jueves al Parlamento a explicar las nuevas medidas.