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TN accedió al diálogo que mantuvieron antes de los rugbiers ser detenidos por el asesinato a Fernando Báez Sosa en Villa Gesell.

Sábado 18 de enero de 2020. 10:39 horas de la mañana. Un grupo de WhatsApp llamado “LosDesBoca3″ se silenció para siempre. “Está la poli, salgamos”, se pudo leer. Las consecuencias del acto salvaje que habían cometido tocaban a la puerta de la casa alquilada para cambiar la vida de los ocho rugbiers que asesinaron a Fernando Báez Sosa a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell.

TN logró acceder a ese grupo de WhatsApp de los jóvenes. Se creó en septiembre de 2017. En 2019 comenzaron a planificar el viaje a la costa argentina. “Che, la plata chicos, por favor”, fue el primer mensaje enviado por Máximo Thomsen. “Salgamos”, fue la última palabra que escribió unos meses después Ciro Pertossi.

Planearon hasta el más mínimo detalle: cómo juntar la plata para viajar, qué bebidas alcohólicas llevar, cómo iban a llegar a Gesell. Pusieron reglas: la Coca Cola era para el fernet, la Pepsi para tomarla sola. Se proponían pasar unas vacaciones inolvidables. Diez formaron parte del chat, solo faltaba Ayrton Viollaz, que no tenía celular.

3:19 de la mañana. Primer mensaje en el grupo el 18 de enero 2020. “Está imposible, demasiada gente mal”, escribió Ciro Pertossi desde adentro del boliche Le Brique. Le avisó a sus amigos que no entraran, que en el lugar había muchísimas personas. “No se puede caminar, posta”, agregó unos minutos después.

Fueron igual. Entraron todos. Adentro, se mandaban mensajes para poder encontrarse. “Estamos en la barra de la derecha casi cuando termina”, escribió Ciro. “Vengan, estamos reinstalados”, completó Máximo Thomsen.

4:10 de la mañana. “Le pegaron a uno, seguimos acá”, el último mensaje del grupo “LosDesBoca3″ antes del crimen. Los patovicas los sacaron del boliche. A la salida, todo cambió para siempre. A Fernando Báez Sosa lo golpearon entre cinco rugbiers. Lo empujaron, lo golpearon y le pisaron la cabeza en el piso.

4:46 de la mañana. Dejaron a Fernando tirado y se organizaron para juntarse. “Yendo a la casa, vengan”, escribió Ciro Pertossi. “¿Dónde están?”, preguntó Thomsen. Lucas Pertossi envió un audio: “Amigo, estoy acá cerca de donde está el pibe, están todos a los gritos, está la policía, llamaron a la ambulancia, caducó”.

Como si nada hubiera pasado, algunos se fueron a comer y otros a la casa. Horas después, empezó el pacto de silencio.

6:06 de la mañana. “Eu amigo, dejen de lorear que están preguntando los otros pibes qué onda, si nos peleamos”, escribió Matias Benicelli. “No se cuenta a nadie de esto”, le respondió Ciro. “Son re loros amigo. Dejen de flashear”, fue el último mensaje de esa hora.

10:38 de la mañana. Las últimas frases antes de que el chat se silenciara para siempre. “Policía afuera”, avisó Thomsen. “Sí mal, está la poli”, afirmó Blas Cinalli. “Salgamos”, cerró Ciro.

Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi fueron condenados a prisión perpetua por el delito de “homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y por alevosía en concurso ideal con lesiones leves reiteradas”. Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi recibieron una pena de 15 años de prisión por ser considerados “partícipes necesarios” de ese mismo hecho.

El pasado martes se viralizó un electrocardiograma que aporta información sobre el crimen del joven de 18 años y Hugo Tomei ya habría tomado una decisión.

El pasado martes, se filtró la historia clínica de Fernando Báez Sosa, el joven fallecido tras la golpiza propinada por rugbiers, afuera de un boliche en Villa Gesell.

En ese documento, los electros indicaron que el joven de 18 años, estuvo vivo hasta las 6 de la mañana y su muerte se dio en el Hospital Illia.

Según informó Radio Mitre, tras conocerse ese dato, Hugo Tomei defensa de los rugbiers, volvería a negar la autopsia realizada pro el perito Diego Duarte y remarcarían que la muerte ocurrió en el centro médico.

Ante esta situación, Fernando Burlando, abogado de la familia Báez Sosa, indicó que en la audiencia quedó confirmado que “cuando llegó la doctora al lugar, ya el personal policial había constatado la ausencia de signos vitales”.

El rol de la justicia 

Por otra parte, si la Justicia confirma esa hipótesis, podría cambiar la situación de los rugbiers y de esta manera Tomei solicitaría modificar la condena.

De ser así, el delito ya no sería de “homicidio doblemente agravado por su comisión por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas en concurso ideal con lesiones leves”.

En tanto, la condena a cadena perpetua para Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi podría ser cancelada.

A 41 días de haber sido condenados por el asesinato de Fernando Báez Sosa, a golpes a la salida de un boliche en Villa Gesell, los rugbiers están “resistiendo” en la alcaldía de Melchor Romero, según revelaron fuentes del servicio penitenciario.

El grupo está alojado en un módulo solos, apartados del resto de la población para evitar que se atente contra sus vidas, ya que se convirtieron en presos conocidos en el sistema gracias a lo mediático del caso.

A pesar de las diferencias o discusiones que puedan tener, el grupo de asesinos se aferran a mantenerse juntos mientras permanezcan detenidos. Pero esto puede cambiar en los próximos días y “Si eso sucede, a él no lo van a notificar”, explican desde el servicio penitenciario.

Los jóvenes podrían ser trasladados de la noche a la mañana sin previo aviso, a cualquier unidad penitenciaria y podrían ser separados, cuestión que los tiene muy preocupados.

“Saben que pueden ser subidos a una unidad móvil y notificados en el momento de que van a ser alojados en otro penal. Eso puede suceder cualquier día, a cualquier hora. Lo último con lo que cuentan en la cárcel es con certezas”, indicó una fuente cercana al expediente a TN.

“Algo que se sabe y no se dice es que pocos están dispuestos a pagar el costo de un traslado. O mejor dicho: que queden expuestos en otra cárcel y sean atacados. Son los presos más conocidos de la Argentina, no va a ser fácil”.

Se conoció cómo será el traslado de los 8 rugbiers a los penales

Los 8 rugbiers están alojados en la Alcaldía de Melchor Romero desde que comenzó el proceso de juicio y hace 40 días, tras la condena, se espera que sean trasladados a los penales donde las cumplirán.

Sus familias apuestan a que sean trasladados al Complejo Penitenciario de Campana, por la poca distancia que hay con Zárate, su lugar de residencia de todos. Y, porque además allí se encuentra Matías Pertossi (hermano de Lucas) y la hermana de Enzo Comelli, que trabaja como guardia.

Matías Benicelli sería el primero en ser trasladado y luego lo seguiría Ciro Pertossi. Ambos fueron condenados a prisión perpetua por el delito de «homicidio doblemente agravado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas».

En base a sus penas, se mantuvo la incertidumbre dado que deberían ser trasladados a una cárcel de máxima seguridad, a excepción de los condenados como «partícipes secundarios»: Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y Lucas Pertossi.

Al que parece que el servicio penitenciario quiere separar del resto es Máximo Thomsen, que según trascendió será llevado a otro penal por su condición de líder del grupo.

A más de un mes de conocerse la sentencia del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, los rugbiers condenados continúan alojados en la alcaldía de Melchor Romero, separados del resto de los reclusos. Sin embargo, en los próximos días, una decisión de la justicia podría modificar definitivamente su paradero.

Desde el fallo, los jóvenes presentaron un preocupante estado de salud mental y protagonizaron diferentes peleas en el penal. Hoy en día, su amistad parecía pender de un hilo y uno de los más apuntados era Máximo Thomsen, a quien culpabilizaban por la excesiva condena.

En diálogo con el periodista de TNMauricio Luna, un miembro del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) ratificó la delicada situación que atraviesa el grupo. «Están resistiendo», remarcó, aunque negó que haya una ruptura entre ellos o un cambio en su abogado defensor, Hugo Tomei.

Máximo Thomsen, uno de los asesinos de Fernando Báez Sosa, pasó de ser el líder de la banda que mató al estudiante, a estar recluido y ser el más odiado por sus amigos. Temen que se quite la vida.

El joven Máximo Thomsen, que lideraba el grupo de los rugbiers que tenían por costumbre salir los fines de semana a mostrar su poder a los golpes, tras la condena judicial, no solo perdió su libertad, también se esfumó su liderazgo.

Ya en el último tramo del juicio, los rugbiers comenzaron a romper el pacto de silencio que había promovido la familia de Thomsen desde que fueron detenidos en Villa Gesell, según publica Perfil

Sucede que su padre, Marciel (56), era el progenitor con peso más fuerte del grupo de jóvenes, no sólo porque en Zárate afirman que tiene un mejor pasar económico, sino también por supuestas vinculaciones pasadas con el poder político.

Así, todos los condenados se encolumnaron detrás de las órdenes de las órdenes del abogado Hugo Tomei y mantuvieron un silencio absoluto, algo que comenzó a romperse incluso antes de que se conocieran las condenas y que explotó luego de conocerse las sentencias condenatorias.

Thomsen pasa sus días en el penal de Melchor Romero desde donde, luego de recibir una dura golpiza de quienes supieron ser sus laderos incondicionales, comenzó a mostrar quiebres que preocupan al personal del servicio penitenciario. Fue esta misma pelea la que llevó a separar a los condenados.

No bien fue trasladado se conoció que mostró duros signos de depresión, algo que supuestamente se incrementa día a día. Incluso, se conoció una nota en la que el mismo Thomsen afirmó sentir “claustrofobia”, pidió disculpas por darle patadas al buzón (la celda donde lo alojan) y pidió ver a un pastor y una Biblia. Esto despertó las alarmas en el Servicio Penitenciario, donde el temor porque intente quitarse la vida llevó a tomar acciones precautorias.

Desde entonces, Thomsen, el joven que más golpeó a Fernando Báez Sosa, causándole la muerte por la que hoy está cumpliendo una condena perpetua, está constantemente monitoriado y asistido por médicos y psiquiátras

Se cumplió un mes de la sentencia del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa que condenó a cinco de los ocho rugbiers a la pena de prisión perpetua. Desde allí, la vida cambió para los implicados: protagonizaron diferentes peleas en el penal y presentaron un preocupante estado de salud mental.

Al momento, los jóvenes todavía se alojan en la alcaidía de Melchor Romero. Mientras, esperan saber cuál será su destino definitivo.

Sin embargo, luego de conocerse el fallo final del Tribunal de Dolores, la relación entre ellos pende de un hilo, ya que las peleas se transformaron en algo habitual.

En dos ocasiones, el grupo se enfrentó a Máximo Thomsen, quien fue considerado «el líder» del grupo homicida y el que «más golpeó» a la víctima. «Hubo una pelea. Se empezaron a putear y se fueron a las manos. La ligó Thomsen y uno le gritó que los hundió a todos«, aseguraron.

Uno de los principales motivos del enojo fue el accionar del abogado, Hugo Tomei. Según los implicados, el letrado acordó con la padres de Thomsen para favorecerlo durante el juicio, lo que significó que los demás acusados reciban «una pena mayor».

Debido a estos reiterados cruces, la justicia definió que los rugbier serán separados. El primero en irse será Matías Benicelli, quien cumplirá su condena perpetua en el penal de Campana.

La salud mental de los rugbiers en la cárcel: «hay temor de que puedan suicidarse»

Tras finalizar el juicio en Dolores, los condenados presentaron un alarmante estado psicológico y de salud mental, que preocupó al Servicio Penitenciario, ante la posibilidad de «autolesiones».

Fuentes penitenciarias revelaron a NA que «los ocho están con una medida de resguardo de integridad física por miedo a que se lastimen ellos mismos por la depresión que padecen», al tiempo que indicaron que «hay temor de que puedan suicidarse».

Thomsen es uno de los rugbiers que presentó mayores síntomas de depresión y ataques de ira. Recién logró calmarse cuando fue visitado por un pastor, quien le entregó una Biblia como material de lectura.

Los abogados que representan a los padres de Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años asesinado a golpes en la puerta de un boliche de Villa Gesell en enero de 2020, apelaron ante el Tribunal de Casación Penal bonaerense el fallo por el que tres de los ocho rugbiers acusados por el crimen – Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y Lucas Pertossi – fueron condenados solo a 15 años de prisión.

Cinalli, Viollaz y Pertossi fueron considerados «partícipes secundarios de homicidio doblemente agravado» y recibieron una pena de 15 años de cárcel. Sin embargo, la defensa de los padres de Fernando Báez Sosa considera que los tres deben ser castigados con prisión perpetua como coautores del hecho al igual que los restantes cinco condenados.

El recurso de apelación, según informó Télam, fue presentado por los abogados Fernando Burlando, Fabián Améndola, Facundo Améndola y Germán Facio, defensores de los padres de Fernando, Silvino Báez y Graciela Sosa, en su carácter de particulares damnificados.

Al igual que lo hicieron días atrás los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García, quienes llevaron adelante la acusación ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de la ciudad de Dolores, los abogados consideraron que en el juicio quedó acreditado que los ocho acusados fueron coautores del delito de «homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas, en concurso ideal con lesiones leves», por lo que deben recibir la pena de prisión perpetua.

La apelación es puntualmente contra la decisión de los jueces María Claudia Castro, Emiliano Lázzari y Christian Rabaia de condenar el 6 de febrero último a Cinalli, Viollaz y Lucas Pertossi a 15 años de cárcel como partícipes secundarios del homicidio de Fernando, a diferencia de Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano y Ciro Pertossi, quienes recibieron la pena de prisión perpetua por la coautoría del asesinato cometido el 18 de enero de 2020 en la puerta del boliche «Le Brique» de Villa Gesell.

Al enumerar los motivos que fundamentan la apelación, los abogados consideraron un «absurdo» o una «arbitrariedad» la sentencia «por carencia de logicidad en la fundamentación y falsa motivación en la determinación del momento en el que se verifica el dolo homicida», al igual que en la «selección y valoración de la prueba para entender como secundaria la participación de los condenados» Cinalli, Lucas Pertossi y Viollaz.

Además, motivaron el recurso en la «errónea aplicación de un precepto legal: concretamente al entender como secundaria la participación de los condenados«.

En base a ello, los representantes de los particulares damnificados pidieron a Casación que revoque la sentencia dictada en esos tres casos y que condene a los acusados a prisión perpetua como coautores de homicidio de Báez Sosa.

Los jóvenes condenados por el homicidio de Fernando Báez Sosa, volvieron a desquitarse con su compañero en la cárcel. ¿Cuáles fueron los motivos?

Máximo Thomsen, condenado a prisión perpetua por el homicidio de Fernando Báez Sosa fue golpeado nuevamente por el resto de sus compañeros rugbiers, en el penal de Melchor Romero, ubicado en la ciudad de La Plata.

Tal como sucedió hace unos días, donde increparon a Thomsen y luego se fueron a las manos, durante un recreo en el patio de la cárcel.

En esta ocasión, según informó Canal Trece, Thomsen habría recibido una golpiza. El joven rugbier había sido señalado por los demás como el responsable de la fallida estrategia judicial que llevaron adelante a lo largo del juicio.

“La relación de los rugbiers atraviesa su peor momento. Una imagen parecida se repitió en la tarde del lunes, cuando varios de los jóvenes insultaron a Thomsen y planean dejar de ser representados por Tomei, letrado que paga la familia del rugbier. Por el momento, dicho abogado sigue siendo el representante de todos”, indicó Big Bang News.

Por su parte, Tomei presentó la apelación respecto a las condenas de prisión perpetua a prisión perpetua para Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi.

De la misma manera, a quiens recibieron la pena de 15 años de cárcel como Blas Cinalli, Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz.

La defensa de los ocho condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa, ocurrido en la madrugada del 18 de enero de 2020 en la localidad balnearia de Villa Gesell, también presentó el recurso de apelación ante el Tribunal de Casación bonaerense, donde insistió con planteos de nulidades, con la figura del «homicidio en riña» para los condenados a prisión perpetua y con la absolución de los tres partícipes secundarios, informaron fuentes judiciales.

De la misma manera en que los fiscales del juicio ya solicitaron ante el mismo tribunal de alzada que los ocho jóvenes condenados sean considerados coautores del «homicidio agravado» de Fernando Báez Sosa (18) y condenados a perpetua, el defensor Hugo Tomei presentó esta mañana su apelación para revertir la sentencia del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores.

Según las fuentes, en primer término, y tal como ya lo había planteado en la instrucción del caso y durante el debate, Tomei pidió que se declare «la ilegalidad» del acto de las indagatorias tomadas a los ocho acusados la noche del 19 de enero de 2020.

De acuerdo a lo planteado por la defensa, en ese procedimiento «falsificaron las actas del expediente entre fiscal, la defensora oficial y dos secretarios del Ministerio Público Fiscal».

En otro punto, la defensa requirió que se declare la «parcialidad» de los jueces integrantes de la Sala 1 de la Cámara de Apelaciones y Garantías de Dolores que el 14 de abril de 2020 confirmaron las prisiones preventivas para los acusados.

La defensa justificó el planteo en que en aquella resolución, los camaristas Luis Felipe Defelitto, Fernando Sotelo y Susana Yaltone llamaron a los imputados «mentirosos, fríos, calculadores, que salieron de cacería humana y que eran poseedores de una maldad inhumana».

A su vez, Tomei reiteró uno de los planteos centrales de su alegato en el juicio, al sostener que se violó «el principio de congruencia» en la sentencia porque, a su criterio, sus clientes llegaron al debate con una acusación genérica y la fiscalía modificó los hechos con una imputación más detallada.

En relación a los tres condenados a 15 años de cárcel como «partícipes secundarios» del crimen -Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23) y Lucas Pertossi (24)-, el abogado le pidió al Tribunal de Casación que sean absueltos.

Y respecto a los cinco sentenciados a perpetua, es decir, Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (23), Matías Benicelli (23) y Luciano (21) y Ciro Pertossi (22), su defensor cuestionó la calificación de «homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas» por la que fueron condenados.

Por ello, insistió con que en todo caso cometieron un «homicidio en agresión tumultuosa», delito contemplado por el artículo 95 del Código Penal y que tiene una pena claramente inferior, que va de los dos a los seis años de prisión.

Según informaron ayer a Télam fuentes judiciales, los fiscales del juicio, Juan Manuel Dávila y Gustavo García, ya habían presentado el mismo recurso ante Casación, pero con el objetivo opuesto al de la defensa, es decir, cuestionar el punto de la sentencia que condenó solo como partícipes secundarios a los imputados que recibieron 15 años de cárcel.

Según argumentaron, Cinalli, Viollaz y Lucas Pertossi tuvieron el mismo grado de responsabilidad que los cinco condenados a perpetua.

Para los fiscales, «no hubo roles», sino que «todos hicieron todo» y «se pusieron de acuerdo para matar a Fernando», de acuerdo a la prueba incorporada durante la instrucción, a 87 testimonios brindados en el juicio y a decenas de videos reproducidos y pericias detalladas en las distintas audiencias.

Por eso motivo, rechazaron la calificación de «partícipes secundarios» impuesta en su fallo del último 6 de febrero por los jueces María Claudia Castro, Emiliano Lázzari y Christian Rabaia, y entendieron que esos tres deben recibir la misma pena de prisión perpetua fijada para los otros cinco.

Fernando Báez Sosa (18) fue asesinado la madrugada del 18 de enero del 2020 a la salida del boliche «Le Brique» en pleno centro de la localidad balnearia de Villa Gesell, tras ser atacado a golpes por un grupo de jóvenes que acababan de ser expulsados de la disco.

Horas después del homicidio, los ahora condenados fueron detenidos en la casa de veraneo que alquilaban a pocas cuadras de la escena del crimen, y actualmente están alojados en la Alcaidía de Melchor Romero, en La Plata, donde continúan alojados a la espera de un posible traslado a una cárcel del Servicio Penitenciario Bonaerense.

El reo Thomsen condenado se disculpó por montar un alboroto en la celda, pidió asistencia religiosa y una Biblia.

Tras las condenas dictadas semanas atrás por el asesinato de Fernando Báez Sosa, los ocho rugbiers argentinos presos desde hace tres años se preparan para una nueva instancia judicial tribunales, esta vez ante la corte suprema del país vecino.

Tal como informáramos, los padres de Blas Cinalli, uno de los presidiarios, contrató por una fuerte suma a un nuevo abogado para que intente obtener una reducción de pena para su hijo.

Mientras tanto, en las últimas horas se conocieron pormenores de la estancia de otro de los condenados, Máximo Thomsen, dentro de la alcaldía del presidio de Melchor Romero, donde el grupo permanece recluido.

Según consigna el medio local A24, Thomsen redactó en las últimas horas una nota en la que afirma sentir “claustrofobia” dentro del recinto y se disculpa por “pegar patadas al buzón”, denominación que se la da a la celda en la jerga carcelaria.

En la esquela, el rugbier pidió ser visitado por un pastor y solicitó que se le entregara una Biblia como material de lectura.

De acuerdo con el citado medio, desde el presidio se expresó que el recluso presentaría angustia y síntomas asociados a la depresión. Por esa razón, se extremaron las precauciones para evitar que el homicida pueda autolesionarse o intentar suicidarse.

El estado anímico de Thomsen decayó notoriamente tras la audiencia donde se dio a conocer su condena, circunstancia en la que lloró y se desmayó.

Fernando Burlando, abogado de la familia de la víctima, dijo que las lágrimas del condenado no surgían del arrepentimiento, sino de la desazón ante su futuro, ya que pasará más de treinta años tras las rejas.