La vacuna anti-COVID desarrollada por el Centro de Epidemiología y Microbiología Nikolái Gamaleya y la compañía farmacéutica sueco-inglesa AstraZeneca generará inmunidad por dos años, informó el director de la institución rusa, Alexandr Guintsburg.
«Como resultado del uso de esta vacuna híbrida de dos componentes, las células de la memoria se formarán mejor, y la vacuna obviamente, protegerá a los vacunados no por tres o cuatro meses, sino por al menos dos años, aunque, por supuesto, se necesitará más trabajo para probarlo experimentalmente», dijo en una entrevista con la cadena Rossiya 24.
Explicó que si un componente de la vacuna se inyecta dos veces, su efectividad cae drásticamente con la segunda administración, pero el uso de dos diferentes componentes, si la inmunidad desarrollada en la primera vacunación no interfiere con el segundo componente, causa una eficacia muy alta de la vacunación y su efecto a largo plazo.
Asimismo, el científico señaló que la farmacéutica AstraZeneca debe realizar la tercera fase de ensayos clínicos de su vacuna en los países que utilizarán el fármaco combinado.
Los ensayos clínicos de la vacuna de Sputnik V y AstraZeneca se llevan a cabo en varios países de Asia y África, indicó.
Se trata de países muy poblados que necesitan gran número de dosis, precisó.
También, reveló que Rusia no está entre los países que utilizarán la vacuna híbrida.
Además, el especialista expresó la esperanza de que las restricciones impuestas para frenar la propagación del virus se levanten en Rusia el año que viene, después de que el 70% de la población se vacune.
«Espero que ese momento en nuestro país llegue en noviembre del próximo año», dijo Guintsburg al recordar que el COVID-19, a diferencia de la gripe, no es una enfermedad estacional y se propaga durante todo el año.
Según el científico, un 92% de los vacunados con Sputnik V recibe una protección total contra el coronavirus.
«Casi el 92% de los vacunados no se enferma, es decir, tiene una inmunidad estéril», especificó.
Por lo tanto, continuó, los 30.000 voluntarios que se administraron la vacuna están «totalmente protegidos de enfermedades graves y moderadas causadas por el virus».
Guintsburg concluyó que los cambios que ocurren en el coronavirus son mutaciones puntuales que no afectan la eficacia de la vacuna.
El 11 de diciembre, AstraZeneca anunció que comenzaría a reclutar personas mayores de 18 años para participar en ensayos clínicos de una combinación de la vacuna que desarrolla junto con la Universidad de Oxford con la inmunización rusa Sputnik V, producida por el centro de Gamaleya.
El objetivo de combinar las dos vacunas es ver si de ese modo se incrementa la respuesta inmunitaria y mejora la protección frente al SARS-CoV-2, el virus que causa la enfermedad respiratoria COVID-19.
El Centro de Epidemiología y Microbiología Nikolái Gamaleya, el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) y la farmacéutica R-Pharm firmaron el 21 de diciembre un memorando de cooperación en la lucha contra el COVID-19 con la multinacional anglo-sueca AstraZeneca.
La vacuna AZD1222, desarrollada por AstraZeneca en cooperación con la Universidad de Oxford, y la vacuna rusa Sputnik V se basan en vectores adenovirales, en los que está incrustada la proteína del virus SARS-CoV-2.
Los adenovirus no son capaces de replicarse, son un sistema para entregar antígenos a las células del cuerpo humano.
Pruebas del fármaco anti-COVID con anticuerpos
Además, Guintsburg informó a Sputnik que las pruebas de un fármaco anti-COVID basado en anticuerpos empezarán en otoño (septiembre-noviembre) de 2021.
En noviembre pasado, Guintsburg informó que el Centro Gamaleya desarrolla un fármaco contra la infección por coronavirus que se basa en anticuerpos, y expresó la esperanza de que el medicamento sea registrado el año que viene.
«En otoño comenzarán, espero, los ensayos clínicos. Espero que empiecen la primera y segunda fase», dijo.
El jefe del Centro Gamaleya destacó que «se utilizan varias tecnologías para recibir esos anticuerpos (…) cuyas características se difieren un poco».
Las pruebas clínicas, según el especialista, se realizan, entre otras cosas, para identificar los posibles grupos de riesgo vulnerables a ese fármaco.
Además, Guintsburg no descartó la posibilidad de que en un futuro próximo en Rusia haya otros fármacos basados en anticuerpos monoclonales.
El jefe del Centro Gamaleya precisó que ese tipo de medicamentos «no tiene nada que ver con la vacuna».
«Se trata de un medicamento terapéutico para el tratamiento de los enfermos de COVID-19», enfatizó.
En cuanto al precio de ese tipo de fármacos, Guintsburg dijo que «no se puede comparar [ese medicamento] con la vacuna, porque la vacuna es mucho menos costosa que ese fármaco, tanto desde el punto de vista de producción como del precio final».
El especialista agregó que con ese tipo de medicamentos, que no se administrará mediante inyección sino por goteo intravenoso, será posible apoyar durante entre siete y diez días el estado de la persona infectada con COVID-19 hasta que su organismo produzca sus propios anticuerpos.
El diario Straits Times comunicó antes que el fármaco utilizado para el tratamiento del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra el COVID-19 fue desarrollado con base en muestras de sangre de tres singapurenses que habían superado el coronavirus.
De acuerdo con el medio, el Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas (NCID, por sus siglas en inglés) de Singapur respondió a una solicitud de cooperación por parte de la compañía estadounidense Regeneron, al acordar no reclamar derechos de propiedad intelectual para el tratamiento.
El NCID, por su parte, informó que inicialmente Regeneron le pidió seleccionar a hasta 20 pacientes que se habían recuperado del COVID-19. El ente eligió a cinco personas, tras lo cual la compañía estadounidense comunicó que disponía de bastantes muestras para desarrollar un fármaco con anticuerpos.